El rechazo a los refugiados causa una batalla campal en Holanda
Vecinos de una localidad de 15.000 habitantes protestan contra un centro de acogida
Las autoridades holandesas otorgaron en 2014 la condición oficial de refugiado a 6.100 personas (un 52% del total de peticiones recibidas), justo antes de que el flujo de migrantes huidos de Siria e Irak, principalmente, aumentara en Europa. Ahora que las cifras se incrementan —para octubre ya había 11.700 solicitudes— los asilados no son siempre bienvenidos. La noche del pasado miércoles, el rechazo fue frontal en la localidad de Geldermalsen (15.000 habitantes), al este del país, donde se desató una batalla campal entre los vecinos y la policía. Los manifestantes lanzaron ladrillos, latas y petardos y la algarada se saldó con una mujer herida de gravedad, dos agentes lesionados y 14 detenidos. La sala de actos del Ayuntamiento en la que se informaba de la próxima construcción de un inmueble para 1.500 migrantes tuvo que ser evacuada y las fuerzas del orden efectuaron disparos al aire de advertencia.
A pesar de que algunos vecinos aseguraron que los violentos procedían de otros municipios, la policía local ha confirmado que la mayoría de los detenidos reside en la propia ciudad. Rob Nieuwert, el comisario jefe de la localidad, ha admitido este jueves que la situación “se tornó tan peligrosa que dos de los agentes dispararon al aire”. “Creo que hicieron lo adecuado”, agregó el oficial, quien consideró que el ataque “parecía estar organizado”. Un petardo de gran tamaño que se quedó sin utilizar aumentó la tensión por su similitud con una bomba y hubo que llamar a los artificieros.
El centro para refugiados se levantará en una zona industrial en desuso junto a la autopista. Los críticos del proyecto no solo quieren evitar la presencia de los refugiados, que en principio serán solo varones, también les parece que el consistorio actúa movido por intereses financieros. Habilitar el terreno costó cerca de 13 millones de euros.
“La gente dice que tiene miedo de los refugiados y eso me entristece. Espero que la situación vuelva a encauzarse lo antes posible”, ha declarado Miranda de Vries, la alcaldesa, respaldada por el ministerio de Justicia. El secretario de Estado, Klaas Dijkhoff, ha añadido que “así no nos tratamos unos a otros en Holanda”. Según la Oficina Central de Estadística, en los primeros diez meses de este año 6.400 sirios y alrededor de un millar de iraquíes habían solicitado asilo, así como otros 4.300 de distintas nacionalidades. Como el flujo no cesa, el organismo encargado de acogerlos cree que, en total, necesitará “unas 40.000 camas para poder instalar a los demandantes, también de otros países, en centros temporales”.
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