El G-7 aumenta la presión contra Berlín para que ponga en marcha estímulos
Los países más ricos se reúnen de urgencia para hablar de la situación en España y Grecia Los ministros de Finanzas acuerdan cooperar para abordar la crisis europea
Los ministros de Economía de los países del G-7 se han reunido de urgencia este martes por vídeoconferencia para debatir sobre la delicada situación que atraviesa la zona euro, con España y Grecia como principales focos de tensión. La convocatoria extraordinaria, que no es algo habitual y que, en todo caso, no se publicitan, pone de relieve el temor que hay a que sus problemas acaben afectando al resto de la economía mundial. Fuentes cercanas a los siete países más ricos del mundo informaron a Reuters poco antes del encuentro que Alemania iba a ser sometida a una fuerte presión para que acceda a poner en marcha medidas de estímulo y abandone el inmovilismo que mantiene en su exigencia de austeridad.
La videoconferencia terminó sobre las tres de la tarde (hora peninsular española) sin comunicado. Tras la reunión, el ministro de Finanzas japonés, Jun Azumi, afirmó que los miembros del G7 cooperarán para abordar la inquietud que genera la crisis europea. El ministro nipón confirmó, citado por la agencia Kyodo, que no se emitirá ningún comunicado conjunto tras las conversaciones, en las que mostró su preocupación por el nuevo fortalecimiento con respecto al euro y el dólar del yen, considerado divisa refugio ante la crisis en Europa y la aparente desaceleración en EE UU.
Minutos antes del encuentro, las fuentes citadas por Reuters eran tajantes: "A Alemania le van a llover las críticas". También señalaron que los ministros de Economía y Finanzas de los países miembros del G-7 —Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia— iban a discutir sobre la situación de España y que Alemania había presionado a su vez al Gobierno español a aceptar un rescate de la UE para ayudar a recapitalizar a los bancos del país que lo necesiten. “Ellos no quieren. Son demasiado orgullosos. Es una arrogancia fatal”, añadieron las fuentes en referencia a la postura del Ejecutivo de Mariano Rajoy.
El grupo teme las consecuencias a nivel internacional de una fuga de depósitos en España
Desde Bruselas, sin embargo, la Comisión Europea ha querido rebajar el tono de la convocatoria extraordinaria ante las grandes expectativas generadas y ha considerado que se ha "exagerado" su importancia. "Es una exageración. Hemos estado en crisis durante un tiempo y ese sentimiento de alarma no es sorprendente o noticia para nadie", ha afirmado esta mañana el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, en la rueda de prensa diaria de la Comisión. "No describiría ninguno de estos intercambios regulares como extraordiarios o reuniones de alarma o alerta por la crisis", ha reiterado.
Tras los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, la alarma de la que habla el portavoz de Olli Rehn está ahora en la crisis bancaria española y en las próximas elecciones griegas, que se celebrarán el 17 de junio y que podrían derivar en la salida de Atenas de la moneda única.
"La preocupación real en estos momentos es Europa, por supuesto", ha reconocido el ministro de Finanzas de Canadá, Jim Flaherty. Las fugas por las que se desestabilizan los mercados están claras: "La debilidad en algunos de los bancos en Europa, el hecho de que están subcapitalizados, el hecho de que otros países de la zona euro no han tomado suficientes acciones para abordar esos problemas de subcapitalización de sus entidades y la necesidad de construir un cortafuegos adecuado", ha resumido el responsable canadiense.
Una fuente del G-7, que no ha revelado su identidad, ha asegurado a Reuters que hay mucha preocupación por la situación bancaria en España tras las dudas que ha suscitado la nacionalización de Bankia. Asimismo, ha admitido que se ha disparado el temor ante una posible fuga de depósitos, lo que podría "tener repercusiones más allá de la zona euro", ha añadido.
