El regreso de Sócrates agita las aguas políticas en Portugal
El ex primer ministro socialista vuelve al país y reaparece en televisión tras dos años de silencio
Tras perder las elecciones, dimitir de la secretaria general del Partido Socialista portugués (PS) y pasarse casi dos años en el más absoluto silencio, en París, estudiando Ciencia Política, José Sócrates, ex primer ministro portugués, ha decidido volver a la vida pública como comentador. Y una única entrevista concedida ayer a la televisión pública portuguesa, en la que se exime de la mayor parte de responsabilidad por el estado económico del país, ha servido para agitar las ya de por sí convulsas aguas políticas portuguesas.
Sócrates, en su primera respuesta, advirtió que no piensa optar a ningún cargo político ni tiene como objetivo postularse como futuro candidato socialista ni a primer ministro ni a Presidente de la República. De esta manera salía al paso de la oleada de rumores e interpretaciones de toda laya que el anuncio de su entrevista había levantado en el país. “Estoy aquí simplemente para tomar la palabra, para dar mi versión, mi visión y mi punto de vista. Hay un tiempo para todo y ya ha pasado el tiempo de callar. Ahora considero mi derecho, y mi deber, hablar, aunque no tenga ningún plan para volver a la vida política activa”, aseguró el ex primer ministro en el programa especial que acogió su entrevista, titulado, significativamente, El fin del silencio.
Sócrates decidió abandonar la vida pública tras perder las cruciales elecciones del verano de 2011, unas elecciones convocadas después de que el primer ministro socialista pidiera, en abril, 78.000 millones de euros al FMI, el BCE y la UE a fin de evitar la bancarrota del país. De ahí que el actual primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, le acuse de haber entregado el país a la troika y de haberle entregado un Estado al borde de la quiebra, muy difícil de gestionar. Sócrates quiso recordar, en primer lugar, que el origen de la crisis hay que buscarlo en unos mercados internacionales que persiguieron beneficios por encima de todo, y luego se defendió de las acusaciones más concretas: “Yo no entregué el país a la troika. Yo concebí un plan de ajuste económico que fue aprobado en marzo de 2011 en Bruselas, que podía haber evitado el rescate, como han sido evitados en España e Italia con la misma fórmula, pero que aquí, la derecha, el partido de Passos Coelho, fiel a Europa por otra parte, tumbó en el Parlamento. Fue esa decisión política la que empujó a Portugal al rescate”. Y añadió: “Yo tenía una solución que fue rechazada. Por eso considero que no es mi responsabilidad”.
El ex primer ministro portugués, además, cuestionó la forma en que el actual Gobierno está tratando de salir de la crisis, con la receta de austeridad a machamartillo: “Es como si estuviésemos en un agujero y nos dedicáramos a escarbar aún más. ¡Paren ya de escarbar!”. Los periodistas le recordaron que él, y no otro dirigente político, fue el que firmó con la troika las condiciones que Portugal debía de cumplir para tener acceso al macro préstamo de los 78.000 millones de euros. “Sí, pero este Gobierno está aplicando leyes y practicando cortes y ajustes que no estaban en el memorándum de condiciones que se firmó con la troika. El Gobierno está aplicando el doble de austeridad de lo que estaba acordado”.
Sócrates también acusó al actual Gobierno de extender un pesimismo y una falta de voluntad por todo el país. “Es como el verso de Dante en la Divina Comedia, ese que dice ‘a los que aquí entréis, abandonad toda esperanza’. Este Gobierno puede decir siempre que quiera lo que no le gusta, lo que no quiere hacer, eso lo hace muy bien, pero en algún momento deberá decir lo que le gusta, lo que quiere…”
El anuncio de la entrevista de Sócrates, hecho público el lunes pasado, así como su intención de comentar la actualidad política una vez por semana en la cadena pública RTP, sin cobrar, ha convulsionado la vida pública portuguesa. El ex primer ministro carga con una reciente herencia difícil y polémica (el hecho de firmar el acuerdo con la troika, el hecho de haber perdido las últimas elecciones), pero es un político puro, con carisma, capaz de reponerse y de hacer sombra, sólo desde su púlpito televisivo, al primer ministro y –lo que puede ser peligroso para el PS portugués- al actual secretario general de los socialistas lusos, António José Seguro, al que más de uno acusa de falta de personalidad y de tirón popular.
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