Europa mantendrá la austeridad pese a detectar el malestar italiano
El presidente de la Eurocámara culpa a los recortes del resultado
La cura de austeridad que recorre el espinazo de Europa ha tumbado a todos los Gobiernos sometidos a las urnas desde que arrancó la crisis y ha sacado a las calles a millones de ciudadanos contra unas recetas herederas del dogma de Bruselas. Con mayor o menor agrado, todos los mandatarios admiten que las políticas de recortes que han sumido a la UE en la recesión les pasan factura electoral. Todos menos Bruselas, la capital de donde proviene la amarga medicina. Los dirigentes comunitarios se niegan a reconocer el nexo entre la austeridad excesiva y el hartazgo ciudadano en las elecciones y ofrecen una única salida al conflicto: continuar con la senda de recortes.
“Es importante que Italia prosiga con las reformas para un crecimiento sostenible y la creación de empleo. La Comisión seguirá trabajando en estrecha asociación con Italia para afrontar estos desafíos”, aseguró el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, en Dinamarca. Tanto Rehn como los portavoces comunitarios se esforzaron en destacar el crecimiento como objetivo último de todos los recortes, de forma que puedan justificarse los sacrificios realizados por los ciudadanos. “Si pedimos esfuerzos no es por nosotros, es por los italianos. El nivel de deuda es insostenible”, abundó en Bruselas uno de los portavoces de la Comisión, que defendió que las políticas europeas no dictan solo austeridad.
Aunque la complejidad del resultado italiano impida análisis rotundos, una de las conclusiones más evidentes es que más de la mitad de los electores han respaldado dos opciones muy diferentes entre sí —los populismos de Beppe Grillo y de Silvio Berlusconi— pero con un vínculo común: el rechazo frontal a las políticas de Bruselas. A eso se le suma el castigo en las urnas a Mario Monti, primer ministro tecnócrata y candidato modélico de Bruselas. La Comisión quiso este martes alabar de nuevo las reformas de Monti y negó que la falta de mejoría económica en Italia se deba a que el rumbo estaba equivocado. “Nunca dijimos que esto daría resultado en seis meses; 15 meses no son suficientes para ver los efectos”, justificó en conferencia de prensa el portavoz del Ejecutivo comunitario tras las múltiples preguntas de los periodistas sobre si este resultado debiera llevar a reformular la estrategia aplicada en Europa.
La respuesta más clara a esa duda la ofreció hoy Alemania, principal guardián de la de austeridad. El ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, marcó con nitidez el camino que espera del nuevo Gobierno: “Las autoridades políticas en Roma saben que Italia necesita continuar con una sólida política de reformas y consolidación, que asegure la confianza de los ciudadanos y los mercados”. Por eso “la política de consolidación y reformas debe continuar con el nuevo Gobierno”, zanjó.
La única institución que animó a leer los resultados como una contestación a Bruselas fue el Parlamento Europeo. Su presidente, Martin Schulz, compareció expresamente ante la prensa para advertir de las consecuencias del resultado electoral: “Tomémonos esto en serio. Los ciudadanos están dispuestos a hacer sacrificios, pero solo si conducen a una mejora”.
El mandatario socialdemócrata alemán admite que buena parte del descontento —no solo en Italia— apunta a Bruselas: “Las reglas europeas se han decidido con el apoyo de Italia y el presupuesto italiano se ha decidido en Italia, pero la percepción pública es que esto viene de Europa”. Más en clave italiana, el eurodiputado español del Partido Popular Luis de Grandes reflexionó: “Pensar que Monti podía ser una referencia, con Berlusconi de nuevo en la brecha, era un error. Siempre es una osadía dar por muerto a Berlusconi”.
Solo un elemento aúna los discursos de la Comisión, el Parlamento y los líderes de los Estados miembros: la necesidad de superar la inestabilidad política que deriva de estos resultados. El ascenso vertiginoso de las primas de riesgo italiana y española al confirmarse los datos y las caídas de las Bolsas europeas alertan de que los mercados siguen teniendo en su poder el último veredicto.
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