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Bod Woodward retrata las negociaciones de Obama durante la crisis de la deuda

El autor entrevistó al presidente sobre el desarrollo de las conversaciones con la oposición

El escritor y periodista Bob Woodward arremete en su último trabajo contra los hombres más poderosos de Estados Unidos, protagonistas de las negociaciones que el verano de 2011 impidieron el colapso de la economía norteamericana. Según extractos del libro consultados por diversos medios estadounidenses, Woodward retrata un complejo nido de conversaciones, errores de comunicación y desplantes que estuvieron a punto de arrastrar a los mercados financieros internacionales a una debacle.

El decimoséptimo libro de Woodward, titulado “El Precio de la Política” -The Price of Politics- y que sale a la venta la próxima semana, incluye entrevistas del autor con el presidente, Barack Obama el portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y diversos asesores de ambas partes que presenciaron las conversaciones en la Casa Blanca. La obra también hace referencia al papel que cumplió el presidente Joe Biden, con dos décadas de experiencia en el Congreso y capaz de encontrar más alianzas que Obama, así como los líderes del Tea Party, recién llegados tras las elecciones legislativas de 2010.

“Cada vez estaba más claro que nadie tenía el mando en Washington. Eso era un problema para todo el mundo, especialmente para Obama”, escribe Woodward, de acuerdo con un extracto adelantado por la cadena ABC News. El presidente estaba obligado a alcanzar un pacto con la oposición republicana, que acababa de lograr la mayoría en la Cámara de Representantes, sin descuidar los intereses del Partido Demócrata, liderada por la congresista de California Nancy Pelosi y el Senador Harry Reid. El resultado, como han mostrado anteriormente informaciones publicadas por diversos medios y que ahora recoge el libro de Woodward, fue un triángulo de conversaciones privadas, acuerdos paralelos, choques de personalidades y ofertas de pactos fallidos que durante varias semanas mantuvieron a Estados Unidos en vilo.

“Estaba dispuesto a perder las elecciones a cambio de resolver este asunto de la manera correcta”, reconoce Obama a Woodward en el libro. Sin embargo, la disposición del presidente -Woodward crítica sus dificultades para conectar con otros políticos- no pudo compensar la falta de lazos con congresistas y senadores republicanos -el presidente apenas había ejercido cuatro años en el Senado, representando al Estado de Illinois- ni el ímpetu de los congresistas republicanos afiliados al Tea Party, que llegaron a poner contra las cuerdas al mismo Boehner.

Cuando quedaban apenas unos días para cerrar el pacto y EE UU se arriesgaba a entrar en una situación de impago, Obama ofreció un nuevo pacto a Boehner, con el que había celebrado reuniones secretas en la Casa Blanca desde hacía varias semanas. Pero entonces Boehner consideró que ya había cedido demasiado en unas negociaciones en las que el presidente quería conseguir más ingresos -a través de una subida de impuestos- y los republicanos apostaban por la reducción del gasto público recortando programas sociales. El portavoz de la Cámara tardó un día en contestar a las llamadas telefónicas del presidente, que quería una respuesta.

“Me enfadé muchísimo”, declaró Obama en una entrevista al autor. “No hay ninguna duda de que fue profundamente irresponsable, en ese momento, no llamarme y decirme inmediatamente qué estaba pasando”. Las diferentes versiones que han trascendido sobre los hechos interpretan el nuevo pacto ofrecido por el presidente, que incluía una mayor recaudaciónnes de impuestos, como un error de cálculo que echó por tierra las cesiones conseguidas hasta ese momento. Otros leyeron en aquel gesto que Boehner tuvo que retirarse de las conversaciones por la presión del grupo de legisladores del Tea Party, a los que no supo controlar. Según Woodward, la tensión entre la Casa Blanca y el Capitolio también enfrentaba al presidente con su propio partido, con el portavoz de los demócratas en el Senado, Harry Reid, quien llegó a negarse ante el presidente a vender una subida de impuestos a sus homólogos republicanos.

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Boehner y Obama alcanzarían finalmente un acuerdo en el último momento aunque, lejos de solucionar el acuciante problema de la deuda, simplemente firmaron un nuevo plazo que obligará a ambas partes a sentarse a negociar a finales de 2012, después de las elecciones. Woodward, uno de los periodistas más respetados en EE UU desde su trabajo para destapar el escándalo de Watergate -que obligó a dimitir al presidente Richard Nixon- responsabiliza tanto al demócrata como al republicano por el resultado, afirmando que “ninguno de los dos supo dejar a un lado sus convicciones políticas”.

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