Seis pensadores que marcaron el año 2025
Escribieron libros de ensayo, participaron en el debate, influyeron en la conversación. Son algunas de las mentes que iluminaron con sus ideas el año que se va


Son la luz (y también la sombra) del año que acaba, pensadores que con sus ideas han contribuido a que entendamos mejor hacia dónde vamos en un mundo que parece obstinado en dar marcha atrás. El escritor indio Pankaj Mishra nos ayudó a ver cómo Occidente no estaba interpretando bien el conflicto de Israel y Gaza; el ensayista y asesor italiano Giuliano da Empoli describió un mundo en el que los depredadores quieren expoliar al resto; el filósofo Curtis Yarvin, cabeza visible de la Ilustración oscura, ideólogo de los MAGA, animó a tomar la píldora roja de ‘Matrix’ para ver los errores del progresismo; la politóloga albanesa Lea Ypi se preguntó qué tipos de libertad son posibles bajo coacción; la politóloga estadounidense Susan C. Stokes ahondó en por qué hay tantos votos que quieren mejorar la democracia y acaban hiriéndola de muerte; y el economista francés Gabriel Zucman defendió un impuesto para los muy ricos.

Pankaj Mishra
Afrontar la hipocresía occidental tras Gaza
Recuerdo mi lectura de La edad de la ira como una especie de epifanía. Un autor que me era casi desconocido me ofrecía una reinterpretación de la modernidad con nuevas claves. Y desde una perspectiva tan ajena como familiar: la fiel representación de esa dialéctica de la Ilustración consistente en el desfase entre el ideal que predicaba y su traducción a la práctica sociopolítica concreta, la fuente de tanta frustración y resentimiento por parte de quienes se vieron excluidos de sus promesas. Lo presentaba en un estilo donde lo literario y casi emocional se maridaba con el frío ensayo erudito y sagaz. La mezcla era explosiva, el disfrute estético-literario se fundía al inmenso goce de paladear la inteligencia. Lo más ajeno, producto de mi propio etnocentrismo, era la traslación de aquella dialéctica a una dimensión global. La conclusión era lógica; el desgarro al que hoy asistimos entre Occidente y el resto del mundo no es más que la exportación de las contradicciones que siempre anidaron en el proyecto ilustrado desde sus orígenes. Ahora nuestras patologías se han “globalizado”; asistimos a una politización global del resentimiento.
Con todo, hoy Mishra merece ser resaltado por El mundo después de Gaza. Su tesis es que tras Gaza es imperativo afrontar de cara la hipocresía occidental. El régimen moral nacido del Holocausto y de la II Guerra Mundial habría encontrado ahí su tumba. ¿Cómo seguir aferrándonos a un universalismo moral cuando la política internacional sigue guiándonos por una razón de Estado “particularista”, o cómo mantener la dignidad humana como guía cuando no damos un igual valor a las víctimas? ¿Es posible una verdadera construcción moral del orden global cuando en él se está imponiendo un mundo sin normas y prevalece el más fuerte? Preguntas al corazón de nuestra condescendencia. Por Fernando Vallespín.

Giuliano da Empoli
Ante los nacionalpopulistas y tecnoemperadores
Una época se desmorona, columnas de polvo y humo se levantan por doquier por el violento asalto de depredadores despiadados al viejo foro. El caos, la angustia y la extrema complejidad de lo que ocurre dificultan la comprensión. En estas circunstancias, conseguir lucidez de análisis se torna en un activo crucial. Conjugarla además con dotes de comunicación cristalina y seductora enriquece ese activo con un extraordinario potencial de difusión. Son las claves de la notable influencia en Europa de Giuliano da Empoli, intelectual escuchado con atención por las élites y ampliamente seguido por las ciudadanías.
Da Empoli es ensayista y novelista. Su trayectoria acumula actividad como asesor político, profesor (Sciences Po París), director de un think tank (Volta), referente intelectual de una revista (Le Grand Continent). Italo-suizo residente en París, encarna en muchos sentidos el paradigma del Homo europeus. Pero, por encima de todo, es una figura de rasgos renacentistas, por la disposición a abarcar la complejidad con una mirada y a retratarla con elegancia.
Ese es el sello de su trabajo ensayístico, del cual La hora de los depredadores —texto publicado este año, con amplia repercusión, que analiza la convergencia entre líderes nacionalpopulistas y tecnoemperadores— y Los ingenieros del caos —que se centra en el análisis de las técnicas de agitación del pensamiento colectivo por parte de los demagogos del siglo XXI— son los productos más recientes. Esa —junto a la peculiar mezcla de observación desde cerca del ejercicio del poder y de amplitud del bagaje cultural-histórico— es la clave de su influencia.
Entre medias de los dos ensayos, Da Empoli publicó El mago del Kremlin, una novela con profundo arraigo en la realidad, que ha vendido solo en Francia cientos de miles de copias y le valió el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, y que ha sido adaptada al cine en una película estrenada este año, dirigida por Olivier Assayas y en cuya adaptación ha colaborado Emmanuel Carrère. Una época se desmorona, un estado de ansiedad se propaga. La mirada se torna hacia quienes mejor descifran la estrategia y la mecánica de los asaltos —e intuyen caminos para situar en mejor posición las defensas hoy desbordadas—. Por Andrea Rizzi

