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Los xenófobos y neonazis llaman a la puerta del Bundestag

AfD, que en las pasadas elecciones se quedo a las puertas del Parlamento, ya está presente en 13 de 16 cámaras regionales en paralelo a la llegada de refugiados

Carteles de campaña de AfD donde se lee: "¿Cuál es tu motivo para luchar por Alemania?" y "¿Burkas? Nosotros preferimos bikinis".
Carteles de campaña de AfD donde se lee: "¿Cuál es tu motivo para luchar por Alemania?" y "¿Burkas? Nosotros preferimos bikinis".JOHN MACDOUGALL (AFP)

En el tramo final de la campaña electoral, Alemania ha sido testigo de una inédita alianza política destinada a impedir que el partido Alternativa para Alemania (AfD) logre superar el umbral electoral del 5% de los votos para tener representación en el Parlamento Federal. Líderes de la CDU, del SPD, de La Izquierda, de Los Verdes y de los Liberales han formado un frente común para alertar a los electores sobre la amenaza que se cierne este domingo si AfD logra, como pronostican las encuestas, convertirse en la tercera fuerza política con el 13% de los votos. Sería el primer partido ultraderechista en la Cámara desde la Segunda Guerra Mundial.

“Por primera vez desde 1945, nazis reales podrán ocupar la tribuna del Reichstag [edifico del Parlamento]”, advirtió hace dos semanas en una entrevista el ministro de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, al insinuar que en las filas de AfD hay candidatos que añoran las glorias de nazismo. “Ellos quieren hacer estallar Europa y están haciendo de la política de Inmigración una campaña racista y de resentimiento”, denunció el principal candidato del partido Liberal, Christian Lindner, en un acto de campaña.

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El miedo que se ha instalado en las sedes de los partidos tradicionales es real y convenció al ministro de la cancillería y estrecho aliado de Merkel, Peter Altmeier, para que recomendara a los alemanes no salir a votar, con el objetivo de evitar un voto a favor de Alternativa para Alemania. “AfD divide a nuestro país y utiliza las preocupaciones y el miedo de la gente para ganar votos. Son racistas”, sentenció Altmeier.

El partido se quedó en 2013 a las puertas del Bundestag (Parlamento) con un 4,7% de los votos tras una campaña centrada entonces en el rechazo al euro y en el regreso del marco. En paralelo a la crisis de los refugiados que estalló en Europa en 2015 ha logrado entrar en 13 de los 16 Parlamentos regionales.

El rechazo del resto de los partidos no parece preocuparles a los dos principales candidatos de AfD, Alice Weidel, una economista lesbiana de 38 años, y Alexander Gauland, un militante de la CDU y periodista jubilado de 76 años. El lunes pasado comparecieron ante la prensa en Berlín para poner punto final a su estrategia. “Alemania se ha convertido en un refugio seguro para criminales y terroristas de todo el mundo”, dijo Weidel. “La islamización de la sociedad alemana pone en peligro el Estado de derecho”, afirmó Gauland.

Con diversos matices, pero en todos los escenarios posibles, Weidel y Gauland han calificado a la Unión Europea como una construcción antidemocrática, han tachado a la actual élite política alemana como “corrupta e incapaz” y han sugerido que la actual estructura política de Alemania se asemeja a un Estado fallido. También han sostenido que el islam es incompatible con Alemania, han pedido el cierre de las fronteras, el endurecimiento del derecho de asilo y acelerar la expulsión de los extranjeros que representan una amenaza para la seguridad interna.

La última gota en el vaso de las provocaciones la colocó Gauland cuando defendió el papel de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. “Tenemos el derecho de estar orgullosos de los logros de los soldados alemanes en las dos guerras mundiales. Tenemos el derecho a recuperar nuestro pasado”, dijo causando el repudio del resto de la clase política.

Con Weidel y Gaukan como cabeza de cartel, AfD puede obtener este domingo entre un 12% y 13% de los votos, según las encuestas, un resultado que haría posible la presencia de unos 85 diputados el santuario de la democracia germana, un hemiciclo que en esta legislatura ha tenido 631 y que podrían aumentar hasta 680. Y si Merkel se ve obligada a formar una nueva alianza —como la actual gran coalición— con el SPD y Alternativa para Alemania queda tercero, el partido de ultraderecha se convertirá en el mayor grupo de oposición en el Parlamento, lo que le permitiría presidir el influyente comité de presupuesto y abrir la discusión general sobre el presupuesto.

“La llegada de AfD al Bundestag representa una verdadera hazaña política y eso hay que admitirlo. Pero también tenemos que preguntarnos qué hemos hecho mal, para tener diputados nazis en la Cámara”, declaró un influyente militante del SPD a este periódico y que pidió el anonimato.

Varios analistas, como Jakob Augstein, del semanario Der Spiegel, creen que la principal responsable de la futura presencia de AfD en el Parlamento es la canciller Angela Merkel. “Merkel es la madre del monstruo. Ella es responsable del más importante y devastador desarrollo político y social de los últimos 25 años”, escribió Augstein en un comentario que tituló La madre de AfD.

El profesor de Sociología en la Universidad de Leipzig Holger Lensfeld, autor de varios estudios que analizan el miedo de los alemanes a descender en la escala social, como el que sienten los seguidores de AfD, sostiene que el éxito del partido se debe a la llegada de 1,3 millones de refugiados y a un sentimiento generalizado en el país de perder los valores intrínsecos de la sociedad, como es la cultura.

“El SPD, bajo el liderazgo de Sigmar Gabriel, se dio cuenta a comienzos de 2006 de que la crisis de los refugiados alimentaba los movimientos de ultraderecha. Gabriel advirtió de que había que hacer más para defender los derechos de la gente, pero Martin Schulz no se pronunció sobre este tema”, declaró el sociólogo a Der Spiegel. “A los simpatizantes de AfD no les interesa la justicia social, porque más de dos tercios tienen ingresos medianos y altos y califican como muy buena la actual situación económica del país. Ellos tienen la sensación de estar culturalmente abandonados”.

Gracias a la crisis de los refugiados, y si las encuestas no se equivocan, el resultado de las elecciones le abrirá a AfD la puerta del Parlamento, un edificio que se convirtió gracias al genio del arquitecto Norman Foster, en la sede de una democracia transparente, multicultural y pacífica.

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