Blair sabía que Irak no tenía armas de destrucción masiva, según Cook
El presidente del comité de Inteligencia del Parlamento británico también lo sabía, según un libro del ex responsable de Exteriores
El primer ministro británico, Tony Blair, admitió en privado dos semanas antes de la guerra de Irak que Sadam Husein no tenía armas de destrucción masiva listas para ser utilizadas, según revela el ex ministro de Exteriores Robin Cook en un libro que ha comenzado a publicar el dominical The Sunday Times.
La admisión de Cook (quien fue titular de Exteriores de 1997 a 2001) cuestiona el argumento presentado por el Gobierno de que Irak suponía un "peligro real y presente" para el Reino Unido. Según el texto de Cook, que también fue líder del grupo laborista en el Parlamento, el presidente del comité de Inteligencia del Parlamento, John Scarlett, también admitió que el depuesto presidente iraquí no tenía el arsenal.
El ex titular de Exteriores añade que Blair ignoró la opinión de "un alto número de ministros que hablaron en contra de la guerra" y sugiere además que el Gobierno engañó a la Cámara de los Comunes sobre su argumento para ir a la guerra. El semanario británico que ha comenzado a publicar extractos del libro afirma que la admisión de Cook puede renovar las peticiones para que haya una investigación judicial sobre la legitimidad de la guerra contra Irak.
Cuestión temporal
Según The Sunday Times, lo más complicado de este libro es que dice que sólo días antes de enviar a los soldados a la acción militar, Blair ya no creía que Sadam Husein tuviera armas de destrucción masiva preparadas para ser utilizadas en 45 minutos, como había informado meses antes el primer ministro al Parlamento.
Cook, cuyo libro está elaborado en base al contenido de su diario personal sobre su trabajo político, afirma que el 20 de febrero de este año recibió un informe de Scarlett sobre el caso iraquí. En sus diarios, el ex ministro señala: "Yo le dije, 'está claro de mis reuniones privadas (con Scarlett) que Sadam no tiene armas de destrucción masiva en el sentido de arsenal que pueda ser lanzado contra ciudades estratégicas".
Estas revelaciones pueden causar más problemas al Gobierno de Blair, ya salpicado por la muerte el pasado julio del científico David Kelly, asesor del ministerio de Defensa, que fue la fuente de la polémica noticia del periodista de la BBC Andrew Gilligan que acusó a la Administración Laborista de exagerar pruebas para justificar la guerra.
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