“No vamos a permitir que los fascistas del Oeste decidan por nosotros”
Una gigantesca estatua de Lenin centra los enfrentamientos en Járkov, la antigua capital Las tensiones entre las comunidades se disparan
El relevo de poder en Kiev ha calentado los ánimos en Járkov, la segunda ciudad de Ucrania y la antigua capital de la República Soviética de Ucrania desde 1919 hasta 1934. El monumento de Lenin, que se alza en la plaza de la Libertad, ha dividido a los habitantes de esta localidad de casi 1,5 millones de habitantes. Unos quieren derribarlo y otros se oponen a que “su” Lenin de granito rojo, que es considerado el más grande de Europa (e incluso del mundo), sea desalojado de su pedestal de forma precipitada y violenta y sin debate previo, como está ocurriendo con los monumentos al fundador de la URSS en otros lugares de Ucrania.
La mayoría de los que defienden la estatua de Lenin no es que sean partidarios de Lenin ni del leninismo, sino que, sobre todo, están categóricamente en contra de que sean “forasteros” del Oeste quienes le pongan la soga al cuello al fundador de la URSS. Ciudadanos entre los que hay profesores, ferroviarios, empresarios, defienden la estatua porque Lenin es “un recuerdo de los abuelos”, un “símbolo para nuestros padres” y a fin de cuentas “nuestra estatua, sobre la que tenemos que decidir nosotros por nuestra cuenta y no esos fascistas del Oeste”, según diversas explicaciones que dieron el miércoles a esta corresponsal las personas que montaban guardia alrededor del monumento.
La estatua de Lenin estuvo directamente en peligro a partir del sábado por la noche
La estatua de Lenin estuvo directamente en peligro a partir del sábado por la noche, cuando quedó claro que el régimen de Víctor Yanukóvich había sido sustituido en Kiev por otro provisional y cuando los dirigentes de la provincia y la ciudad, el gobernador Mijaíl Dobkin y el alcalde Guennadi Kernes, desaparecieron con rumbo desconocido, tras una jornada bastante movida. En Járkov se había reunido el sábado el congreso de las regiones del este y sur de Ucrania y en la calle había habido una significativa representación de partidarios del Euromaidán.
Los defensores de Lenin afirman que el sábado por la noche emisarios del Oeste trataron de derribar a Vladímir Ilich. La tensión llegó a tal nivel que incluso los líderes del Euromaidán de Járkov, en minoría en la ciudad, han tenido que rectificar y abandonar ideas previas sobre la necesidad de desalojar a Lenin. Ahora, son partidarios de que el futuro de Lenin se decida en referéndum sin precipitación, según afirma Serguéi Zhadán, un reconocido autor en idioma ucraniano que es oriundo de Járkov.
Desde el edificio de la Administración Provincial, ocupado por los partidarios del Euromaidán, Zhadán, que es uno de los abanderados del nuevo régimen a nivel local, se dedicaba el miércoles a hacer llamamientos tranquilizadores a sus conciudadanos (en idioma ruso), pero una gran parte de ellos desconfía de las intenciones de las nuevas autoridades. “No lo destruirán hoy, pero lo destruirán mañana”, afirmaba una ciudadana que montaba guardia junto a la estatua. En Ucrania la ley solo contempla plebiscitos nacionales, pero no locales.
Cinco votos nos faltaron para poder quitar la estatua”
Yevgueni Zajárov
“Cinco votos nos faltaron para poder quitar la estatua”, manifiesta Yevgueni Zajárov, jefe de la Asociación de Helsinki de Járkov y que era diputado local en agosto de 1991, cuando tras el fracaso del intento de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov, se sometió a votación el eliminar el monumento a Lenin. “Conseguimos tan solo rebautizar la plaza, que antes se llamaba Félix Dzherzhinski (el fundador de la policía política soviética)”, dice Zajárov. “Quitar a Lenin de ahí, con lo que pesa, es una tarea compleja que exige un estudio técnico y un instrumental adecuado”, afirma Zajárov, que en estos momentos trabaja en la recogida de datos para investigar las responsabilidades por la violencia que ha causado muertos en Kiev y heridos en escaramuzas en Járkov. El miedo es aún patente en los dos bandos, los que están alrededor de Lenin y los que se agolpan frente a la Administración Provincial. Entre estos últimos hay muchos enmascarados con cascos y palos. Cuándo se les pregunta la razón, afirman que tienen miedo a las represalias y a la violencia.
No está claro en qué medida tienen todavía razones para inquietarse, ahora que el antiguo gobernador provincial de Járkov, Arsén Abákov, es el nuevo responsable del Ministerio del Interior y, en calidad de tal, está intentando integrar y subordinar en él a los miembros de los distintos grupos armados que han formado el Euromaidán.
En cuanto a los “emisarios” del Oeste, que, según los reunidos en torno a la estatua de Lenin, llenan las dependencias de la administración policial, esta corresponsal no encontró a ninguno de ellos y todos los enmascarados con los que conversó, que fueron muchos, aseguraban ser de Járkov y mantener las máscaras por miedo a represalias.
Al alcalde lo acusan de haber creado un sistema de recogida de impuestos paralelo e ilegal.
Los partidarios del Euromaidán quieren la dimisión del gobernador Mijaíl Dobkin y del alcalde Guennadi Kernes. El cese del gobernador Dobkin ya lo han conseguido, pero a Kernes no le pueden echar porque los alcaldes en Ucrania, a diferencia de los gobernadores, son elegidos en votación popular. Al alcalde lo acusan de haber creado un sistema de recogida de impuestos paralelo e ilegal, pero tanto sus partidarios como sus detractores coinciden en que como máximo responsable de Járkov ha conseguido que la ciudad haya mejorado mucho bajo su mandato. Las nuevas autoridades han dado orden de búsqueda y captura contra Evgueni Zhilin, el líder de Oplot, una organización que apoyó a las fuerzas de Intervención especial (las BERKUT) contra los manifestantes en Kiev. Oplot es una entidad surgida en los ambientes de los clubs de hinchas de fútbol que exaltan la fuerza y que cultivan diversos mitos. En Ucrania existen muchos de estos clubes, que se mueven en terreno resbaladizo entre la ideología y la violencia y que en ocasiones se involucran o son instrumentalizados para causas políticas. En cuanto a los BERKUT que participaron en la represión en Kiev, ahora han sido disueltos y despedidos. Los miembros de estas brigadas de élite dependientes del Ministerio del Interior se sienten traicionados y están desmoralizados sin saber qué hacer, señalan medios informados. Esperan un líder pero el líder no ha aparecido, afirmaron.
Por otra parte, en Simferópol, la capital de Crimea, se celebraron sendos mítines de activistas prorusos y tártaros, que de vez en cuando se enzarzan en peleas. Sin embargo, la sesión del Soviet Supremo de Crimea que debía decidir sobre la secesión de Crimea no se celebró “por falta de quórum”, señalan las agencias informativas. En Crimea, precisamente, se podría instalar un museo al aire libre de estatuas de Lenin si triunfan las ideas del ministro de turismo local.
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