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ANTHONY L. GARDNER | EMBAJADOR DE WASHINGTON EN BRUSELAS

“En EE UU aún no hay debate sobre el acuerdo comercial con la UE”

"Es la negociación más transparente en la que hemos participado", sostiene el diplomático

María Sosa Troya
Anthony L. Gardner, embajador de EE UU ante la UE.
Anthony L. Gardner, embajador de EE UU ante la UE.Claudio Álvarez

De firmarse, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, conocida por sus siglas en inglés, TTIP, creará la mayor zona de libre comercio del mundo. Estados Unidos y la Unión Europea negocian desde hace año y medio las bases de este acuerdo, del que poco ha salido a la luz. Anthony L. Gardner (Washington, 1963), embajador de EE UU ante la UE desde el pasado marzo, es el encargado de defender la posición del Gobierno de Barack Obama en sus conversaciones con la Comisión Europea. Tras asistir en Madrid a unas jornadas organizadas por la Fundación Aspen Institute España, reconoce que la preocupación por las consecuencias de este pacto probablemente crecerá en su país a medida que se vayan revelando detalles del mismo.

Pregunta. ¿En qué punto se encuentran las negociaciones?

Respuesta. Estamos en un buen momento, a punto de celebrar la octava ronda de negociación en Bruselas [en febrero próximo]. Creo que hemos conseguido mucho. Aún estamos en una fase relativamente temprana. Y tratamos asuntos muy complicados, no solo cuestiones arancelarias, también no arancelarias, relacionadas, por ejemplo, con divergencias regulatorias. Queremos alcanzar un acuerdo ambicioso.

P. En un principio se preveía que las negociaciones finalizaran este año. Ahora se dice que lo harán en 2015. ¿El hecho de que Obama no disponga de la Autoridad de Promoción Comercial [que establece que el Congreso solo puede aprobar o rechazar un acuerdo comercial, pero no introducir enmiendas] está influyendo en la negociación?

R. No lo está haciendo. Ni complica ni ralentiza nuestra capacidad para negociar este acuerdo. Todo parece indicar que las elecciones no tendrán un impacto negativo ni en las negociaciones del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica ni en las del TTIP. Hay una mayoría republicana en el Congreso que quiere promover la Autoridad de Promoción Comercial y los acuerdos de libre comercio. Confío en que la obtengamos en los próximos meses.

P. Hay una gran preocupación en la sociedad europea respecto al mecanismo de resolución de conflictos entre inversores y Estados (ISDS, en sus siglas en inglés). ¿Cuál es la postura de EE UU?

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R. Estamos perplejos por cómo el ISDS se ha convertido en un asunto tan politizado en tantos países, sobre todo los germano-parlantes. Este tribunal de arbitraje es una parte importante en un acuerdo de libre comercio ambicioso del siglo XXI. La mayoría de los miembros de la UE comparten nuestra postura. El ISDS estaba incluido en el mandato de negociación que el Consejo entregó a la Comisión Europea. Hay muchas ideas equivocadas respecto al ISDS, como que las empresas normalmente ganan, cuando son los Estados quienes suelen hacerlo. O que el ISDS pretende interferir en los derechos de los Estados a legislar. El ISDS sirve para que el inversor pueda recurrir a él en caso de expropiación, cuando no haya habido un proceso con garantías o cuando no se le haya tratado de forma justa y equitativa. Hay algunas críticas válidas respecto a cómo ha funcionado este mecanismo en el pasado. Hemos incorporado sugerencias para mejorar.

P. Otra de las críticas es la falta de transparencia de las negociaciones.

R. Son las más transparentes en las que EE UU o la UE han participado, en términos de documentos que han sido hechos públicos y de las consultas realizadas antes y después de cada ronda de negociación. ¿Podemos mejorar? Sí. Estamos estudiando cómo hacerlo.

P. El mandato negociador del Consejo a la Comisión tardó más de un año en publicarse.

R. No puedo comentar la decisión del Consejo de permitir a la Comisión publicar el mandato. El contenido estaba disponible al público mucho tiempo antes. Todo el mundo lo conocía.

P. En la UE únicamente siete eurodiputados pueden acceder a la sala en la que se guarda la documentación de la negociación. Y solo pueden portar papel y bolígrafo.

R. Todo lo que puedo decir es que nosotros estamos limitados por lo que entregamos al Congreso. En EE UU hay un gran número de personas autorizadas a conocer nuestra posición en la negociación, dentro y fuera del Congreso.

P. ¿En qué consisten las críticas al TTIP en EE UU?

R. No hemos tenido un verdadero debate acerca del TTIP. La idea de firmar un acuerdo de libre comercio con una región con la que compartimos valores no es controvertida. No creo que se genere un debate respecto al peligro de que se rebajen nuestras normas, por ejemplo. Desafortunadamente, esto sí está ocurriendo en Europa. En EE UU, cuando comencemos a dar detalles de las negociaciones, probablemente aumentará la preocupación. Ahora no veo que exista una oposición seria al TTIP.

P. Para la UE es importante acabar con la discriminación en los concursos de obras públicas en EE UU, algo que establece la legislación Buy American.

R. En primer lugar, es algo que debe decidir el Congreso. En segundo lugar, es incorrecto decir que nuestro mercado de contratación pública es mucho más cerrado que el europeo. Tenemos unos niveles casi idénticos de acceso a contratos públicos. Unos 360.000 millones de dólares en contratos públicos están abiertos a empresas de ambos lados del Atlántico. No en todos los casos, pero sí hay compañías europeas concurriendo en igualdad de oportunidades en concursos públicos en EE UU. La parte europea debería centrar su petición de cambio en áreas que sean esenciales y asequibles en lugar de proponer acabar con esta norma.

P. ¿Existe riesgo de privatización de los servicios públicos en la UE?

R. Los críticos sostienen que el TTIP puede influir de alguna forma en la decisión de los Estados, por ejemplo, respecto al sistema público de salud. No vamos a interferir con la capacidad de los Estados de decidir cómo desarrollar los servicios públicos esenciales.

P. Pero los servicios públicos que ahora mismo son prestados por compañías privadas, ¿podrían ser desarrollados por empresas estadounidenses?

R. Por supuesto. Cualquier tratado de libre comercio aborda la cuestión de la no discriminación.

P. ¿Está EE UU presionando para que Europa levante la mano respecto a los transgénicos?

R. Los organismos genéticamente modificados no tienen nada que ver con este acuerdo. Y la Comisión ha sido muy clara. Nosotros no queremos forzar a los europeos a consumir comida que no quieren comer. Un asunto totalmente diferente es el papel que juega la ciencia en la toma de decisiones a nivel europeo. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha dictaminado repetidamente que son seguros. Y son importantes desde un punto de vista económico para las exportaciones de EE UU.

P. ¿Este tratado solo beneficiará a las grandes empresas?

R. No, aunque eso sea lo que se perciba. Este acuerdo beneficiará a las pequeñas y medianas empresas. La mayoría de los beneficios vendrán de la reducción de divergencias en asuntos no arancelarios. Las pymes tienen menos recursos para lidiar con la burocracia que las grandes compañías.

P. ¿Cuándo estará listo el TTIP?

R. El año que viene va a ser importante. Necesitamos evitar fijar plazos. Es el contenido quien tiene que guiar el calendario, y no al revés. No obstante, el próximo año necesitamos mostrar avances.

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Sobre la firma

María Sosa Troya
Redactora de la sección de Sociedad de EL PAÍS. Cubre asuntos relacionados con servicios sociales, dependencia, infancia… Anteriormente trabajó en Internacional y en Última Hora. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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