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Tracy Reinaldet | abogado de Alberto Youssef

“Nos preocupa la integridad física de nuestro cliente”

La defensa del cambista y experto en blanqueo de dinero cuenta las condiciones de Youssef, tras llegar a un acuerdo con la justicia

Alberto Youssef, da testimonio en Brasilia en 2005.
Alberto Youssef, da testimonio en Brasilia en 2005.J. A. (AE)

Tracy Reinaldet es uno de los abogados de Alberto Youssef, personaje decisivo en la compleja Operación ‘Lava Jato’ que trata de desmontar la corrupción en torno a la mayor empresa de Brasil: Petrobras. El cambista y experto en blanqueo de dinero, preso desde el inicio de la investigación, llegó a un acuerdo de colaboración con la justicia. Sus confesiones dieron un vuelco a la causa. A finales de octubre, en la misma víspera de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, fue internado unos días por una dolencia cardiaca; la Policía Federal debió desmentir de inmediato los rumores de que había sido envenenado por alguna de las numerosas partes interesadas en esta trama. Reinaldet habló con EL PAÍS en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, donde está recluido su cliente.

Pregunta: ¿Cuáles son las razones del aislamiento de su defendido?

Respuesta: El aislamiento es una medida preventiva habitual de la Policía Federal para que no tenga contacto con los otros detenidos y no pueda intercambiar información sobre el proceso abierto.

P. Los recientes problemas de salud de su cliente son conocidos, y su internamiento en un primer momento produjo numerosas suspicacias. Tengo entendido que siguen ustedes solicitando que salga de prisión.

R. Su situación es preocupante. Los médicos están comprobando la incompatibilidad entre su estado de salud y la cárcel. Está muy debilitado, lleva preso muchos meses [desde marzo] y ha perdido bastante peso. La Policía Federal, no obstante, está facilitando que se le aplique tratamiento médico en la propia cárcel.

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P. ¿Por qué el acuerdo de delación de su cliente no permite el arresto domiciliario, como en el caso de Paulo Roberto Costa o Julio Camargo?

R. Los acuerdos de delación premiada son personalizados, cada colaboración tiene un marco técnico-jurídico diferente. No siempre son iguales. El caso de Alberto es distinto al de Paulo Roberto Costa fundamentalmente por la reincidencia de Alberto, que ya tuvo un acuerdo de colaboración y ahora ha llegado a un segundo acuerdo. Eso le lleva a estar preso.

P. Ayer en algunos medios salieron informaciones acerca de testimonios de detenidos que denuncian extorsiones a la hora de negociar los sobornos, referidas a la cancelación de contratos si no pagaban. Relacionan con ellos a Youssef. ¿Cuál es su reacción?

R. Alberto jamás extorsionó a persona alguna. Conozco su situación procesal y su historia muy bien; puedo asegurárselo. De todas formas, no conozco los testimonios porque algunos están bajo secreto de sumario. Es cierto que algunos testimonios han revelado extorsiones de partidos políticos para cobrar sobornos. Pero Alberto jamás utilizó la amenaza para cobrar valores, etc.

P. ¿Los partidos extorsionaban, entonces, a través de Youssef?

R. Lo que yo he entendido es que habrían existido esas extorsiones, y después Youssef era el que recibía las cantidades pactadas. Pero no que él extorsionara: quien le conoce sabe que no es capaz de ese tipo de actos.

P. ¿Sí reconoce haber sido parte del esquema corrupto?

R. No estaríamos aquí si no fuese así. Ha confesado sus actos y colabora con la justicia.

P. ¿El “premio” es la reducción de la pena futura?

R. Puede ser la reducción de la pena o una ventaja relativa al régimen de cumplimiento (abierto, semi abierto, domiciliario).

P. Varios de los detenidos están aquí por los testimonios de Youssef y habitan a pocos metros de él. ¿Siente algún tipo de temor?

R. Es obvio que la protección de la integridad física de mi cliente nos preocupa mucho, a él y a nosotros, pero no creo que vaya a ocurrir algo en ese sentido. Del otro lado no son personas afectas a ese tipo de actividades; no tenemos a fecha de hoy ningún dato objetivo para temerles. Pero no voy a mentirle: el cuidado existe, y la preocupación también.

P. ¿Visita usted a su defendido diariamente en la cárcel?

R. Tenemos derecho a media hora, aunque los agentes están mostrando mucha comprensión y a veces la conversación se alarga un poco más.

P. ¿Tiene usted contacto con algunos otros de los detenidos?

R. No, en absoluto.

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