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EUROPA CONVULSA

Francia espera a la letra pequeña del plan de austeridad de Hollande

La Comisión Europea aplaude, la izquierda protesta y la prensa compara la ‘Agenda 2014’ con las reformas del canciller Gerhard Schröder

François Hollande, antes de reunirse con el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, en el Palacio del Elíseo en París.
François Hollande, antes de reunirse con el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, en el Palacio del Elíseo en París.CHRISTOPHE KARABA (EFE)

El plan de recortes, subida de impuestos y reformas que presentó el domingo por François Hollande ante nueve millones de telespectadores, y que de momento se valora en al menos 33.000 millones (de los cuales dos tercios saldrán de nuevas tasas y un tercio de la reducción del gasto), han sido recibidos hoy en Francia con un coro de críticas e ironías, pero también con algunos aplausos.

La Comisión Europa ha encabezado los elogios, y el portavoz económico ha saludado “el firme compromiso del Gobierno francés en materia presupuestaria y la confirmación de su atención a la reducción del déficit por debajo del 3% del PIB para el próximo año”.

En casa las cosas han sido menos halagüeñas. “Hollande presenta la cuenta, 30.000 millones de ajuste”, decía el popular Le Parisien. “20.000 millones: Hollande pasa su factura fiscal”, clamaba el conservador Le Figaro. “Hollande asume un shock presupuestario sin precedentes”, resumía Le Monde.

Los tres han coincidido en reprochar la “falta de concreción” de Hollande al enunciar las reformas, aunque el presidente afirmó que su tarea consiste “mostrar el camino” y emplazó a los agentes sociales a negociar para mejorar la competitividad, la flexibilidad del mercado laboral, los costes del trabajo y la financiación de la protección social.

Le Figaro ha fustigado al jefe del Estado por no detallar los capítulos de ahorro y porque el grueso del ajuste se obtenga con el conocido apetito impositivo de la izquierda: “Mientras los vecinos europeos hacen con urgencia dolorosas reformas estructurales, Hollande privilegia la fiscalidad como camino a la recuperación. ¿Recuperación nacional? Sería mejor decir recuperación fiscal”, afirma el diario en primera página.

Erik Izraelewicz, director de Le Monde, se mostraba menos cáustico pero tampoco satisfecho del todo. Considera que ahora Francia tiene “un objetivo, un capitán y un programa”, y que como Mitterrand, Hollande pide “tiempo al tiempo” para cumplir su Agenda 2014: reforma laboral, compromiso de invertir la curva del paro en un año, recuperación de las cuentas públicas y construcción de una sociedad más solidaria.

El director del vespertino piensa que “la hoja de ruta se inspira muy explícitamente en la famosa Agenda 2010 del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, un programa de reformas impopulares del mercado de trabajo y la protección social diseñado para mejorar la competitividad”. Según Izraelewicz, “Hollande ha sido valiente en el plano presupuestario” al asumir la austeridad, pero “menos en lo referido a las reformas” porque hacen falta “cambios profundos”.

La derecha, incapaz de criticar unas mudanzas que Sarkozy promovió sin realizar, se ha expresado con una sola voz y afirma que los impuestos no pesarán solo sobre los más ricos, sino sobre todos los franceses. En realidad, el análisis del ajuste demuestra que el Gobierno busca recortar de forma progresiva. Hollande ha prometido que no tocará el IRPF en sus dos tramos más bajos, por lo que el aumento del impuesto sobre la renta afectará a 16 millones de declaraciones fiscales (las que más ingresan) sobre 36 millones de declarantes totales: según del sindicato Finazas Públicas Solidarias, 20 millones de declaraciones no cambiarán.

Los recortes, dijo el presidente, afectarán a todos los ministerios salvo Justicia, Educación e Interior, y la cosa parece ir en serio porque algunos ministros han empezado a tomar decisiones. La ministra de Cultura, Aurélie Filipetti, ha explicado a Le Monde que ha paralizado varios proyectos lanzados por el Gobierno Sarkozy por valor de 1.000 millones, entre otros la Casa de la Historia de Francia, el Museo de la Fotografía y la nueva sede para la Comédie Française en la Bastilla.

Algunos analistas se preguntan si Hollande es un verdadero socialdemócrata. Según Stéphane Rozès, presidente de CAP, “al decir que el Estado decidirá las reformas si los agentes sociales no se ponen de acuerdo, Hollande ha demostrado que, en Francia, la socialdemocracia sigue siendo un mito porque la política prevalece sobre la democracia social”.

Los extremos se han tocado. A la izquierda del PS, Jean-Luc Mélenchon ha afirmado que la agenda “no es realizable” ya que “retirar de la circulación 30.000 millones hará que el país entre en recesión, agravará el déficit y el paro, como ha sucedido en España, Portugal, Italia o Grecia, allá donde se aplica la política de austeridad”. Por su parte, la ultraderechista Marine Le Pen ha dicho que Francia ha entrado “en una espiral mortífera”.

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