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Cumbre Europea

Europa va a por el fraude fiscal

Los líderes de la UE pactan tener listo antes de fin de año el intercambio automático de información contable y la directiva que perseguirá la ingeniería fiscal en empresas

Foto de los líderes europeos en la cumbre de hoy en Bruselas.
Foto de los líderes europeos en la cumbre de hoy en Bruselas.Thierry Roge (EFE)

Si usted es un dentista alemán y posee una cuenta en Liechtenstein para pagar menos a Hacienda, tenga cuidado. Si dirige una multinacional que ha optado por la “planificación fiscal agresiva” (uno de los mejores eufemismos de los últimos tiempos) para pagar un 1% de impuestos donde más le convenga, también debería estar atento: los Veintisiete van a por usted. Siempre hay que poner cautelas en ese tipo de anuncios, pero los jefes de Estado y de Gobierno de la UE lanzaron este miércoles una clara señal política en la lucha contra la evasión fiscal. La Unión dio a conocer un paquete de medidas con un calendario ambicioso y, sobre todo, un mensaje rotundo, basado en que las grietas deben sellarse, en que no se puede tolerar que se escape un billón de euros al año por las alcantarillas del sistema, y menos con la que está cayendo.

Las medidas más impactantes son dos. Por un lado, el intercambio automático de información contable: fin del secreto bancario para personas, para fondos y para todo tipo de sociedades, que se aplicará en toda la UE y con países como Suiza antes de fin de año (si los calendarios, que en este caso son indicativos, se cumplen). Por otro, la puesta en marcha de la directiva para combatir la ingeniería contable de las empresas, que llegará también antes de 2014. Ambas propuestas vienen a subsanar las fisuras más evidentes por las que se escapan miles de millones de euros al fisco.

“Esta es una crisis sin precedentes y eso hace posible poner en marcha medidas que hace solo unos meses eran una quimera”, afirmó el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy. La canciller Angela Merkel fue algo más comedida y calificó de “importantes progresos” las conclusiones del Consejo, “después de muchos años sin avances”. “La impunidad se ha acabado”, dijo con la fanfarria de las grandes ocasiones el presidente francés, François Hollande, muy señalado tras el escándalo protagonizado por su exministro de Hacienda, que durante 20 años mantuvo una cuenta no declarada en un banco suizo.

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Al inicio de la crisis, allá por 2008, ya hubo declaraciones con ese mismo tono grandilocuente. Todo acabó en agua de borrajas. Los líderes se juramentaron hoy en Bruselas para que esta vez sea diferente, para que la ciudadanía pueda tener, en esta ocasión, un acto de fe para con Europa. Los Veintisiete aducen que esta crisis es tan dura y ha dejado las arcas públicas tan vacías que esas medidas son imprescindibles. EE UU se ha puesto a hacer exactamente lo mismo: eso pone las cosas más fáciles. Y, por último, la opinión pública ya no aguanta más escándalos, más CD con banqueros y ministros entre los defraudadores, más informaciones acerca de que la declaración le sale a devolver a Apple en España mientras un asalariado que gana 30.000 euros al año paga un tipo medio del 18% en el IRPF.

La Gran Recesión abre una vía a nuevas formas de política: está en marcha la tasa sobre las transacciones financieras, la Unión Bancaria y ahora también ese paquete contra la evasión fiscal, tras décadas en las que los Gobiernos se especializaron en mirar hacia otro lado. “Tal vez los calendarios acaben siendo más lentos. Quizá el resultado final sea algo más modesto. Pero hay un innegable impulso político en todo el mundo del que la UE pretende sacar provecho”, explicaron fuentes comunitarias. El documento de conclusiones es lo suficientemente explícito como para que, a pesar de la interminable lista de fracasos de los últimos tiempos, los eurócra-tas aseguraran anoche que lo aprobado es una especie de plan antifraude en toda regla, con un par de novedades sobresalientes.

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Bruselas presentará en junio la directiva que garantiza el intercambio automático de información para toda clase de rentas. Ese es el finiquito para el secreto bancario: las haciendas tendrán información en tiempo real de los rendimientos obtenidos en otros países a través de cualquier vehículo de inversión. Austria y Luxemburgo han bloqueado históricamente ese paso, pero se quedan sin argumentos: Bruselas tiene un mandato para extender esa medida a Suiza, Liechtenstein, Mónaco, Andorra y San Marino, que tradicionalmente competían con esos dos países. Los Veintisiete aseguran que hay “consenso”: a la luz del acuerdo, Austria y Luxemburgo desvinculan (en principio) la luz verde a la directiva del ahorro de la firma de pactos con Suiza y compañía. Aun así, es posible que ese punto del acuerdo sufra retrasos y se aplique solo parcialmente, según las fuentes consultadas. Buena parte de los avances son atribuibles al efecto mimético del activismo de Washington, que ha aprobado una ley que obliga a la banca internacional a facilitar información sobre sus clientes estadounidenses o aplicar retenciones del 30%.

Además, la Comisión presentará antes de fin de año una directiva sobre planificación fiscal agresiva y deslocalización de beneficios. Tanto la OCDE como los foros internacionales (G-8 y G-20) están sobre la misma pista. Apple, Google y otras multinacionales están en el ojo del huracán por esas prácticas. Hay todavía un par de medidas adicionales: la UE aprobará en junio un mecanismo de acción rápida contra el fraude del IVA, y se compromete a revisar la directiva sobre el lavado de dinero.

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