Barack Obama avisa de que los efectos del huracán Irene durarán semanas
Al menos 14 personas muertas por el huracán Irene, que deja sin electricidad a más de cuatro millones de hogares y obliga a cancelar 10.000 vuelos en la Costa Este de Estados Unidos
El huracán Irene, que se desplaza hacia Nueva Inglaterra y Canadá, provocó la muerte de, al menos, 14 personas y numerosos daños materiales a su paso el fin de semana por la Costa Este de Estados Unidos. Aunque no fue la catástrofe de dimensiones históricas de cuya posibilidad advirtieron algunos gobernadores, dejó a 4,5 millones de hogares sin electricidad, obligó a cancelar más de 10.000 vuelos, cerró una de las principales arterias ferroviarias del país y forzó el desalojo de 2,3 millones de personas.
Con ráfagas de viento de hasta 140 kilómetros, Irene se cobró diversas vidas en la franja noreste del país, de Carolina del Norte a Nueva Inglaterra. Un bombero falleció ahogado en Princeton (Nueva Jersey) en una misión de rescate. Los fuertes vientos derribaron árboles, que mataron a nueve personas. En Connecticut, el desplome del tendido eléctrico provocó la muerte a otra. Las autoridades informaron de, al menos, tres accidentes de tráfico mortales provocados por la lluvia.
La empresa ferroviaria Amtrak canceló el sábado y parte del domingo sus trenes entre Jacksonville, en Florida, y Boston. Solo en la tarde de ayer se comenzaba a recobrar la normalidad en los aeropuertos afectados, aunque se calcula que más de un millón de pasajeros quedó en tierra. La Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey prevé que los cinco aeropuertos que operan en la zona estarán operativos -con retrasos y cancelaciones- a mediodía de hoy (hora local, y recuperarán la normalidad el martes, según ha informado un portavoz a Efe. El metro, clave en una ciudad como Nueva York, empezará a abrir a las seis de la mañana (hora local), aunque en servicio será menos frecuente y los vagones irán más llenos, han advertido el gobernador del Estado y el jefe de los servicios de tráfico. Las líneas de autobuses también se están restableciendo de manera paulatina.
Los mayores daños los provocó Irene en Nueva Jersey, donde hubo numerosas inundaciones. La Guardia Nacional movilizó allí a 2.000 soldados para labores de rescate y evacuación. La costa escapó, sin embargo, a un riesgo asociado a los huracanes: el de los tornados. Se avistó uno en la localidad de Chatsworth, sin que provocara grandes desperfectos.
Los 2,3 millones de evacuados iniciaban ayer el regreso a sus casas. Muchos de ellos se preguntaban si las órdenes de desalojo masivo habían sido necesarias, dado que Irene fue degradándose hasta llegar ayer a Nueva York como tormenta tropical, un fenómeno que en ciudades como Miami no es motivo de excesiva alarma.
"Solemos ordenar las evacuaciones cuando hay un 25% de riesgo de que haya un impacto directo del huracán", se justificó ayer en conferencia de prensa Craig Fugate, director de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias. "Eso implica que en un 75% de ocasiones los ciudadanos regresarán a sus hogares sin que haya daño alguno registrado. ¿Por qué evacuar? Porque es mejor hacerlo, aunque la posibilidad sea de un 25%, por el grave riesgo que existe de pérdida de vidas".
"¿Que si me alegro de que Irene no haya entrado en Nueva York como huracán de categoría 3?", se preguntó la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano. "Por supuesto. Hemos hecho lo posible para ayudar en la prevención de los Estados y las ciudades. Era nuestra obligación prevenir con todos los medios".
El presidente Barack Obama, que ordenó que se pospusieran los actos de inauguración del nuevo monumento a Martin Luther King, que se iban a celebrar ayer, supervisó las labores de prevención y rescate desde la Casa Blanca. Ayer participó en una reunión con su equipo de respuesta a catástrofes naturales, a quien ordenó que comience a destinar fondos de reconstrucción a los nueve Estados -y la capital federal- afectados.
Los huracanes son fenómenos muy infrecuentes en la región noreste de EE UU, poco preparada arquitectónicamente para ellos. De ahí la alerta generalizada. Las autoridades federales, además, han querido evitar la repetición de los errores y la falta de preparación que vivió el golfo de México cuando el huracán Katrina provocó 1.800 muertes en 2005. Hoy, hace seis años, aquel huracán tocó tierra en Luisiana.
En el caso de Irene, existía la posibilidad de que llegara al eje que une Washington con Boston con una categoría 3, es decir, con ráfagas de entre 178 y 209 kilómetros por hora. El huracán, sin embargo, aceleró en su desplazamiento pero disminuyó en la fuerza de sus vientos al tocar tierra dos veces, en Carolina del Norte y Nueva Jersey. En Washington provocó la caída de árboles y la pérdida de suministro eléctrico en medio millón de hogares y negocios. Ayer fue degradado de huracán a tormenta tropical. Las precipitaciones alcanzaron 15 centímetros de media.
Aun así, los gobernadores de los Estados afectados han advertido de que aún puede haber inundaciones en los próximos días. "Puede que los ríos no alcancen su nivel máximo hasta el martes o el miércoles", dijo ayer el gobernador de Pensilvania, Tom Corbett.
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