Rousseff entregará la Copa al capitán del equipo campeón
La presidenta brasileña confirma a los medios que ella entregará la Copa del Mundo al capitán del equipo campeón
Tras muchas especulaciones, y ante un grupo de medios extranjeros entre los que se encontraba este diario, la propia presidenta brasileña, Dilma Rousseff, confirmó en Brasilia el viernes que ella entregará este domingo la Copa del Mundo al capitán alemán o argentino en el estadio de Maracaná. “No tengo lo que se dice muchísimas ganas.... pero bueno”, dice, medio en broma, con énfasis en la palabra “muchísimas”. No se adivina si la reticencia tiene que ver con el hecho de que Brasil no vaya a ser campeón o al abucheo que recibió el día de la inauguración, en el estadio de Itaquerão, en São Paulo, el pasado 12 de junio.
Y no le dio tiempo a responder, porque la siguiente pregunta le hizo cambiar de tema. ¿A quién va a apoyar, a Argentina o a Alemania? “No voy a dar pistas sobre eso. Yo asisto a ese partido como jefe de Estado”, se justificó. “Y lo que esconde mi corazón no se lo digo a nadie”, añadió, en tono distraído. La presidenta recibió antes de que comenzara el Mundial al mismo grupo de periodistas y lo recordó: “Me acuerdo de la cara de ustedes cuando yo les dije que el Mundial sería un suceso. No me creían, me miraban con desconfianza, como si se dijeran para ustedes mismos, ‘habla así porque es la presidenta'”, dice. Y agregó: “Pero ningún pronóstico negativo se ha cumplido”. Y después enumeró el rosario de previsiones catastróficas que circularon en la prensa días antes de que la pelota echara a rodar.
Los periodistas, más allá del asunto organizativo, querían saber la opinión de la presidenta sobre el 7-1. “Un partido no puede destruir una selección”, dice Rousseff. Aunque añade que la derrota puede tener un efecto positivo sobre la gestión del fútbol en Brasil. Para ella, un país en el que en el pasado jugó Pelé y Garrincha y que es la séptima economía del mundo tiene condiciones para que los buenos jugadores se queden en el país y no emigren a clubes europeos. “Alemania pasó por un proceso similar, cuando perdió la Eurocopa en 2000, y entendió que necesitaba una renovación”, sostiene. Afirmó que si los campos construidos para la Copa del Mundo son ya patrimonio de los brasileños, sus mejores jugadores también lo deben ser. Comentó después que para eso sería necesario que los clubes fueran saludables desde el punto de vista financiero.
Después pasó a hablar de política: “No conozco ningún país que no haya emprendido una profunda reforma del Estado”. También dijo que es necesario comenzar a reducir la burocracia en Brasil: “Somos un país que adora el sello y la póliza. Una herencia colonial”.
Según Rousseff, los caminos del futuro de Brasil pasan por la educación, la innovación y las infraestructuras. Estos son, para la presidenta, los pilares para que el país asuma su dimensión continental y recupere sus atrasos históricos. “Fuimos el último país del continente en construir una universidad”, recordó. También, aseguró, hay que acelerar la expansión de los servicios públicos, una de las reivindicaciones de las manifestaciones que sacudieron Brasil hace poco más de un año. Hay voluntad política para hacerlo y recursos, garantizó. “En 35 años, Brasil puede obtener 800.000 millones de dólares del petróleo”, destacó. “No hay ninguna posibilidad de que Brasil falle como país”. Un periodista le recordó que, de cualquier forma, el crecimiento del PIB en la actualidad es anémico. No disimuló cierta incomodidad con la pregunta. Tal vez porque ya la ha tenido que responder muchas veces. “Aseguraron que la Copa del Mundo iba a fracasar, y no ha sido así. Dijeron en Davos que era el momento de los países desarrollados, que los emergentes estaban acabados, y no ha sido así. Dijeron también que se iba a producir una tormenta perfecta desde el punto de vista económico, y tampoco ha sido así. ¿Qué es eso de que el crecimiento es pequeño y solo en Brasil? El mundo entero está creciendo muy poco”, zanjó.
Da la impresión de que se ha enfadado. Pero vuelve al buen humor del principio cuando un periodista alemán le pide, una vez más, que hable de los efectos de la derrota por 7-1 frente a Alemania. Recuerda entonces a Paulo Vanzolini, un conocido zoólogo y compositor de samba que escribió aquello de “volta por cima” (superarse, levantarse). No hay duda: la presidenta se siente más fuerte después de este Campeonato del Mundo. Incluso a pesar de que hoy, probablemente, tenga que enfrentarse a otro abucheo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Dilma Rousseff
- Presidente Brasil
- Mundial 2014
- Fase final
- Mundial fútbol
- Presidencia Brasil
- Brasil
- Copa del Mundo
- Fútbol
- Gobierno Brasil
- Sudamérica
- Latinoamérica
- Campeonato mundial
- Gobierno
- América
- Competiciones
- Economía
- Administración Estado
- Deportes
- Administración pública
- Partido de los Trabajadores
- Partidos políticos
- Política