Chávez rebaja su perfil en el exterior
El venezolano está preocupado de las elecciones presidenciales de 2012.- Inaugura una nueva relación con Bogotá y reduce sus críticas a EE UU
La suspensión de la gira de Hugo Chávez por Brasil, Ecuador y Cuba esta semana, por una lesión en la rodilla, podría tratarse de una casualidad. Pero viene a echar más luz sobre la aparente pérdida de interés o al menos la falta de ímpetu del presidente de Venezuela por la política exterior, la misma que en otro tiempo lo convirtió en protagonista de la escena mundial. Chávez, salvo por breves comentarios, declaraciones escritas o reacciones a la situación en Libia, poco tiene que ver con aquel que desde el podio en la ONU lanzaba en 2006 la frase: "Ayer estuvo el diablo aquí [por George W. Bush], en este mismo lugar huele a azufre todavía"; con el que se reunía y fotografiaba en 2000 con dos de los máximos enemigos de Estados Unidos como entonces eran Sadam Husein y Muamar el Gadafi, o con el que ponía a su país en 2008 al borde de la guerra con su vecina Colombia.
"Chávez sabe que su rostro internacional se ha venido deteriorando y desprestigiando en los últimos años", por lo que la reducción de su ofensiva verbal fuera de sus fronteras va en pos de recuperar esa imagen perdida, asegura la analista política venezolana Rocío San Miguel. Para el presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, "Chávez está en un proceso de rescate de su conexión popular y de consolidación institucional, que requiere tener completamente bajo control para el inicio de la campaña de las elecciones presidenciales de 2012", por lo que no puede perder energías en el plano exterior.
Ahora el gobernante venezolano, lejos de aquel que apostaba por reunir a los líderes de la OPEP para subir los precios del petróleo, a expandir su modelo político por el continente o a revolucionar la región, pasa por una fase muy amistosa con el colombiano Juan Manuel Santos, se ha mantenido al margen de la contienda electoral peruana y ha rebajado su artillería verbal contra Washington.
El entendimiento con Bogotá, que también se debe a la estrategia de Santos de poner paños fríos en la relación (a diferencia de la política de confrontación de Álvaro Uribe), ya ha rendido algunos frutos con la extradición de Venezuela a Colombia del miembro de las FARC Joaquín Pérez Becerra, Alberto, y el envío de Colombia a Venezuela del presunto narcotraficante Walid Makled, El Turco. Para la analista venezolana Elsa Cardozo, "el cambio en la actitud de Colombia ha contribuido a apaciguar al presidente Chávez, por que le ha restado un caballito de batalla que tenía siempre ahí con Uribe".
A diferencia de 2006, Chávez no ha estado presente, al menos activamente, en la campaña del candidato presidencial peruano Ollanta Humala, quien supuestamente rompió vínculos con él hace años, aunque algunos analistas consideran que el nexo sigue vigente. La participación del venezolano afectaba al flujo de votos hacia Humala, y ahora ese silencio está dando resultados al punto de que está a un paso de la presidencia peruana. Bastará ver cuál será la actitud del venezolano en caso de que el nacionalista llegue al palacio de Pizarro.
Aunque Hugo Chávez ha arremetido contra Barack Obama, en los últimos meses ha reducido su poder de fuego verbal a pesar de que que no han sobrado motivos, como los nuevos documentos de Wikileaks sobre Guantánamo y la muerte de Osama bin Laden en Pakistán. Claro, pese a todo (el golpe en Honduras o el acuerdo para las bases estadounidenses en Colombia), Obama no genera el mismo nivel de antipatía o rechazo que levantaba Bush, por lo que atacarlo no resulta tan rentable como a su predecesor.
De todas formas, el modelo político que ha venido impulsando Chávez en la región no pasa por un buen momento, con protestas sociales en la Bolivia de Evo Morales, con Rafael Correa enfocado en su referéndum en Ecuador, con Daniel Ortega intentando limpiar los obstáculos para buscar la reelección en noviembre y con la Cuba de Raúl Castro más preocupada de sus reformas internas que de mantener una agenda exterior, como era propio en los años en que quien estaba al frente era su hermano Fidel.
Incluso el propio Chávez está más preocupado de su frente interior. Por un lado con problemas como una economía en crisis, con nuevos cortes de energía eléctrica y con una criminalidad incontrolada. Y por el otro, el gobernante está con la mente puesta en las elecciones presidenciales de diciembre de 2012 donde aspira a renovar otra vez su mandato. Sin embargo, no juegan a su favor ni las cifras sociales ni los números electorales. Aunque en las elecciones parlamentarias de septiembre pasado logró mantener la mayoría en la Asamblea Nacional, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) logró menos del 50% de los votos.
Chávez ha dejado a un lado su agenda exterior, porque "está ocupado en la reelección y está destinando el 99% de su tiempo a ese propósito, al punto que no está casi dedicado a sus labores administrativas como presidente", sostiene Rocío San Miguel, quien también es directora de la ONG Control Ciudadano. En esa línea, Luis Vicente León destaca que "la agenda internacional tiene muy poco impacto en el mercado local, en su base electoral".
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