Turquía congela sus relaciones con Francia por la ley del genocidio armenio
Ankara retira su su embajador en París y suspende toda relación política y militar. Una amplia mayoría respalda la ley en la Asamblea francesa ante unos 4.000 de manifestantes que protestaban en la calle
La aprobación de la Asamblea francesa este jueves de la propuesta de ley que sancionará a quienes nieguen de la existencia histórica de los genocidios ha despertado la ira de Turquía. Tras una medida inmediata y fulminante de retirar a su embajador en París le ha seguido el anuncio de la suspensión de las relaciones políticas y militares con Francia. La norma, presentada por una diputada de la mayoría de Gobierno, la UMP, está pensada especialmente para condenar a quienes minimicen el genocidio de decenas de miles de ciudadanos armenios a manos de las tropas turcas entre 1915 y 1917.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dio a conocer la medida en una rueda de prensa en la que definió como "injusto, racista, discriminatorio y hostil hacia Turquía" el proyecto de ley francés, que prevé un año de cárcel y una multa de 45.000 euros a quien niegue el carácter de genocidio a esa matanza. En París, el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, trató de reconducir la situación con un llamamiento al diálogo, informa Efe.
"Lamento esta primera reacción y apelo al sentido común y a la mesura para que las cosas se queden así, si es posible", declaró Juppé, quien añadió que "las relaciones entre Francia y Turquía son estrechas y múltiples en muchos ámbitos".
Ankara había amenazado con tomar medidas muy severas si el Parlamento francés aprobaba la ley. Aunque el voto en la Asamblea es solo el primer paso, porque el texto debe ir todavía al Senado y eso tomará aún varios meses, el Gobierno turco cumplió su promesa de duras represalias. Ankara, que considera la ley una provocación, ha amenazado además con congelar importantes contratos comerciales bilaterales. La posición de Turquía sobre el genocidio armenio ha ido variando con el tiempo hasta reconocer oficialmente la muerte de 500.000 personas, pero considerándolas víctimas de la I Guerra Mundial.
Además de la cancelación inmediata de todas las actividades políticas bilaterales, Erdogan informó de la cancelación del permiso genérico anual para vuelos militares franceses sobre territorio turco y que cada vuelo deberá requerir un permiso específico. En la misma línea, adelantó que se rechazará toda solicitud de los navíos militares franceses para atracar en puertos turcos hasta nuevo aviso. En tono amenazante, Erdogan dijo que las medidas enunciadas son solo una "primera etapa", a la que seguirían una segunda y una tercera, si Francia persevera en su intento de implantar la ley, informa Efe desde Estambul.
La propuesta de ley, presentada por la diputada de Marsella Valérie Boyer e impulsada por la influencia de la diáspora armenia en Francia, recibió un apoyo masivo en la Asamblea: la inmensa mayoría de la UMP, el Nuevo Centro, el Partido Socialista y el Partido Comunista votaron a favor. Con algunas disensiones: cinco diputados de la mayoría, el líder centrista y presidente de MoDem, François Bayrou, que expresó su oposición a un texto que juzga “irracional y peligroso”, y Jean Glavany, un parlamentario del PS, que cree que la ley es anticonstitucional.
La votación congregó ante las puertas de la Asamblea Nacional a unos 3.800 manifestantes proturcos, llegados desde distintos puntos de Francia. Jóvenes en su mayoría, portaban banderas turcas y francesas y corearon gritos como “la historia no debe servir a la política” o “el debate histórico no es el debate político”. Un fuerte dispositivo de agentes antidisturbios blindó la Asamblea durante la sesión.
Valérie Boyer, autora de la moción, mostró su estupor porque los diputados fueran “presionados ante el símbolo de la República que es la Asamblea”, y criticó a Turquía, “un país que está a las puertas de Europa”, dijo, por incitar a sus seguidores “a manifestarse en Francia contra un texto que es una transposición del derecho europeo, y que trata de conseguir que las personas que niegan los genocidios sean sancionadas”.
En la cámara, el diputado y exministro de origen armenio Patrick Devejdian defendió con pasión el texto legislativo y afirmó que “no se trata de reescribir la historia, sino de cumplir un acto político indispensable”. Devedjian recordó que “algunos historiadores turcos han sido llevados a la justicia por haber afirmado la existencia del genocidio armenio”.
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