Xi defiende la censura en Internet en un congreso organizado por China
El presidente chino, ante grandes empresas del sector, reclama que cada país dicte sus propias normas sobre el uso de la red en su territorio
China es uno de los países con menor libertad de prensa del mundo. Su control sobre internet se endurece cada vez más. Numerosas páginas de uso diario en el resto del mundo están bloqueadas. Comentarios que las autoridades consideren “rumores” pueden costar tres años de prisión. Pero el presidente del país, Xi Jinping, ha defendido este modelo y la censura enérgicamente este miércoles, al reclamar que cada país tenga derecho a la “soberanía” sobre internet dentro de su territorio.
En un discurso en la pintoresca ciudad de Wuzhen ante más de 2.000 delegados en la II Conferencia Mundial sobre Internet, un foro anual que organiza China desde el año pasado, Xi defendió que “la libertad y el orden” son ambas necesarias en el ciberespacio. “La libertad es para lo que se necesita el orden, y el orden es la garantía de la libertad”, aseguró, haciéndose eco de las mismas palabras que su ministro para el Ciberespacio, Lu Wei, ha venido repitiendo con regularidad desde hace meses.
El ideal de un internet común para todo el planeta, donde florezca el intercambio libre de información, no es una opción para China, según dejó claro su presidente. “Debemos respetar los derechos de los países individuales para que gobiernen su propio ciberespacio”, sostuvo, “ningún país debería buscar la hegemonía cibernética o injerirse en los asuntos internos de otros”.
El presidente chino también lanzó un llamamiento a la unidad de todos los países en contra del ciberespionaje, los ciberataques o una carrera de armamento cibernético.
El foro de Wuzhen forma parte de los esfuerzos de China por defender sus posiciones frente a una audiencia global. Entre los participantes se encontraban el primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, y el pakistaní Nawaz Sharif.
Figuraban también representantes de las grandes empresas chinas en internet, desde el servidor Baidu, el portal Tencent y el gigante del comercio electrónico Alibaba. También se encuentran presentes, según los organizadores, ejecutivos de multinacionales occidentales como Apple, IBM, Microsoft, Siemens o Qualcomm.
China es el país con mayor número de internautas del mundo, casi 670 millones según el Centro de Información sobre Internet de China. Cuenta con 4,13 millones de páginas web y 600 millones de cuentas en redes sociales como Weibo y WeChat, los equivalentes respectivamente a Twitter y Whassapp.
Pero también controla estrictamente, y cada vez de manera más minuciosa, lo que se dice en internet, otrora un espacio de relativa libertad. Facebook, Twitter, YouTube, Google o la agencia de información Reuters y este mismo periódico están bloqueados. En este país -al que Reporteros Sin Fronteras sitúa en el puesto 176 de un total de 180 en su Índice sobre Libertad de Prensa de 2015-, desde 2013 está vigente una ley que impone hasta 3 años de prisión a aquellos que sean declarados culpables de esparcir “rumores” por las redes, y que ya ha silenciado a célebres blogueros. El año pasado fueron detenidas cerca de 200 personas por incumplimiento de esa legislación.
En una ilustración de las contradicciones del modelo que propone Xi, el periódico hongkonés South China Morning Post, recientemente adquirido por Alibaba, publica que los medios extranjeros que cubren la cumbre han recibido un código que les permite saltar la censura y acceder a las páginas bloqueadas. Los reporteros chinos no han recibido un trato similar.
Mientras hablaba Xi, en Pekín se encuentra a la espera de sentencia el abogado Pu Zhiqiang, uno de los mayores defensores de la libertad de expresión en China. Pu fue juzgado este lunes por haber colgado 7 comentarios en sus cuentas en redes sociales en los que critica al Partido Comunista y a algunos de sus funcionarios, y pone en duda la eficacia de la política represiva de China en la región de Xinjiang, cuna de la minoría uigur, de religión musulmana. El régimen chino considera que esas opiniones han fomentado el desorden social y el odio étnico.
“Bajo el disfraz de la soberanía y la seguridad, las autoridades chinas están intentando reescribir las normas de Internet, de modo que la censura y la vigilancia sean la norma en todas partes. Eso es un asalto indiscriminado contra las libertades de Internet”, considera Roseann Rife, directora de Investigación para Asia Oriental de Amnistía Internacional.
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