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Una huelga de maestros desafía al Gobierno de Argentina

Los paros de docentes marcan la agenda de otros sindicatos en la lucha por conseguir sueldos a la altura de la inflación

Francisco Peregil
Jorge Capitanich, el ministro de Trabajo y dirigentes de los sindicatos de educadores
Jorge Capitanich, el ministro de Trabajo y dirigentes de los sindicatos de educadoresEFE

Argentina se va acercando lentamente a la hora de la verdad. El Gobierno presentó en enero un nuevo índice de precios que pone fin a los siete años de manipulación estadística. Pero una vez asumido el engaño, la tarea monumental consiste en frenar la inflación. No hace falta recurrir a ningún Nobel de Economía para saber que una de las formas más eficaces de reducirla es conseguir que los salarios se queden por debajo de la inflación real, situada en un 30%. Pero eso conlleva huelgas y manifestaciones. Las primeras del año laboral acaban de empezar.

Estamos ante un clásico del panorama político argentino. Se apaga el verano austral, arranca el curso legislativo y el año escolar tendría que haber empezado el miércoles, después del carnaval. Pero los docentes de 19 de las 24 provincias argentinas -incluida la ciudad de Buenos Aires- han emprendido paros de 48 y 72 horas. Rechazaron un aumento en sus sueldos del 22% hasta dentro de un año y otro aumento del 9% a partir de junio de 2015. El columnista de La Nación Joaquín Morales Solá escribió el miércoles: “La propuesta no sería mala si la Argentina fuera Alemania. La diferencia, no menor, es que aquí no se sabe a cuánto trepará la inflación en los próximos 60 días. ¿Para qué hablar de lo que podría suceder dentro de un año y medio”.

En algunas provincias como Córdoba, Santa Fe, San Luis, o la ciudad de Buenos Aires, se lograron acuerdos con subidas de entre el 31 y 33%. Pero los docentes de esas administraciones secundaron la huelga en solidaridad con sus compañeros.

La presidenta, Cristina Fernández, se veía venir el paro. Por eso, en su discurso de apertura del año legislativo el pasado sábado, hizo mención al tema: “No puede ser que cada año sea un parto el inicio de clases por la discusión salarial. (…) Uno muchas veces tiene la sensación de sentirse rehén porque los chicos tienen que empezar las clases, porque a la familia se le complica toda la vida si los pibes no van a clases. La gente tiene que laburar, la gente tiene que hacer cosas”.

El discurso ante los diputados, senadores y cientos de militantes que abarrotaban los palcos del Congreso duró dos horas y cincuenta minutos. Fernández hizo un recorrido por los logros de 11 de años de Gobiernos kirchneristas y fue aplaudida en 135 ocasiones, según consta en la transcripción taquigráfica del discurso. Pero en ningún momento mencionó la palabra inflación. Lo mismo sucedió en 2013. Esa vez su alocución de apertura del curso legislativo duró tres horas y cuarenta minutos. Y tampoco mencionó la palabra. A pesar de eso es imposible esconderla. La inflación irrumpió detrás de las huelgas que organizaron miles de policías en diciembre pasado generando cientos de saqueos y una decena de muertos. Y está detrás de los reclamos salariales que piden los docentes.

Lo que firmen finalmente los maestros servirá de referencia para el resto de sindicatos: construcción, transporte, sanidad… Uno de los principales empresarios del país indicó ayer a este periódico que ya había previsto en sus presupuestos unos aumentos del 30%. “Pero me daría con un canto en los dientes si al final firmo por el 30%. La gente ha perdido mucho nivel adquisitivo con la devaluación de enero”, indicó la citada fuente.

Varios de los gremios convocantes de la huelga son grandes aliados del Gobierno. Fernández ya les viene advirtiendo desde hace un mes que no se deben limitar a “plantearse como única solución el aumento de salarios y punto”. Y les ha animado a que se dediquen a vigilar a las grandes cadenas de supermercados para que cumplan el pacto de precios fijado con el Gobierno el pasado diciembre. Pero esos precios forman solo una parte de la inflación. El resto, tiene mucho que ver con los salarios. Y los salarios de los maestros están entre los más bajos del país.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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