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Estados Unidos acelera su implicación militar en África

Níger autoriza una base de 'drones' estadounidenses para apoyar la guerra de Malí

Antonio Caño
Un avión no tripulado estadounidense aparcado el pasado mes de junio en el aeropuerto militar de Kandahar.
Un avión no tripulado estadounidense aparcado el pasado mes de junio en el aeropuerto militar de Kandahar.MASSOUD HOSSAINI (AFP)

Estados Unidos ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de Níger para la instalación inmediata en ese país de una base de aviones sin tripulación (drones), que será utilizada para apoyar la operación militar de Francia en Malí y que significa el comienzo de una mayor implicación militar norteamericana en la lucha contra el terrorismo islámico en el norte de África.

Con ese acuerdo, el Pentágono podría empezar en un breve periodo de tiempo vuelos de observación y misiones de espionaje sobre el territorio de Malí, así como desplegar un número indeterminado, aunque en principio reducido, de tropas para el desarrollo de esa labor. No se descarta que, en una fase posterior, los drones pudieran servir para atacar directamente a los grupos identificados como enemigos, como ocurre actualmente en Pakistán, Afganistán y Yemen.

La presencia militar norteamericana en Níger, cuyo alcance no ha sido oficialmente confirmado en Washington, representa un giro significativo en la guerra contra el terrorismo, hasta ahora concentrada en Oriente Próximo y Asia, con la apertura de un nuevo frente en África. EE UU solo disponía hasta ahora en ese continente de una base en el pequeño estado de Yibuti, con capacidad para unos 2.000 soldados y que se usaba fundamentalmente para las acciones en Yemen, del que lo separan los pocos kilómetros del estrecho de Bab el Mandeb.

Esa base, sin embargo, queda demasiado lejos para las operaciones en la zona de Malí, Argelia, Libia y Mauritania, que es donde parecen estar concentradas las fuerzas de Al Qaeda en el Magreb Islámico, una ramificación de la organización original del desaparecido Osama bin Laden.

EE UU apoyó desde el principio la incursión de Francia en Mali y pretende coordinar su propio despliegue con el Gobierno francés

El acuerdo alcanzado con Níger, del que informaron primero varios medios norteamericanos y que ayer fue confirmado, según la agencia Reuters, por fuentes oficiales de ese país, permitirá a EE UU tener instalaciones militares en una zona del desierto de Agadez, en el norte de Níger, cerca de las fronteras con Malí y Argelia.

“Níger ha dado luz verde para la utilización desde su suelo de drones de vigilancia para mejorar la recolección de información de los movimientos islamistas”, afirma la fuente citada por Reuters. El diario The New York Times asegura que EE UU está negociando un acuerdo similar con Burkina Faso, en la frontera sur de Mali, y The Wall Street Journal añade que la presencia permanente de drones podría extenderse incluso a Argelia, un país con el que Washington mantiene buenas relaciones y que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó en octubre pasado para analizar la situación de seguridad y la amenaza extremista.

El comando africano de las fuerzas armadas norteamericanas (Africom), con base con Alemania, no ha querido comentar estas informaciones, por su contenido estratégico y reservado. Su jefe, el general Carter Ham, visitó Níger este mes de enero para negociar el acuerdo ahora conocido.

La penetración militar en África, aunque prudente y limitada, es compleja y arriesgada. EE UU se involucra en una región en la que no tiene mucha experiencia y contra un enemigo del que no tiene suficiente información. Cualquier revés inesperado, como un ataque islamista directo contra los intereses norteamericanos, podría acelerar una crisis a la que no está claro cómo se podría responder.

La estrategia que se diseña en África parece acorde, sin embargo, con el modelo de implicación militar que Barack Obama favorece desde que llegó a la Casa Blanca. Incrédulo sobre la eficacia de las grandes operaciones terrestres, su Gobierno favorece misiones limitadas y precisas en sus objetivos, como el ataque en Libia. Por lo demás, el peligro que la expansión terrorista en África representa ha sido reconocido en los últimos días por la propia Clinton y por la presidenta del comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein.

EE UU, que apoyó desde el principio la incursión de Francia en Malí, pretende coordinar su propio despliegue con el Gobierno francés. Al final de la pasada semana, Obama habló por teléfono con Francois Hollande, y el secretario de Defensa, Leon Panetta, con el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian.

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