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LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

EE UU estudia un plan de propaganda que incluye el soborno a periodistas extranjeros

El secretario de Defensa aún no ha tomado una decisión, pero en febrero ya tuvo que dar marcha atrás en su polémico proyecto para crear una oficina de propaganda

El Pentágono ha elaborado una directiva secreta para que el Ejército inicie una campaña de propaganda bélica en algunos países en cuyas opiniones públicas está muy interesado en influir el Gobierno de Estados Unidos. Lo novedoso del proyecto, revelado hoy por The New York Times, es que se dirigirá no contra estados hostiles sino contra los neutrales o, incluso, aliados. Y su aspecto más polémico es que incluye el pago a periodistas para que apoyen públicamente la política estadounisense. Por el momento, el plan está en la mesa del secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld, que aún no ha tomado una decisión al respecto.

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De ser aprobado, el diario señala que dos de los objetivos prioritarios serían Pakistán, el principal aliado de EE UU en la campaña contra Afganistán pero cuya población es mayoritariamente contraria a la política de Washington, o Alemania, uno de los países desde donde se planearon los ataques del 11-S y cuyo canciller ha reiterado que no apoyará una guerra contra Irak. Además, el programa pretende frenar el ascenso del integrismo en Oriente Próximo, Asia y Europa, difundido desde las mezquitas más radicales, para lo que crearán escuelas coránicas moderadas financiadas por EE UU.

Pero el capítulo del proyecto más controvertida, y que según el diario ha provocado el debate en el seno del Gobierno, es la de pagar a los periodistas para que publiquen noticias y opiniones favorables a la política estadounidense. Ante la patente degredación de la imagen de EE UU debido a su particular guerra contra el terrorismo, confirmada incluso mediante una reciente encuesta, un amplio sector del Ejecutivo del presidente, George W. Bush, aboga por desarrollar una "propaganda intensa y creativa" que cambie esta visión. La esencia del proyecto es, según una fuente del Pentágono citada por el periódico, desarrollar una "comunicación estratégica", dedidiento qué mensaje se quiere enviar y cómo para obtener resultados "a largo plazo".

La precedente oficina de 'desinformación'

Un oficial del Ejército añade al diario: "Tenemos los medios, la capacidad y la experiencia necesarias para influir en la opinión pública de las naciones neutrales y aliadas. Podemos hacerlo y que salga bien. Pero eso no quiere decir que debamos hacerlo". No es la primera vez que un proyecto para ganarse el apoyo del mundo se vuelve embarazoso para el Pentágono, aunque un esfuerzo diplomático paralelo llevado a cabo por el Departamento de Estado no ha encontrado tanta resistencia.

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En febrero, Rumsfeld ya se vio obligado a cerrar la Oficina de Información Estratégica (OIE) tras la desautorización del propio Bush, lo que acabó con este breve plan para intoxicar a la prensa internacional. La oficina, que había funcionado dos meses de forma parcial y bajo el mando de un general de Aviación, Simon Warden, envió informes y propuestas a centenares de oficinas gubernamentales y privadas, además de contratar el asesoramiento de una conocida agencia de relaciones públicas de Washington.

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