La ofensiva diplomática de May se topa con la férrea unidad europea
El negociador británico acusa a los Veintisiete de retrasar la negociación para elevar la factura del Brexit
Mesa y mantel para tratar de lograr frente al plato lo que no han conseguido decenas de técnicos y equipos de trabajo durante cinco rondas de negociaciones. La cena de este lunes entre el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la primera ministra británica, Theresa May, contribuyó a relajar momentáneamente la atmósfera y continuar la desescalada de tensiones en un Brexit que amenazaba con devenir bronco, brusco y brutal. Pero tras los abrazos de cartón piedra, el vacío que separa a ambas partes sigue siendo abismal. La paz duró poco. Unas horas después de compartir menú, las diferencias volvieron a salir a relucir. "Juegan con la presión del tiempo para ver si pueden lograr más dinero, eso es evidente para todo el mundo", ha acusado este martes el negociador británico David Davis. "La UE no está retrasando nada ni a nadie. Estamos listos y dispuestos a acelerar las negociaciones", ha replicado su homólogo europeo, Michel Barnier.
La cena, lejos de suponer un avance sustancial en las discusiones de salida de Reino Unido de la UE, ha evidenciado la lucha contra la soledad de Theresa May. Con la cita en Bruselas y sus llamadas al presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, la premier británica ha culminado una fallida ofensiva diplomática para desbloquear el Brexit, en la que sus intentos se han topado con el mantra comunitario de "primero la factura". La mano tendida con su discurso en Florencia no ha sido considerada suficiente por sus aliados europeos y, si fuera de Reino Unido May se ha estrellado con el muro de una férrea unidad a Veintisiete, en Londres la mayor amenaza proviene del sector más duro de su propio partido, donde su autoridad está cuestionada desde la pírrica victoria electoral del pasado junio.
Ni rastro de esa hostilidad se percibió este lunes en Bruselas pese al tormentoso precedente de la primera cena seis meses atrás. Al menos en las formas y los gestos. En la velada no corrió la sangre tal como insinuaba el ácido comentario de Juncker previo a la cita: "Veré a la señora May esta noche, hablaremos y luego conocerán la autopsia", dijo haciendo gala de su particular humor. En este segundo episodio, en el que también participaron los negociadores británico y europeo, hubo despedida afectuosa, comunicado conjunto y el compromiso de agilizar la estancada agenda del Brexit. "[Juncker y May] revisaron los progresos en las negociaciones y acordaron acelerar los esfuerzos en los meses venideros", afirma el texto pactado entre ambas partes.
Sin embargo, a solo 17 meses para que se cumpla el plazo de dos años que el artículo 50 establece para las discusiones de divorcio, la realidad sigue anclada muy lejos de las buenas intenciones. Las conversaciones permanecen en punto muerto por los desencuentros en torno a la factura que debe desembolsar Reino Unido. Una cuantiosa brecha separa los 20.000 millones de euros que ofrece Londres de los más de 60.000 que pide la UE. Ese estancamiento también ha desatado inquietud entre las compañías de ambos lados del Canal: "Las empresas están extremadamente preocupadas con el lento ritmo de las negociaciones. Ya se ha perdido un año y la presión por el tiempo está aumentando", afirmaba este martes un comunicado de la patronal empresarial europea.
El equipo británico ha tratado por todos los medios que los líderes europeos, que mantendrán una cumbre este jueves y viernes en la capital belga, aprueben dar poderes a los negociadores comunitarios para pasar a la segunda fase, en la que se tratará la futura relación comercial entre la UE y Reino Unido. Pero los Veintisiete no están por la labor de dejar de lado los compromisos financieros pendientes, y aunque según fuentes europeas ya han comenzado los preparativos para afrontar la parte comercial de la negociación, retrasarán ese momento al menos hasta la próxima cumbre de diciembre. Para entonces esperan que se hayan realizado los progresos suficientes en los tres puntos de la primera etapa: la factura que deberá abonar Reino Unido, los derechos de los ciudadanos británicos y comunitarios, y el futuro de la frontera norirlandesa. "Los Veintisiete pensamos que es extremadamente importante que haya progresos sustanciales en las tres áreas", dijo este martes el ministro de Exteriores holandés, Bert Koenders.
Entretanto, May tiene claro que su futuro político se juega en el Brexit. Este jueves volverá a pisar Bruselas por segunda vez en cuatro días para exponer ante sus homólogos europeos la posición británica. Después dejará la sala para que sus todavía socios discutan los progresos de la negociación y el deseo británico de empezar a tratar la futura relación comercial.
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