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Una constructora de Brasil es denunciada por trabajo esclavo y trata de personas

Unos 500 empleados de Odebrecht vivían en malas condiciones en Angola

Marina Rossi

El Ministerio Público del Trabajo de Brasil inició un proceso judicial el pasado 13 de junio contra el grupo Odebrecht, una de las mayores constructoras del país y responsable por las obras de tres estadios del Mundial, por trabajo esclavo, malas condiciones laborales, tráfico internacional de personas, cercenamiento de la libertad, retención de documentos, entre otros delitos. Las denuncias están relacionadas con la construcción de una central de caña de azúcar en Angola entre 2011 y 2012, y fueron protocoladas después de la publicación de un reportaje de la BBC Brasil al final del año pasado. Un total de 500 trabajadores brasileños fueron supuestamente afectados.

De resultar condenada, la empresa brasileña deberá pagar 500 millones de reales (225 millones de dólares) en indemnizaciones. “Además de la multa, calculada a partir de criterios de gravedad de los hechos y capacidad financiera de la empresa, Odebrecht estará inhabilitada para recibir financiamiento público para futuros proyectos”, explicó el procurador Rafael de Araújo Gomes en el documento de la denuncia. Según el Ministerio Público, las obras fueron llevadas a cabo con el financiamiento del Banco Nacional del Desarrollo Económico y Social (BNDES); es decir, con dinero público. La entidad negó que esté relacionada a la obra.

Los empleados fueron llevados a Angola para trabajar en las obras de la empresa Biocom, una compañía angoleña que es socia de Odebrecht, junto a Sonagol Holdings y Damer Industria, también angoleñas. Allí, eran sometidos a condiciones indignas de trabajo, sobre todo en lo que se refiere a instalaciones sanitarias, alimentación y agua potable, según la denuncia. “Los testigos relatan que, a la hora de comer, les servían carne que, se imaginaban, era bovina. Sin embargo, a partir de informaciones del cocinero, los trabajadores descubrieron que se trataba de carne de [la sepiente] jiboia”, según el documento.

“Además a las condiciones degradantes, la Odebrecht fue condenada en otras decenas de acciones judiciales”, dice el procurador Gomes. “En 2008, la compañía fue denunciada por este mismo motivo en otra obra en Angola”, añade.

Además de las malas condiciones de trabajo, la empresa está acusada de reclutar ilegalmente a trabajadores, “primeramente en territorio nacional y enseguida en el exterior, una hipótesis típica de tráfico de seres humanos”, según la denuncia. Todos los trabajadores fueron enviados al exterior con un visado de 30 días, pero, según Gomes, permanecieron en Angola por más tiempo. Muchos llegaron a ser arrestados por no tener papeles. “Biocom/Odebrecht llevaba a cabo los procedimientos y mintió a la embajada de Angola. Los trabajadores no estaban viajando para quedarse solo 30 días”, explica Gomes. “Además, la empresa no tiene un certificado del Ministerio del Trabajo brasileño que autoriza la salida de esos trabajadores”, añadió por teléfono. La empresa también les quitó a muchos de sus empleados el pasaporte, según la denuncia. “Este era el procedimiento de Biocom/Odebrecht cuando los trabajadores llegaban a Angola”, dice.

Biocom rechazó todas las acusaciones en un comunicado. “La empresa niega vehementemente las condiciones de trabajo sugeridas en el reportaje, tanto de sus integrantes como de sus socios. La empresa cumple rigurosamente la legislación laboral en todas sus operaciones en Angola”, dice.

La empresa informó, además, que ningún portavoz se iba a manifestar sobre el caso ya que todavía no había sido notificada. Según Gomes, la notificación llegará en la próxima semana. La Odebrecht fue creada en la década de los 40 en el Estado de Bahia y es hoy una de las mayores empresas brasileñas. El año pasado, facturó 97.000 millones de reales (47.000 millones de dólares), y tuvo un lucro neto de 491 millones de reales (220 millones de dólares).

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Sobre la firma

Marina Rossi
Reportera de EL PAÍS Brasil desde 2013, informa sobre política, sociedad, medio ambiente y derechos humanos. Trabaja en São Paulo, antes fue corresponsal en Recife, desde donde informaba sobre el noreste del país. Trabajó para ‘Istoé’ e ‘Istoé Dinheiro’. Licenciada en Periodismo por la PUC de Campinas y se especializa en Derechos Humanos.

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