Lea Ypi
Libertad, desigualdad, dignidad
Ahí fuera está el mundo, y aquí dentro hay un puñado de palabras sobre el mundo, y entre ambos se abre una brecha abisal que llamamos literatura.
Lea Ypi fue víctima del marxismo pero aun así es marxista, y esa extraña paradoja no es lo único excepcional en esta pensadora albanesa capaz de salvar esa brecha con paladas de talento. Ypi escribe ensayos que se leen como novelas.
Tira de su propia vida para hacer teoría política, o filosofía política, o lo que demonios sea eso con lo que consigue hacer fácil eso tan difícil que es decir lo que uno siente, y lo que uno piensa, y sonar convincente.
Se estrenó con Libre. El desafío de crecer en el fin de la historia, un memoir sobre secretos de familia y el despertar político. Siguió con Fronteras de clase. Desigualdad, migración y ciudadanía en el Estado capitalista, un volumen más académico en el que reflexiona sobre migración y desigualdad. Y está saliendo del horno Indignidad. Una vida recreada, en el que tira de uno de los personajes de Libre: “Mi abuela era libre de una forma que tiene más que ver con Kant que con cualquier idea contemporánea de libertad”.
Ypi reimagina la historia de su abuela después del revuelo causado por una foto suya en redes sociales, con su inevitable tono bilioso. Y, como en Libre, esconde bajo el armazón de un artefacto novelístico las armas de la filosofía política para hacerse las verdaderas preguntas. ¿Con qué autoridad moral juzgamos actos de las generaciones anteriores? ¿Qué tipos de libertad, dignidad y verdad, si es que existe ese bicho, son posibles bajo coacción? ¿Puede un libro que en manos de John le Carré habría usado los archivos de los cuerpos de seguridad como fuente de intriga convertirse en una original y profunda reflexión sobre el poder?
Sí. Vaya si puede.
“El pensador busca activamente, el soñador encuentra pasivamente”, escribió Victor Hugo. Lea Ypi pertenece a la estirpe de los primeros: se ha convertido en una voz imprescindible para entender esta hora oscura, estos tiempos de venganza y fundamentalismo. Por Claudi Pérez

