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Cientos de ex militares iraquíes se enfrentan a tiros y pedradas con soldados de EE UU

Los choques en Bagdad y en Basora dejan 2 muertos y 16 heridos

Jorge Marirrodriga

Cientos de ex militares iraquíes se enfrentaron ayer a tiros y pedradas con soldados estadounidenses y policías locales en una verdadera batalla campal en los alrededores de la plaza de Damasco, en pleno centro de Bagdad. Los enfrentamientos dejaron un muerto y 16 heridos, al menos 10 de ellos de bala, mientras todas las partes se acusaban de haber iniciado los disturbios. Es la segunda vez en menos de una semana en que las calles de la capital se convierten a plena luz del día en el escenario de un fuerte intercambio de disparos.

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Al menos 500 ex militares del Ejército de Sadam Husein, disuelto por la Administración de EE UU en Irak el pasado 23 de mayo, se encontraban desde primera hora de la mañana de ayer haciendo cola frente al cuartel de Al Mazira, en el centro de Bagdad, donde los norteamericanos pagan sueldos y pensiones a gran parte de los funcionarios de la ciudad, incluyendo aquéllos del anterior régimen que, como en el caso de los militares, ya no trabajan. "Los americanos los tratan muy mal. Les humillan obligándoles a pasar muchas horas al sol y ponen orden en las filas a bastonazos. Hay altos jefes y oficiales a los que se les hace sentir como si mendigaran su sueldo", señaló Magit, un policía de 50 años destinado en la estación central de Bagdad, justo enfrente de la zona de los incidentes.

La tensión entre los ex uniformados -muchos sin camisa por el fuerte calor- fue en aumento mientras comenzaban los gritos de "¡Abajo América!" e incluso los "¡Sadam, daremos nuestra sangre por ti!". Tras los gritos comenzaron a llover las piedras sobre los estadounidenses.

Disparos al aire

Después, las versiones difieren. Testigos presenciales y policías iraquíes aseguraron que los soldados dispararon al aire para dispersar a la multitud, pero el capitán Sean Miller, encargado de acordonar la zona, aseguró que no hubo disparos. "Simplemente los empujamos al otro lado de la calle". Desde las filas de los manifestantes se produjeron algunos disparos contra los militares de EE UU. Para entonces, la zona -donde se juntan un mercado, una importante mezquita y la estación de tren- era un caos de personas que buscaban refugio mientras volaban las piedras y sonaban las detonaciones.

Varias dotaciones de la nueva policía iraquí acudieron al lugar, pero los ex soldados, mucho mejor entrenados y, sin duda, más motivados, consiguieron arrebatar las armas a algunos policías. Numerosos vehículos acorazados Humvee, algunos con ametralladoras de gran calibre, acudieron a reforzar a los norteamericanos y lograron dispersar a la multitud. Varios ex militares intentaron asaltar la estación, pero fueron rechazados por la policía de ferrocarriles, otro nuevo cuerpo creado por EE UU.

Dejando tras de sí el asfalto lleno de ladrillos rotos, trozos de piedras y numerosos casquillos de bala -del calibre y tipo utilizados por las armas de los iraquíes-, los antiguos soldados de Sadam intentaron asaltar una sucursal bancaria cercana a la zona. Los policías que custodiaban el establecimiento realizaron numerosos disparos al aire que no intimidaron a los ex militares, quienes únicamente se retiraron al ver que las armas apuntaban directamente hacia ellos.

En otro incidente similar, esta vez en la ciudad de Basora, a unos 400 kilómetros al sur de Bagdad, un iraquí murió de un disparo en una manifestación, también de ex militares que querían cobrar sus salarios. Fuentes militares británicas señalaron que un soldado de Reino Unido abrió fuego en respuesta a disparos de los manifestantes. Algunos testigos aseguraron que el muerto es un policía iraquí.

Soldados estadounidenses, en un cruce de calles del centro de Bagdad donde se produjeron los disturbios.
Soldados estadounidenses, en un cruce de calles del centro de Bagdad donde se produjeron los disturbios.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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