El reciclaje cultural de Eloísa Cartonera
El ejemplo de una pequeña editorial argentina cunde en Latinoamérica
Nacida como una iniciativa comunitaria para dar una oportunidad a cartoneros y jóvenes creadores, la pequeña editorial argentina Eloísa Cartonera se consolida como modelo alternativo y marca el camino para proyectos similares que proliferan en la región.
Tras los cristales de No Hay Cuchillos Sin Rosas, el pequeño local de Eloísa Cartonera en el emblemático barrio porteño de La Boca, seis jóvenes trabajan a diario para decorar los cartones que se convertirán en las tapas de los libros de la editorial.
María, Alejandro, Juan Guillermo, Santiago, Miriam y Alfredo Leonardo, de edades comprendidas entre los 23 y los 35 años, han encontrado en este proyecto una fórmula para ayudar a los cartoneros ?las personas que viven de la recogida de cartones de desecho? y fomentar la literatura.
De hecho, Miriam y Alfredo Leonardo abandonaron su actividad en la calle como cartoneros para integrarse en la editorial.
Eloísa Cartonera nació en 2003, cuando el fenómeno de los cartoneros estaba en auge tras la crisis de 2000-2001, como una propuesta comunitaria sin fines de lucro para impulsar la edición de libros artesanales elaborados con cartones recogidos en la calle.
Desde entonces, sin saltar los límites de la marginalidad, la editorial - en régimen de cooperativa - ha editado más de un centenar de publicaciones y ha vendido miles de ejemplares, tanto en su pequeño taller de La Boca como a través de algunas de las más importantes librerías de Buenos Aires.
Autores como César Aira, Ricardo Piglia, Alan Pauls o Mario Bellatin han dado su autorización para que Eloísa publique algunas de sus obras.
Los libros se encuadernan con cartones pintados con témperas de colores vivos a mano y cada ejemplar es distinto. "Son como libros dedicados, es algo sencillo, pero cariñoso", explica María Gómez, de 26 años. Para esta joven universitaria, Eloísa Cartonera es un ejemplo de que existen alternativas para llevar adelante proyectos de integración.
El ejemplo ha cundido y son varias ya las editoriales cartoneras de la región: Sarita (Perú), Yerba Mala y Mandrágora (Bolivia), Yiyi Jambo (Paraguay), Animita (Chile), Dulcinea (Brasil) y Cartonera (Cuernavaca, México).
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