El espionaje británico vinculó la guerra de Irak con la amenaza terrorista
Dos tercios de los británicos creen que el 7-J está relacionado con la invasión militar
Tony Blair vivió ayer sus peores momentos desde los atentados del 7 de julio al trascender que el Centro Conjunto de Análisis Terrorista (JTAC, en sus siglas en inglés) vincula de forma directa la situación en Irak y el riesgo de atentados. El primer ministro, que el lunes rechazó esa relación, planteada también por uno de los más prestigiosos foros británicos en política exterior, insistió ayer en que los atentados no tienen nada que ver con Irak e insinuó que decir lo contrario es hacer el juego a los terroristas. Dos tercios de la opinión pública sí creen en esa vinculación, según una encuesta.
Según el diario The New York Times, que ha tenido acceso al informe confidencial elaborado hace un mes por el JTAC cuando tomó la decisión de rebajar en un grado el nivel de alerta antiterrorista en el Reino Unido, ese documento establece un vínculo directo entre la situación en Irak y la posibilidad de atentados en territorio británico.
"La situación en Irak continúa actuando como motivación y foco de una serie de actividades relacionadas con el terrorismo en el Reino Unido", dice textualmente el informe del JTAC. Esa afirmación entra en contradicción con la tesis oficial del Gobierno, que desde el primer momento ha desvinculado ambos factores y ha atribuido el atentado a "una ideología maligna".
El JTAC fue creado en 2003 para estrechar la colaboración entre el MI5 (la agencia del espionaje interior en el Reino Unido) y la policía, estableciendo una serie de niveles de alerta sobre la posibilidad de una amenaza terrorista. En la actualidad incluye también a representantes de 11 departamentos o agencias gubernamentales, incluyendo el Foreign Office y los Ministerios del Interior y de Transportes.
El documento al que ha tenido acceso The New York Times confirma que tres semanas antes de los atentados, y por primera vez en años, el JTAC redujo su nivel de alerta desde "severo definido" a "sustancial", el cuarto en una escala de siete niveles. El centro tomó esa medida tras concluir, equivocadamente, que "en estos momentos no hay ningún grupo ni con la intención ni con la capacidad de atacar al Reino Unido".
Tanto Downing Street como el Foreign Office se abstuvieron ayer de confirmar o desmentir la veracidad del documento con el argumento de que nunca se pronuncian sobre documentos filtrados. La experiencia demuestra que eso significa que el documento es veraz. Preguntado sobre ese texto, un enfurecido Tony Blair repitió lo que viene diciendo desde el sábado: "Por supuesto, los terroristas van a utilizar Irak como excusa igual que van a hacer con Afganistán; pero el 11 de septiembre ocurrió antes de ambas cosas y entonces la excusa era la política exterior de Estados Unidos". "Siempre van a tener razones para actuar. Tenemos que tener mucho cuidado para no caer en la desfiguración y la perversión de la lógica de su argumento", advirtió, ignorando que son sus propios servicios secretos los que lo hacen.
Una encuesta publicada ayer por The Guardian revela que dos de cada tres británicos creen que el 7 de julio está vinculado con la invasión de Irak. El 30% cree que Blair tiene "mucha" responsabilidad en los atentados, y el 31%, que tiene "un poco". El 77% está a favor de la propuesta del Gobierno de deportar a los extranjeros que inciten al odio. Pero los atentados no han afectado las expectativas electorales del laborismo, que aumentan en un punto (39%), mientras se mantienen igual tanto los tories (31%) como los liberal-demócratas (23%).
A Blair siguen lloviéndole las críticas desde los sectores académicos. El lunes, un estudio de los profesores Frank Gregory, de la Universidad de Southampton, y Paul Wilkinson, de la Universidad de Saint Andrews, para Chatham House, el prestigioso foro de debate sobre política exterior, estableció que Al Qaeda se había beneficiado de la invasión de Irak. Ayer, sir Bernard Crack, durante 40 años profesor en Harvard, Berkeley, la London School of Economics, Sheffield y Birbeck, y autor de parte del manual del Ministerio del Interior sobre inmigración, afirmó que "no tiene sentido que el Gobierno niegue que hay una dimensión política, además de religiosa".
"Es muy fácil refutar que Irak no tiene la culpa de todo, pero lo que no es fácil de refutar es que este tipo de protestas en el mundo árabe e islamista tienen lugar desde que Israel dejó de seguir las resoluciones de Naciones Unidas tras la guerra de 1967", declaró al programa Today, de BBC Radio Four. A su juicio, el Gobierno se equivoca "al negar que el agua en la que se mueven los terroristas es claramente política".
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