Obama inicia su lucha para demorar la aplicación de nuevos recortes drásticos
El presidente insta al Congreso a que pacte una reducción del gasto y una reforma impositiva que evite la entrada en vigor de un recorte de 1,2 billones de dólares
El presidente de Estados Unidos instó este martes al Congreso a que pacte un paquete provisional de medidas que incluya una serie de recortes “razonable” y una reforma impositiva para evitar la ejecución de una reducción drástica e indiscriminada del gasto nacional y de defensa de 1,2 billones, que entraría en vigor de manera automática el próximo 1 de marzo. Barack Obama pretende prorrogar la puesta en marcha de esos recortes unos meses a través de una solución a corto plazo hasta lograr que el Capitolio llegue a un acuerdo definitivo para reducir el déficit.
Este radical recorte del gasto público, denominado sequester en EE UU, debía entrar en vigor el 2 de enero, pero el acuerdo in extremis para evitar el abismo fiscal al que se llegó un día antes, provocó que se prorrogara dos meses su ejecución. “Si el Congreso no puede aprobar de manera inminente un paquete de medidas amplio para evitar que entre en vigor el recorte, creo que debería aprobar otro centrado en recortes del gasto y en una reforma impositiva que retrase unos meses más los devastadores efectos económicos que se derivarían”, indicó Obama en una comparecencia ante los medios de comunicación.
El sequester forma parte de la Ley de Control Presupuestario que el presidente firmó en 2011 y que establece que, si el Congreso es incapaz de llegar a un acuerdo para reducir el déficit, se aplicará de manera automática y a lo largo de 10 años una serie de recortes del gasto público por un total de 1,2 billones de dólares
El sequester forma parte de la Ley de Control Presupuestario que el presidente firmó en 2011 y que establece que, si el Congreso es incapaz de llegar a un acuerdo para reducir el déficit, se aplicará de manera automática y a lo largo de 10 años una serie de recortes del gasto público por un total de 1,2 billones de dólares. Esa reducción afectaría de manera significativa al Pentágono –su presupuesto se vería reducido en 487.000 millones de dólares en la próxima década- y a otros programas públicos.
Obama siempre ha defendido que esos recortes nunca llegarían a aplicarse y este martes ha advertido sobre los efectos negativos que para la recuperación económica se derivarían de no lograrse un acuerdo para evitar su entrada en vigor. “Ya conocemos las consecuencias para la economía de nuestra disfunción política”, ha dicho el presidente. La Oficina de Presupuestos del Congreso ha estimado que permitir la ejecución de los recortes podría suponer una caída del 0,7% del PIB. Esta semana se ha conocido que la economía estadounidense se contrajo un 0,1% en el cuatro trimestre del 2012.
El presidente ha defendido la misma teoría que esgrimió durante las negociaciones para evitar el abismo fiscal como receta para impedir la entrada en vigor el 1 de marzo de la nueva batería de recortes: una reducción de la inversión pública en determinadas áreas compensada con una reforma impositiva que elimine determinadas exenciones fiscales a los más ricos y a determinadas empresas.
Obama ha indicado que las propuestas que le planteó al presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, en diciembre “siguen encima de la mesa”. Una oferta que Boehner ha rechazado de manera rotunda inmediatamente después de que el presidente terminara su rueda de prensa, asegurando que no volverá a tolerar una nueva subida de impuestos a los más ricos, como la que tuvo que asumir para evitar la entrada en vigor del abismo fiscal. “Creemos que hay una manera mejor para reducir el déficit”, señaló su comunicado.
El 1 de marzo no es la única fecha límite en materia de déficit que acucia a EE UU. Si el Congreso no acuerda un presupuesto antes del 19 de mayo, fecha en la que expira la prórroga para ampliar el techo de deuda, el país se verá obligado a suspender pagos al no poder pedir más dinero prestado para pagar sus deudas.
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