Reino Unido estudia crear una base de datos de extremistas para impedir su entrada en el país
El Parlamento investigará posibles fallos de los servicios de inteligencia tras saber que el MI5 dejó de investigar a uno de los terroristas por no considerarle una amenaza
El ministro británico de Interior británico, Charles Clarke, ha presentado hoy al Parlamento las propuestas del Gobierno para reforzar la lucha contra el terrorismo tras el 7-J. Entre ellas, destaca la tipificación de tres nuevos delitos -preparar actos terroristas, incitar al terrorismo y dar o recibir entrenamiento terrorista- y la creación de una base de datos de extremistas a nivel global con el fin de vetar la entrada a las personas que pudieran representar un riesgo para la seguridad. No sólo se pretende impedirles la entrada, sino deportar rápidamente a los que ya se encuentren en el país. "Es muy importante que se entienda que somos un país decente y tolerante, pero no hay que abusar de los derechos que les damos a las personas", ha sentenciado Tony Blair.
ESPECIAL Matanza terrorista en Londres |
Así, Clarke ha indicado que habrá tres nuevos delitos criminales. Uno de ellos penará el hecho de "preparar actos de terrorismo" y también será delito el "incitamiento indirecto al terrorismo" y "dar o recibir entrenamiento terrorista". Adelantándose a las posibles críticas, el ministro ha señalado que "es importante que se mantenga la libertad de expresión", pero ha hecho hincapié en que ésta no sea utilizada para incitar al terrorismo. Por otro lado, su Gobierno quiere impulsar la creación de una base de datos de extremistas a nivel global, lo que supondría que automáticamente se vetaría la entrada a las personas que pudieran representar un riesgo para la seguridad.
En este sentido, Clarke ha precisado que buscarán acuerdos con la Unión Europea y otros países para compartir información. "Después del 7 de julio, muchos ciudadanos han mostrado su preocupación", ha sostenido el ministro, en referencia a que tres de los terroristas eran británicos de origen pakistaní y otro jamaicano. Por ello, es una prioridad "reforzar las leyes para impedir la entrada a aquellas personas que puedan incitar el terrorismo" y, al mismo tiempo, para que se puedan "deportar a aquellas que se encuentran ya en Reino Unido". En este sentido, el primer ministro, Tony Blair, ha señalado que su Gobierno negocia acuerdos con varios países para poder devolverles los extranjeros a los que no pude expulsar sin vulnerar sus derechos. En su última comparecencia parlamentaria antes del receso veraniego, Blair sólo ha precisado que un primer acuerdo de este tipo se ha cerrado hoy mismo con Jordania.
Una conferencia sobre las causas
Según el primer ministro, es "muy importante que se entienda que somos un país decente y tolerante, pero no hay que abusar de los derechos que les damos a las personas". Además, Blair ha anunciado que la próxima semana tendrá lugar una nueva reunión sobre la legislación antiterrorista que planea poner en marcha el Gobierno y ha aprovechado para agradecer a la oposición el apoyo prestado. El líder laborista ha añadido que Reino Unido estudia la posibilidad de celebrar una conferencia internacional para atajar las raíces del terrorismo y que se formará un grupo de trabajo para colaborar con la comunidad musulmana con el fin de movilizar el ala moderada del islam.
Por otro lado, el Comité de Inteligencia y de Seguridad del Parlamento investigará los posibles fallos de los servicios de inteligencia y seguridad tras conocer las informaciones filtradas al diario estadounidense The New York Times según las cuales el MI5 (servicio de espionaje interior) no siguió la pista a uno de los cuatro autores de los atentados al no considerarle una amenaza. Los diputados quieren determinar si se dejó de seguir al terrorista Mohammad Sidique Khan, que accionó la bomba que llevaba en la mochila en la estación de metro de Edgware Road, por un simple fallo o si se debió a la escasez de personal.
Pero los fallos no terminan ahí. Según el mismo rotativo, el Centro Conjunto de Análisis Terrorista del Reino Unido, que coordina la labor del MI5 y de la policía antiterrorista, redujo el nivel de alerta terrorista de "severo definido" a "sustancial", el cuarto en una escala de siete niveles, semanas antes de la matanza. El centro tomó esa medida tras considerar que no había "ningún grupo ni con la intención ni con la capacidad de atacar al Reino Unido". Sobre esta cuestión, Blair ha señalado que los servicios secretos "hacen todo lo que pueden" para proteger al país. El primer ministro no ha rechazado en ningún momento la veracidad del documento y se ha limitado a explicar que "la evaluación [para bajar la alerta] se hizo según la información disponible en aquel momento".
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