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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La inversión extranjera en un momento crucial

En un interesante estudio, titulado La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2011, (CEPAL), hay conclusiones que conviene revisar con detención. El tema está directamente asociado a las políticas seguidas por los distintos Gobiernos en, al menos, dos aspectos. Por un lado, en el privilegio que las distintas Administraciones asignan a la iniciativa privada y la apertura económica (mientras otras privilegian el rol del Estado); por otro lado, la importancia de la seguridad jurídica, la estabilidad de las reglas del juego, la relevancia de las instituciones.

Como ha señalado el diario EL PAÍS, de España, hay dos aspectos dignos de ser destacados. El primero, que “Brasil, México, Chile, Colombia y Perú son los principales receptores de capitales extranjeros”, lo que ha redundado en un mayor desarrollo económico de esos países, así como en otras consecuencias positivas: más trabajo para los connacionales, baja prima de riesgo y un círculo virtuoso de inversión. Una segunda conclusión es que, si se mide de acuerdo con el tamaño de la economías, la lista la encabeza claramente Chile, seguido de Perú, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina, México, Venezuela y Ecuador.

Para nadie es un misterio que hoy las economías del mundo están interrelacionadas, y que los capitales buscan lugares donde invertir, generar riqueza y obtener ganancias. Los países que promueven el desarrollo y bienestar de su población consideran que el fomento de la inversión extranjera es uno de los temas cruciales de su política exterior. La historia reciente de Chile así lo demuestra en la minería y en la infraestructura, en los servicios y en el turismo, en la banca y en las comunicaciones. El resultado debe ser siempre de beneficio recíproco, para el inversionista y para el país que recibe esas inversiones.

En los últimos dos años he visitado prácticamente España entera. En todas las grandes ciudades he tenido la posibilidad de reunirme con empresarios, gente que ha dedicado su vida a emprender, a generar riqueza, a veces con muchas dificultades. En conversaciones muy francas me han dicho, sistemáticamente, que Chile es un ejemplo de seriedad institucional y que representa un lugar atractivo para invertir y para iniciar, desde Chile, nuevas y asociadas iniciativas que pueden ver luz en el resto de América Latina o incluso en Asia. Una base esencial de nuestra posición está en políticas de Estado que han promovido grandes acuerdos, que resultan fundamentales en una democracia, para que tengan una validez de largo plazo.

En la economía mundial, en estos momentos, hay mucho en juego. Se habla de crisis económica, de modificaciones legales, se producen cambios de Gobierno, emergen protestas y aparecen inseguridades. Es en estos momentos cuando los países, y es del caso de destacar el Tratado de la Alianza del Pacífico que se firmará en Chile en los próximos días, deben rendir sus pruebas más importantes y demostrar que, efectivamente, tienen la capacidad de avanzar con libertad para las personas, con desarrollo para las empresas y familias, con capacidad para superar las dificultades que aparezcan en el camino. Por eso el presidente Sebastián Piñera, en su mensaje del 21 de mayo, ha señalado con claridad que ahí están las vías para crear riqueza, generar empleo y disminuir la pobreza que todavía afecta a tantos chilenos. Solo se cosecha, como ha dicho con claridad, cuando previamente se ha sembrado.

En esa tarea la estabilidad institucional, la seguridad jurídica, la inversión extranjera y el crecimiento económico deben ocupar un lugar fundamental. Constatar a través de estudios objetivos que Chile va por el camino correcto, que los inversionistas y el mundo nos ven con buenos ojos es un gran punto de partida. Saber que queda mucho por hacer y que debemos confiar en nuestro trabajo y acción futura es un signo de sabiduría que debe ser parte de la labor esencial de las autoridades políticas, los líderes sociales y el mundo empresarial. Todo por el bien de Chile e Iberoamérica.

Sergio Romero es embajador de Chile en España.

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