La Unión Europea advierte a Putin contra toda acción en Ucrania
Moscú anuncia el envío al Donbás de un convoy humanitario “sin escolta”
El presidente ruso, Vladímir Putin, informó este lunes al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, de que Moscú, junto con representantes de la Cruz Roja Internacional, enviará a Ucrania un convoy con ayuda humanitaria, una misión que se realizaría “sin escolta militar”, como precisó poco después un portavoz del Kremlin.
La respuesta de la Unión Europea fue tajante: Bruselas apoyará el envío de una misión humanitaria a las regiones de Lugansk y Donetsk (este de Ucrania) si ésta cuenta con el respaldo del Gobierno ucranio y si Naciones Unidas se compromete a liderarla. Así se lo comunicó Barroso a Putin y a su homólogo ucranio, Petró Poroshenko, en llamadas telefónicas.
Al hacer explícitos ambos condicionantes, los Veintiocho marcan una línea roja con la que pretenden evitar que la misión humanitaria se convierta en una operación militar encubierta de Moscú en las regiones orientales de Ucrania, tal y como denunció la OTAN la semana pasada y vienen haciendo Washington y Kiev desde hace días.
Bruselas solo apoya una misión liderada por la ONU y con el beneplácito de Kiev
Horas después de la advertencia de Bruselas, fuentes de la presidencia ucrania anunciaron el respaldo de Barack Obama a la propuesta de Kiev, es decir, una “misión humanitaria internacional” bajo la égida de la Cruz Roja Internacional y con participación de la UE, Rusia y otros países.
La conversación mantenida entre el dirigente comunitario y el ruso no fue fácil. Putin, según un comunicado del Kremlin, evaluó “las causas que motivaron la crisis” ucrania y “llamó especialmente la atención sobre las consecuencias catastróficas de la operación militar que desarrollan las autoridades de Kiev en las regiones surorientales”.
Moscú afirma que no tiene intenciones de invadir Ucrania, pero del otro lado no lo creen. Anders Fogh Rasmussen, el jefe de la OTAN, reiteró este lunes que ve “una gran probabilidad” de que Rusia intervenga militarmente en el este de Ucrania, y afirmó que la Alianza no ha detectado ningún signo de que el Kremlin esté retirando los miles de soldados que ha desplegado en las cercanías de la frontera.
Mientras el abismo de la desconfianza mutua no hace más que profundizarse, en el frente de batalla las fuerzas gubernamentales ucranias continúan su ofensiva, cuyo próximo objetivo es Donetsk, la capital de la provincia rebelde del mismo nombre. Según anunció Andréi Lisenko, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional ucranio, Kiev ha instado a la población civil de Donetsk y Lugansk a abandonar “provisionalmente” esas ciudades, en las que se lanzará “una operación para liberarlas y eliminar a los terroristas”, es decir, los separatistas.
La población del este ucranio continúa tratando de huir de la guerra. La mayoría lo hace a Rusia, donde han encontrado refugio al menos 730.000 personas, según los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados; otras 117.000 se han registrado como desplazados en Ucrania. Quienes no pueden o no quieren abandonar sus casas, tienen que soportar, junto con los bombardeos, la escasez de alimentos y medicina, y, en algunos lugares, la ausencia de agua potable y luz eléctrica, una coyuntura que ha dado pie a las diferentes propuestas de acción humanitaria como las que nuevamente enfrentan a Rusia y Occidente.
Barroso habló también con el presidente Poroshenko. Durante la conversación trataron, entre otras cosas, del problema del gas y la reanudación de las negociaciones entre Bruselas, Kiev y Moscú. El Parlamento ucranio tiene previsto debatir este martes posibles sanciones a Rusia, incluida la prohibición de las importaciones de Gazprom, el monopolio estatal ruso.
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