Chile decide el futuro político del último portavoz de Pinochet
Por primera vez en 16 años, la oposición se une para destronar al alcalde Cristián Labbé, exministro del dictador, en las elecciones municipales de este domingo
El alcalde Cristián Labbé Galilea, que dirige hace 16 años la comuna de Providencia, una de las mejores zonas de la capital chilena, es la única autoridad del país elegida democráticamente que todavía defiende en público –y sin problemas- la figura y obra de Augusto Pinochet. Durante la dictadura fue un hombre de extrema confianza del general: miembro de la policía secreta, la DINA, fue escolta de su casa y luego jefe de su seguridad personal. Al finalizar el régimen, entre 1989 y 1990, su último ministro portavoz. Y, tras la llegada de la democracia, su amigo. Miembro de su anillo más íntimo, como pocos, hay quienes señalan que el dictador lo quería como si fuese su hijo. Y él, como a un padre.
Coronel retirado amante de las tradiciones nacionales, fanático de las rancheras mexicanas y coleccionista de esculturas de personajes históricos como Napoléon, Labbé viajó 14 veces a Londres para visitar a Pinochet durante su detención en la capital británica, entre octubre de 1998 y marzo de 2000. “Nos reíamos mucho y ahí hicimos un gancho muy fuerte. El estaba decaído y yo sentía que lo podía levantar”, recordó hace unos meses el edil. Para exigir su retorno a Chile, y en reclamo por el proceso judicial que levantó el juez Baltasar Garzón, se negó a recoger la basura de la sede diplomática española, ubicada en Providencia, clausuró el instituto chileno-británico de cultura y les quitó las plazas de aparcamiento reservadas.
La biografía política del exmilitar de 64 años, archiconocida por el país y los electores de su comuna, no ha impedido que ostente un alto apoyo en las urnas. Labbé ejerce su cuarto período, su respaldo ha aumentado sostenidamente y, en las últimas elecciones de 2008, un 64% de los vecinos de Providencia le concedió nuevamente su voto. Militante de la Unión Demócrata Independiente (UDI), uno de los partidos de Gobierno, desde 1996 ha sido respaldado por ciudadanos que valoran su gestión municipal y no les importa su ideología. Las cifras y los cálculos electorales hacían pensar, hasta hace unos meses, que Labbé era imbatible en esta zona donde tradicionalmente gana la derecha. Y que la idea de sacarlo de la alcaldía estaba destinada al completo fracaso.
El escenario, sin embargo, ha cambiado radicalmente para el coronel: la oposición se ha unido para intentar destronarlo y la batalla electoral en Providencia se ha transformado en el centro de atención de las elecciones municipales de este domingo en Chile, donde se renovarán los líderes de los 345 comunas del país.
La candidata que amenaza al alcalde es Josefa Errázuriz, de 59 años, socióloga, sin militancia y de larga trayectoria como dirigente vecinal de Providencia. Hasta el 13 de mayo pasado, era una completa desconocida para la inmensa mayoría de los chilenos. Ese día, sin embargo, venció en las elecciones primarias organizadas para escoger al contrincante de Labbé. El proceso fue inédito: aunque participaron solamente 3600 vecinos, de un total de 156.600 electores, sectores independientes y de oposición se unieron por primera vez desde 1990 para definir a un retador único en una elección. Desde entonces, la postulante se ha transformado en el símbolo de la renovación en un país donde la clase política –Gobierno, Parlamento y partidos de todas las tendencias- sufre una profunda crisis de legitimidad.
El alcalde, que ha manifestado no tenerle miedo a las elecciones, al comienzo reaccionó con confianza: "Cuando quieren reemplazar a un gerente que está haciendo bien el trabajo por una dueña de casa, el problema es de ellos y no mío", dijo Labbé en julio. Las encuestas, sin embargo, comenzaron a mostrar que la candidatura de Errázuriz era competitiva. De acuerdo a un estudio del periódico La Tercera, en agosto obtenía un 50% de respaldo frente un 42% de Labbé.
Desde entonces, no ha concedido entrevistas ni ha participado en debates con su contrincante, y ha apostado a la publicidad callejera y resaltar sus éxitos de gestión.
Pero, ¿qué explica que ahora se haya organizado una campaña en su contra y no en los 16 años anteriores? Fundamentalmente, las medidas impopulares que el coronel tomó en medio de las protestas estudiantiles de 2011: los desalojos de los colegios tomados con ayuda de la policía y la cancelación de la matrícula de 93 alumnos. El alcalde argumentó que los jóvenes habían provocado destrozos equivalentes a dos millones de euros, pero los tribunales ordenaron su reincorporación y calificaron de “arbitraria” la medida. “La justicia le está echando parafina al movimiento estudiantil”, dijo el exmilitar.
Otro de los episodios que explican la indignación contra Labbé sucedió en noviembre pasado, cuando convocó a un homenaje al exbrigadier Miguel Krassnoff, condenado a 144 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Cerca de 500 personas se enfrentaron a la policía para evitar el evento y una de las principales avenidas de Providencia fue, durante la tarde entera, un campo de batalla. En esa ocasión, el alcalde defendió el acto, que fue condenado por el Gobierno y los partidos oficialistas y de oposición.
El resultado de la elección de este domingo dependerá de la 11.928 personas que cambiaron su domicilio electoral a Providencia, alentados por la campaña de oposición a Labbé, y de la fuerza que finalmente demuestre en las urnas la candidata Josefa Errázuriz, que se ha dedicado a marcar las diferencias de estilo con su contendiente. El aludido se siente atacado injustamente: “La única forma de hacerle una raya al tigre es politizando la campaña con que la dictadura, con que el ‘Sí’ y el ‘No’ (del plebiscito), que el militar... Eso tiene un prejuicio tremendo”.
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