"Hay mucha gente que acepta rumores sobre el mal judío"
El filósofo político ofrece una revisión crítica sobre el antisemitismo
Que los judíos controlen los bancos y los medios de comunicación, que influyan de manera decisiva en la política exterior de Estados Unidos o que dirijan la industria de Hollywood son prejuicios ampliamente asentados en el imaginario colectivo. Hay quien llega a creer que gobiernan Wall Street e incluso que urdieron los ataques terroristas del 11 de septiembre. El filósofo político Stephen Bronner (Nueva York, 1949) ofrece en Un rumor sobre los judíos (Editorial Laetoli) una revisión crítica sobre el antisemitismo a partir de la falacia difundida en Los Protocolos de los Sabios de Sión, el libro elaborado por la policía secreta de la Rusia zarista, publicado en 1903, que recoge la supuesta conspiración de los judíos para someter a la civilización cristiana a un nuevo orden mundial.
Aunque hoy ha sido plenamente demostrada la falsedad de los protocolos, hay "muchas personas honestas que aceptan ingenuamente rumores medio susurrados e ideas precipitadas acerca del mal del judío", considera Bronner, convencido de que un análisis profundo de los protocolos ayudará a minar la legitimidad del antisemitismo y a entender por qué los antisemitas están tan comprometidos con sus ideas. "No se preocupan si las afirmaciones hechas en el tratado son verdaderas o falsas, las usan simplemente para justificar sus prejuicios", continúa el profesor de Ciencias Políticas y experto germanista de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey).
Los protocolos no son "un trabajo de literatura elegante ni calidad intelectual". Repletos de inconsistencias lógicas, fueron escritos, según Bronner, "para idiotas". Como ejemplo, el autor toma el inicio de la obra, cuando los representantes de las 12 tribus de Israel, dirigidos por un gran rabino, se reúnen en un cementerio a medianoche bajo la luna llena para tramar su confabulación contra la civilización cristiana. "No hay necesidad de probar que este encuentro conspirador en realidad tuvo lugar, porque 'nosotros', los lectores antisemitas, ya sabemos que es cierto, como todo lo que aparece en la obra".
Mitos que han durado siglos
Además de plasmar en papel los mitos más monstruosos sobre los judíos difundidos a lo largo de los siglos -"el antisemitismo ha existido desde el principio de la civilización", sostiene Bronner-, los protocolos no fueron únicamente un proyecto independiente contra los seguidores de esta confesión, sino que formaron parte de un propósito de mayor amplitud para destruir las "iniciativas civilizadoras de la razón": son un ataque frontal contra la modernidad, el progreso y el socialismo al describir la democracia, la Ilustración, la libertad de prensa o el Derecho Internacional como una argucia de los judíos para dominar el mundo.
Y, sin embargo, "el legado de la mentira" ejerce todavía cierta influencia. A pesar de que la autoridad de los Protocolos de los Sabios de Sión no es comparable al crédito del que gozaban durante la década de los veinte y los treinta, cuando se convirtieron junto a la Biblia en la obra literaria más difundida de la época, "incontables sitios de Internet todavía se hacen eco de sus afirmaciones y millones de personas dan credibilidad a sus ideas", estima el autor de Un rumor sobre los judíos. "No en Europa", continúa, "pero la situación es diferente en Oriente Próximo". Hamás cita los protocolos en su carta fundacional, inspiran algunas películas, sus ediciones se siguen vendiendo y los nacionalistas árabes de derechas los citan cuando surgen atisbos de descontento popular. "Cuando estuve en Irak con una delegación de paz, justo antes de la invasión de EE UU en 2003, los protocolos se mencionaban en todas las conversaciones", recuerda Bronner.
A pesar de ello, el antisemitismo atraviesa una nueva situación histórica que nada tiene que ver con el horror de la década de los treinta y los cuarenta, y creer lo contrario supone, según Bronner, insultar a aquellos que vivieron en lo que Bertolt Brecht llamó "los tiempos oscuros". Los argumentos esgrimidos por los sionistas y por aquellos obsesionados con la identidad judía, que establecen una relación directa entre los ataques contra Israel y las agresiones contra su confesión, no constituyen ya un discurso creíble en la vida pública. "Esto no significa que el antisemitismo haya desaparecido", explica el politólogo. Combatirlo sigue siendo necesario porque el odio a los judíos contribuye a evitar a quienes profesan esta religión "la necesidad de elegir entre un Estado secular, democrático y no imperialista y un Estado judío, autoritario e imperialista".
La evolución del antisemitismo
El antisemitismo atraviesa un estadio muy diferente en el siglo XXI. "Las barreras que impedían la integración de los judíos han caído y las organizaciones dedicadas a combatir el antisemitismo existen en todas las democracias occidentales", explica Stephen Bronner. Aunque reconoce que "las sinagogas y los cementerios son todavía en ocasiones mancillados y que un estudiante judío puede ser golpeado hoy en día al igual que sucedía en el pasado", el experto en Derechos Humanos recuerda que "estas acciones se tratan como delitos y sus autores son generalmente detenidos y castigados" por lo que es poco probable que "algún partido político con una oportunidad de adquirir poder real emplee hoy en día retórica antisemita". En opinión del profesor, el papel ideológico que el antisemitismo desempeñó en el pasado ha sido ocupado por los prejuicios contra el mundo árabe musulmán.
Pero si el antisemitismo es todavía un odio latente, ¿cómo combatirlo? Según Bronner, para derrocar las falsas ideas sobre los judíos, es necesario admitir que no se encuentran hoy en día en un gueto y que no son una minoría oprimida. "Puede que los sionistas piensen de un modo diferente pero los judíos no viven ya en el miedo, ni en pogromos ni hacinados en campos de concentración", subraya el autor.
Hay otro campo de batalla más: cómo evitar que las críticas contra Israel se traduzcan en agresiones a la comunidad judía. Según autor, quienes utilizan todavía las afirmaciones de los Protocolos de los Sabios de Sión contra Israel sólo contribuyen a incrementar la confusión porque "el panfleto no ayuda a explicar el colonialismo israelí o la limpieza étnica sufrida por los palestinos. Sólo intensifica el odio y dificulta la emergencia de una política inteligente".
Sin embargo, es innegable que la política de Israel es una de las causas que ha contribuido a aumentar los prejuicios contra los seguidores del judaísmo. "La invasión brutal de Gaza no ha ayudado: 1.300 palestinos han sido asesinados, entre ellos, cerca de 200 niños; 22.000 edificios han sido destruidos, los daños ascienden a miles de millones y el millón y medio de ciudadanos de Gaza viven hacinado en lo que es poco más que una minúscula prisión", estima el autor, que reitera, no obstante, que el antisemitismo no es lo mismo que una crítica a la política de Israel, "aunque a la clase dirigente sionista le guste verlo así".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.