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COMPARECENCIA

Bush califica los ataques de "actos de guerra" de "un nuevo enemigo"

El presidente se muestra abrumado en su visita al Pentágono. - La Casa Blanca pide dinero extra al Congreso para hacer frente a la crisis

El presidente de EE UU, George W. Bush, se dirigió ayer por cuarta vez a la nación desde que sucedieron los atentados en Nueva York y Washington, para decir que el país se halla ante "un enemigo diferente" al de otras ocasiones, aunque ha prometido que "Estados Unidos prevalecerá".

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En un desafío que puede definir su talla como presidente, George W. Bush anunció ayer que Estados Unidos está en guerra contra el terrorismo, "un enemigo diferente", y prometió emplear todos los recursos hasta salir victorioso. "Estamos en una lucha monumental del bien contra el mal", afirmó Bush en un breve mensaje desde la Casa Blanca, en el que avisó que la batalla contra el terrorismo será larga y el país debe estar unido.

"Los ataques deliberados y mortíferos realizados ayer [por el martes] contra nuestro país fueron más que actos de terrorismo, fueron actos de guerra", dijo Bush, en su declaración más dura tras los atentados, en la que anunció que "esta batalla tomará tiempo, pero que nadie se equivoque, ganaremos".

El presidente se reunió a primera hora de la mañana con su Consejo de Seguridad Nacional, con el que estudió la marcha de las operaciones de rescate y la investigación sobre los responsables del accidente, y también comenzó a hablar con dirigentes de otros países.

Tras la reunión, Bush volvió a intentar mostrar un tono firme, pero sin tratar de ocultar un rostro sombrío. Rodeado de sus principales colaboradores, dijo claramente al país que se avecinan tiempos difíciles, pero apeló a la historia para pronosticar que la unidad y la determinación traerá la victoria.

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Bush, quien avanzó que Estados Unidos unirá al mundo en esta lucha contra el terrorismo, habló después por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien coincidió en la necesidad de reforzar la cooperación internacional en este problema, y también con los primeros ministros del Reino Unido y Canadá.

El presidente fue claro en sus mensajes, al avisar al país de que se avecinan tiempos difíciles y duros, a la vez que ha mantenido la confianza en que EE UU prevalecerá si, como en otras graves crisis, se mantiene unido y firme.

"El pueblo estadounidense debe saber que afrontamos un enemigo diferente al que jamás nos hayamos enfrentado", dijo Bush, quien recalcó que los responsables "se esconden en las sombras, pero no podrán esconderse para siempre". "Es un enemigo que cree que sus refugios son seguros, pero no lo serán para siempre", añadió, en otro aviso de que su Gobierno está dispuesto a emprender represalias donde lo considere necesario.

La mayor mortandad

Los atentados del martes han supuesto el mayor derramamiento de sangre en suelo estadounidense desde la Guerra Civil, y la mayor mortandad para este país que en cualquier día de cualquier conflicto que haya luchado en el siglo XX. No es de extrañar que EE UU se considere en guerra.

El mito de la seguridad del suelo estadounidense ha quedado hecho añicos, más aún que tras el hito tan usado estos días del ataque japonés a Pearl Harbor. Por ello, Bush pidió a ciudadanos y autoridades que mantengan extremas medidas de seguridad y sean conscientes de "las amenazas que acechan a nuestro país".

"Venir aquí me causa ira"

George Bush ha confesado estar "abrumado" por el nivel de destrucción que sufrió el Pentágono, en una visita realizada hoy en la que ha comprobado en persona los efectos del atentado. Ante las ruinas de una de las alas del gigantesco edificio, con escombros y zonas calcinadas, el presidente estadounidense ha reconocido sentirse "abrumado por la devastación".

Bush habló brevemente con los militares y civiles empeñados en la difícil tarea de rescate, todos ellos, incluido el presidente, con semblantes afectados por la magnitud de la tragedia. "Venir aquí me deja triste por un lado, pero también me causa ira", ha reconocido en unas breves declaraciones.

Se trata de la primera vez que Bush deja la Casa Blanca tras los tres atentados con aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, en las afueras de Washington, que han podido causar miles de víctimas. El presidente ha agradecido la labor de los equipos de rescate, al resaltar que "éste es un gran país, y la gente que trabaja aquí lo ha demostrado.

Mientras prosiguen las tareas de rescate y desescombro, se ignora aún cuántas víctimas pudo causar el atentado del Pentágono. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, consideró hoy que la cifra de unos 800 muertos aventurada por algunos medios era demasiado alta. Otros funcionarios del Departamento de Defensa creen que la cifra de víctimas podría oscilar entre 100 y 200.

NASA
AP

"El reto definitivo de Bush"

Bush se enfrenta al que será sin duda el auténtico examen a su talla política, puesta en duda continuamente desde que decidió iniciar su campaña por la Casa Blanca.

"Este es el reto definitivo", dijo a Efe Allan Lichtman, profesor de ciencias políticas de la American University e historiador presidencial. "Hay presidentes que han estado a la altura de los retos internacionales, incluso sin experiencia en ese campo, como Woodrow, Wilson o Harry Truman, y otros que no han estado a pesar de su larga experiencia", recuerda Lichtman.

El principal problema para Bush y su gobierno es que tendrán que afrontar una crisis exterior y de seguridad sin precedentes y frente a un enemigo difuso, justo en el momento en que se intentaba centrar en el debilitamiento de la economía nacional. Otro importante reto que afronta Bush, y él lo sabe, es conjugar un aumento drástico de la seguridad sin coartar el amplio abanico de libertades individuales que caracterizan a Estados Unidos.

Por ello, se comprometió a no permitir a este enemigo "que gane esta guerra cambiando nuestra forma de vida o limitando nuestra libertad". Hasta ahora, Lichtman considera que Bush ha ofrecido un tono "excelente", a pesar del largo peregrinaje que el martes le llevó de Florida a dos bases aéreas de Luisiana y Nebraska, antes de retornar a la Casa Blanca casi de noche.

Estados Unidos "empleará todos los recursos necesarios para vencer a ese enemigo. Uniremos al mundo, seremos pacientes y seguros en nuestra determinación", dijo el presidente. Para Lichtman, "lo del martes debe tener consecuencias descomunales" en la cooperación internacional contra el terrorismo, y Washington lo ha entendido rápidamente.

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