Merkel planea retirar el permiso a los refugiados que no aprendan alemán
El Gobierno prepara una ley para regular la integración de los solicitantes de asilo
El Gobierno alemán quiere asegurar por ley la integración de los solicitantes de asilo. Para ello, el Ministerio del Interior planea regular las condiciones que los refugiados estarían obligados a cumplir si aspiran a permanecer en el país. Entre otras medidas, deberán aprender alemán si no quieren perder el permiso de residencia.
“No puede ser que aquellos que se niegan a aprender alemán, que impiden la integración de sus familiares (mujeres o niños, por ejemplo), o que rechazan ofertas de trabajo obtengan el permiso tras pasar tres años en Alemania, tal y como ocurre ahora”, dijo el sábado el ministro del Interior, Thomas de Maizière, en una entrevista con la televisión pública ARD. La iniciativa ha obtenido el respaldo del vicecanciller y líder de los socialdemócratas alemanes, Sigmar Gabriel. “No solo debemos apoyar la integración. También tenemos que exigirla”, dijo al tabloide Bild. Pese a todo, Gabriel matizó que para ello habría que asegurarse de que hay suficientes cursos de integración y de idiomas.
El proyecto, que Interior pretende presentar en los dos próximos meses, se suma a otras iniciativas para endurecer la ley de asilo impulsadas por el Gobierno alemán en los últimos meses. Entre otras medidas, el Ejecutivo que dirige la canciller Angela Merkel ha facilitado la expulsión de los solicitantes de asilo procedentes de los Balcanes o del norte de África, ha endurecido las normas para los extranjeros que cometen crímenes en Alemania y ha puesto trabas para el reagrupamiento familiar.
Pese a no disponer aún de datos definitivos, el ministro del Interior dijo que Alemania había recibido el año pasado en torno a un millón de solicitantes de asilo, y que las llegadas a lo largo de 2016 rondarían las 100.000. Merkel y su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), se han comprometido a reducir sustancialmente esas cifras a lo largo de este año. La impaciencia entre los compañeros de filas de Merkel aumentó tras las elecciones regionales del pasado 13 de marzo, en las que la CDU encajó una severa derrota en los tres Estados federados en juego.
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