En la teleconferencia, las grandes potencias han hablado de la situación con vistas a preparar la próxima cumbre del G-20 que se celebrará en la ciudad mexicana de Los Caños el 18 y el 19 de este mes, tras los comicios en Grecia. También tiene lugar antes del consejo europeo del 28 y 29 de junio y que, una vez más, se anuncia clave para avanzar en la solución de la crisis. En concreto, por el deseo de la Comisión Europea de hablar de la opción de que la banca reciba ayuda directa de los fondos de rescate, algo vital para España pero que sigue sin contar con el visto bueno de Alemania. En todo caso, el cambio necesario para que sea posible llevará unos meses y podría no llegar a tiempo si no hay una clara decisión política para poner la medida en marcha.
Pero también los países del G-7 tienen posturas diferentes, con Alemania aislada y un buen número del resto pugnando por presionar a Europa para que tome medidas, pero con sus propios recursos. De hecho, según las fuentes citadas por Reuters, hay pocas posibilidades de que todas las potencias actúen unidas para contener la crisis.
Por un lado están Estados Unidos, que lleva tiempo presionando a los países del euro para que hagan frente a la crisis con más fuerza, y Japón. Ambos países abogan por tomar ya las decisiones necesarias para estabilizar los mercados. "Los mercados son escépticos porque las medidas adoptadas hasta la fecha no parecen suficientes para asegurar la recuperación de Europa. Hay que dar más pasos en ese sentido", ha dicho el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, cuyo país ocupa la presidencia de turno del G-7 y que ya acogió a mediados de mayo una reunión de los líderes del G-8 (que suma a Rusia) en Camp David.
Precisamente, en una reunión previa a la cumbre celebrada en Camp David -la segunda residencia del presidente, en el Estado de Maryland- François Hollande abogó junto a su homólogo estadounidense, Barack Obama, por estimular el crecimiento. No obstante, la primera potencia mundial se niega a utilizar más dinero del Fondo Monetario Internacional para apoyar a la zona euro, lo que junto al inmovilismo de Alemania también explica el escepticismo ante una respuesta común para contener la crisis.
Quien también pide acción es Japón, que teme que la recuperación de su economía se frene por la fortaleza del yen, que se ha visto revalorizada frente a otras divisas por su condición de valor refugio ante la crisis del euro. "El problema es que todo el mundo, en estos momentos, tiene que esperar a las decisiones políticas", declaró ayer desde Tokio el ministro nipón de Economía, Jun Azumi.
A favor de dar el salto que deje atrás la crisis y la parálisis europea Reino Unido hizo recientemente un llamamiento a través de su primer ministro, David Cameron, en pos de una mayor unión fiscal europea. Sin embargo, para ello, Berlín exige a sus socios rigor presupuestario máximo y que acepten ceder soberanía fiscal.
Para los mercados financieros, lo positivo del encuentrode hoy es que confirma que hay vías abiertas de comunicación entre las grandes potencias y que mantienen capacidad de reacción ante los cambios. "Pero lo que realmente es importante para los mercados es si están lo suficientemente preparados para tomar pasos concretos y actuar", ha resumido a Bloomberg Todd Eimer, analista de Citigroup. Desde España, José Luis Martínez Campuzano, de esta misma firma, ha matizado que hoy por hoy los únicos que tienen la capacidad de adoptar las medidas necesarias para frenar las turbulencias son los bancos centrales. En especial, el BCE y el Banco de Inglaterra. En su opinión, "no es momento solo de palabras y gestos de confianza en el futuro".
Dentro de dos semanas, en la cumbre del G-20 que se celebrará en México y donde también participarán los emergentes, se da por hecho que seguirá la presión para que Europa mueva ficha, lo que supone señalar directamente a Alemania para que abra la mano. "Insistimos en nuestra propuesta de que los países europeos que tengan espacio suficiente para estimular la economía (...) lo hagan ahora", ha comentado a este respecto un funcionario de alto nivel del Gobierno brasileño.
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