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La crisis siria centra la cumbre de América del Sur y Países Árabes

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, responsabiliza a los países desarrollados de las dificultades de la economía internacional

Los líderes sudamericanos y de los países árabes, reunidos en Lima en la III Cumbre ASPA
Los líderes sudamericanos y de los países árabes, reunidos en Lima en la III Cumbre ASPAROBERTO CACERES (AFP)

Los tres mandatarios que inauguraron ayer la tercera Cumbre de América del Sur y Países Árabes (ASPA) hicieron un llamamiento a una solución negociada de la crisis en Siria, y se espera que la Declaración de Lima lo incluya entre los 70 puntos que suscribirán los líderes de 22 naciones árabes y 11 de los que conforman la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).

El secretario general de la Liga Árabe, Nabil Al Araby, como primer orador del evento, declaró que la crisis siria es un desafío en su región: “Ninguna iniciativa ha surtido efecto y, con sinceridad, el resultado de la crisis puede ser catastrófico no solo para Siria, sino para toda la región”, lamentó.

La cumbre ASPA fue una iniciativa del Gobierno de Brasil y se realizó por primera vez en Brasilia en 2005; la segunda se celebró en Catar en 2009. La tercera debía haber tenido lugar en Lima el año pasado, pero se suspendió debido a las revoluciones ciudadanas en Túnez y en Egipto: prueba de ello son los bolígrafos y el bolso que la organización ha repartido a la prensa con la inscripción “ASPA 2011”.

Argentina reclamó una posición común sobre las islas Malvinas

La declaración final incluirá también el compromiso de los jefes de Estado y de Gobierno para promover en los países de UNASUR inversiones árabes en energía (petróleo y nuevas fuentes renovables) e infraestructura. Según información del Gobierno brasileño, Sudamérica y los países del Golfo representan un PIB total de 5,4 billones de dólares y una población total aproximada de 750 millones de habitantes. Desde la primera cumbre ASPA, el comercio entre Brasil y los países árabes creció 138,9% y pasó de 10,5 a 25,1 miles de millones de dólares.

En su intervención ante el plenario, después de Al Araby, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, responsabilizó a los países desarrollados de las dificultades de la economía internacional, usando un tono similar al de sus declaraciones en la Asamblea de la ONU la semana pasada. “Necesitamos reforzar la coordinación económica y desarrollar nuestra cooperación en bases cada vez más ecuánimes y solidarias. Las naciones sudamericanas y árabes requieren asegurar que las turbulencias de la economía internacional no creen obstáculos adicionales a nuestro desarrollo”, afirmó.

“El efecto acumulativo de esas políticas monetarias expansionistas, conjugadas con una exagerada austeridad, exporta la crisis al resto del mundo y no resuelve los graves problemas de los países desarrollados como el desempleo galopante y la desesperanza. Un proteccionismo disfrazado se impone al reducir las exportaciones de nuestros países en desarrollo”, expresó. Acerca de Siria, Rousseff —al igual que el presidente peruano Ollanta Humala en su intervención en el pleno— se manifestó a favor de “una solución negociada para el conflicto, incluso, desde nuestro punto de vista la única solución posible”.

En paralelo a la cumbre, se ha realizado un foro empresarial que ha reunido a 500 ejecutivos. Perú pretende aprovechar la demanda de alimentos del mundo árabe, según declaró la vicepresidenta peruana, Marisol Espinoza.

La negociación de la Declaración de Lima se estancó el lunes, debido a la petición de Argentina de expresar una posición sobre las Islas Malvinas; el representante de Emiratos Árabes Unidos se opuso debido a que mantiene un diferendo con Irán por las islas de Abu Musa, Tonb Mayor y Tonb Menor. El analista peruano Farid Kahhat, experto en seguridad y Medio Oriente, comentó en la televisión del Estado que son problemas de naturaleza distinta: el primero sobre territorios “no autónomos” y el segundo de tipo limítrofe.

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