Las tropas de EE UU matan a 54 iraquíes al repeler dos emboscadas al sur de Tikrit

El numero de iraquíes muertos en los enfrentamientos con tropas estadounidenses que se registraron ayer domingo en Samarra, al sur de la aldea natal de Sadam, Tikrit, se eleva a 54, según el último recuento ofrecido esta mañana por portavoces militares estadounidenses, que no han precisado si se trata de combatientes o de civiles.

"El balance asciende a 54 muertos", ha afirmado el coronel Bill MacDonald, portavoz de la Cuarta División de infantería, que controla la región. El anterior balance del último episodio de esta mortífera espiral, que se produjo ayer por la tarde durante dos emboscadas a sendos convoyes militares en Samarra, era de 46 iraquíes muertos. Muchos de los iraquíes que perdieron la vida vestían uniformes de los fedayin, una de las milicias fieles al derrocado presidente iraquí, Sadam Husein.

Esta nueva cifra confirma la información ofrecida a primera hora de hoy por el director del hospital de la ciudad, Abed Tufic, que ha informado de la muerte de ocho civiles iraquíes y más de 60 heridos. Sin embargo, MacDonald habla tan sólo de 18 heridos. "Más de 60 personas heridas de bala o por esquirlas de obuses disparados por el Ejército estadounidense están hospitalizadas", ha explicado el director del centro, que ha añadido que "las personas heridas fueron atendidas en los pasillos, en momentos que el pánico reinaba en el hospital, cuyos alrededores eran bombardeados". Por su parte, el anestesista Bassen Ibrahim ha asegurado: "Recibimos ayer los cuerpos de ocho civiles entre los cuales había una mujer y un niño".

Nuevas medidas contra la resistencia

En cuanto a las víctimas estadounidenses, el portavoz no ha ofrecido nuevos datos, por lo que se mantiene el dato de cinco soldados estadounidenses heridos, del que dio cuenta MacDonald ayer. Además, ocho insurgentes fueron capturados en el incidente, que duró varias horas y que es el más letal de la posguerra. La vorágine de violencia se expandió en las últimas 48 horas por todo Irak, ya que a estas 54 víctimas mortales iraquíes hay que sumar la muerte de 12 extranjeros, siete de ellos españoles, en ataques perpetrados en distintos puntos del país. Noviembre se ha convertido así en el mes más sangriento, con el inicio de lo que parece una campaña a gran escala contra la ocupación.

La tensión sigue siendo alta hoy en Samarra, una de las ciudades históricas del periodo de mayor esplendor islámico de Irak y está situada en el centro neurálgico del llamado triángulo suní, área geográfica en la que se producido la mayor parte de los ataques insurgentes y que está delimitada por las ciudades de Bagdad, Tikrit y Ramadi. Según explicó ayer McDonald, los iraquíes trataron de emboscar por varios frentes a dos convoyes de suministros que se disponían a entrar en Samara con la detonación de varias bombas colocadas en los márgenes de la carretera, granadas de asalto, morteros y armas ligeras. Varios testigos calificaron los hechos de "batalla campal".

Entre el nuevo catalogo de medidas que las fuerzas de la coalición empiezan a manejar para frenar esta sangría figura la imposición del estado de sitio en localidades enteras, como es el caso de Hoseibe, uno de los principales núcleos de la resistencia en la región fronteriza con Siria y que desde hace días permanece prácticamente cercada por las tropas de ocupación.