Orbán mide la fuerza de su órdago ante la Unión Europea
Hungría vota un referéndum contra el sistema de acogida de refugiados acordado por la UE
Los húngaros someten este domingo a las urnas el sistema de solidaridad europeo con los refugiados.El polémico referéndum, un claro desafío a la UE y al modelo acordado de reubicación obligatoria, es una prueba de popularidad para el primer ministro conservador, Víktor Orbán, opositor a la acogida de asilados. Con la victoria del no a las cuotas clara en los sondeos, la cuestión es si el Gobierno logrará movilizar a más del 50% del electorado, requisito para que la consulta sea válida. Por eso ya ha avisado de que, pase lo que pase, políticamente sí contará.
La pregunta que los húngaros responderán hoy deja poco lugar a la duda sobre la intención del Ejecutivo del Fidesz: “¿Quiere que la UE pueda decidir, sin el consentimiento del Parlamento, sobre el asentamiento obligatorio de ciudadanos no húngaros en Hungría?". Más de ocho millones de húngaros están convocados a responder sobre qué modelo de convivencia desean, un año después de que la crisis de refugiados, con la llegada de miles de personas, sacudiese el país.
En este tiempo, la percepción en Hungría –que nunca fue un país muy abierto a los extranjeros-- sobre los asilados y migrantes ha empeorado mucho. Quienes creen que los migrantes deben recibir un trato más humanitario han pasado del 52% de los encuestados a un 44% en el último año, según datos de la consultora Publicus Intezet. El 63% de los húngaros afirma, además, que no es su labor ayudar a los refugiados; hace un año, eran e 64% quienes consideraban que era su deber ayudar. Unas cifras que el Gobierno quiere capitalizar. De hecho, con el rechazo a la inmigración en auge, la mayoría de los partidos de oposición ha hecho campaña por la abstención.
Orbán, que en las últimas semanas ha endurecido sus mensajes contra la inmigración, ha vendido la consulta como una prueba de la soberanía húngara. "El referéndum decidirá cuán fuerte será el país en sus luchas de intereses. Un referéndum fuerte significa una Hungría fuerte. Uno débil, un país débil", ha escrito en el diario Magyar Idök, cercano al Gobierno. Edit Zgut, analista del think tank húngaro Political Capital, apunta que el referéndum es importante para Orbán sobre todo en el terreno europeo. “Su ambición principal es llegar a ser un importante líder en la UE, de ahí que quiera mostrarle al resto su poder”, apunta la experta, que sostiene además que el primer ministro húngaro quiere ser un ejemplo a seguir para el resto de países de la zona.
En un momento en el que su popularidad estaba decayendo, sus medidas contra la inmigración —blindar el país a través de una valla y una dura política de expulsiones— durante la crisis de los refugiados hicieron a Orbán volver a ganar apoyos entre una ciudadanía preocupada. Para la oposición, la postura del Gobierno y la consulta de hoy son una forma de distraer al electorado de otras cuestiones clave. “Orbán ha fallado en solucionar los problemas de la sanidad pública, la educación y la economía, también ha ignorado que dos tercios de os húngaros han salido del país para buscar un futuro”, ha dicho el presidente del Partido Socialista, Gyula Molnár.
El Gobierno húngaro no ha anunciado qué medidas va a emprender con el resultado. Algunas fuentes han deslizado que podría volver a reformarse la Constitución –como Orbán ya hizo para garantizarse más control sobre las instituciones judiciales y económicas, por ejemplo—. Sin embargo, el primer ministro se ha negado reiteradamente a aclarar sus intenciones. El ultraderechista y xenófobo Jobbik, que con el partido de izquierdas debilitado y las formaciones de izquierdas muy tocadas se sitúa ahora prácticamente como segunda fuerza, también ha hecho campaña por el no. De hecho, ha exigido a Orbán que dimita tanto si pierde el no a las cuotas como si no se logra que el resultado sea válido.
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