Susan C. Stokes
Autodefensa frente a un sistema hostil
La democracia rara vez cae bajo el estruendo de los tanques; suele desvanecerse con el aplauso de ciudadanos convencidos de estar protegiéndola. Esa es la advertencia que recorre The Backsliders: Why Leaders Undermine Their Own Democracies (Reincidentes: por qué los líderes socavan sus propias democracias, sin traducir al español), el nuevo libro de Susan C. Stokes. Y no es una alarma lanzada desde la intuición, sino desde décadas de investigación.
Profesora en la Universidad de Chicago, Stokes lleva media vida explorando la zona gris de la política democrática: cómo se compran lealtades, cómo se toleran traiciones, cómo se erosiona, poco a poco, la confianza en las instituciones. Su mirada se forjó en América Latina, cuando Estados Unidos aún se creía inmune a esas patologías. Hoy, con The Backsliders, constata que han llegado al centro mismo del sistema que pretendía exportar la democracia al mundo.
El libro propone una pregunta incómoda: ¿por qué tantos votantes apoyan a líderes dispuestos a dinamitar las instituciones que sostienen su propia libertad? Susan C. Stokes rechaza los tópicos. No habla de ignorancia ni de masas manipulables, sino de ciudadanos que ya no sienten que las instituciones les pertenezcan. La desigualdad, sostiene, ha ido disolviendo en silencio el vínculo entre la gente y los árbitros de la vida pública. Y cuando ese vínculo se rompe, basta un líder que exprese el hartazgo y prometa quemar el edificio desde dentro.
El proceso, advierte, es lento pero implacable: la desigualdad fermenta en frustración; la frustración, en polarización; y la polarización convierte ataques a jueces, periodistas o autoridades electorales en gestos de “autodefensa” frente a un sistema percibido como hostil. Con datos en mano, Stokes demuestra que la desigualdad predice la erosión democrática mejor que la pobreza o la edad de una democracia. Y concluye con una idea inquietante: la polarización no es un daño colateral, es la estrategia. En tiempos de democracias que enferman sin diagnóstico, Stokes emerge como una de las voces más necesarias. Por Máriam Martínez Bascuñán

Curtis Yarvin
La píldora roja de ‘Matrix’, contra el progresismo
La inclusión de Curtis Yarvin en esta lista no habla tanto de su peso intelectual como del rumbo que ha tomado el mundo con Trump a los mandos. Yarvin es un ingeniero informático de San Francisco que empezó escribiendo un blog en los márgenes del pensamiento libertario y de extrema derecha, y después abrió una influyente newsletter. El republicano regresó a la Casa Blanca. Y a Yarvin le colgaron la etiqueta de “filósofo de la corte de Trump”. No es que el presidente lo haya leído, sino que quienes llevan el peso de las ideas en su Administración (como el vicepresidente, J. D. Vance), junto a los gurús del giro a la derecha de Silicon Valley (Peter Thiel, Marc Andreessen), lo citan frecuentemente. Adscrito a las escuelas de la Ilustración oscura y la neorreacción (NRx), su principal proyecto pasa por abolir la democracia y reemplazarla por una monarquía que gobierne un autócrata con las reglas de una gran corporación con los recursos del consejero delegado de éxito. Su ideal para ocupar el puesto de rey-CEO-dictador se parece más a Elon Musk que a Trump, al que ve como una potencial oportunidad perdida de un verdadero cambio.A Yarvin le gusta emplear el símil de la píldora roja de Matrix, un antídoto contra el progresismo decadente que, en su opinión, rige las sociedades occidentales. Solo tomándola será posible combatir eso que llama la Catedral, un entramado de intereses políticos, educativos y empresariales que intoxica las mentes. Sostiene su andamiaje intelectual en lecturas simplistas y dudosas de la historia y coquetea con las ideas del nacionalismo blanco. 2025 ha sido su gran año. Está por ver si acabará como pintoresco pie de página en la historia de las ideas o si el mundo continuará la senda marcada por sus influyentes amigos de Silicon Valley. Por ker Seisdedos

Gabriel Zucman
Los ultrarricos deben pagar más impuestos
Sobre el papel, el principio de igualdad aplicado a los impuestos tiene carácter constitucional en Francia. La realidad es que los multimillonarios se resisten como pueden. Y se resisten mucho: mientras la mayoría de la población soporta una carga fiscal de entre el 25% y el 50% de su renta, ellos apenas pagan entre el 0% y el 2% de su patrimonio.
Pero en ningún lugar está escrito que haya que plegarse a las voluntades de los obscenamente ricos. En eso está Gabriel Zucman (París, 1986), economista, profesor de la Paris School of Economics y la Universidad de Berkeley, experto en desigualdad, evasión de impuestos, paraísos fiscales y azote de los ultrarricos. El parisiense es el motor del denominado impuesto Zucman, que prevé gravar con un mínimo del 2% a todos los que tengan un patrimonio de más de 100 millones de euros.
Su interés por el asunto viene de lejos. De joven quedó muy impactado por la brutalidad de la crisis de 2008, y decidió estudiarla. Alumno aventajado del economista Thomas Piketty, en 2015 publicó La riqueza oculta de las naciones. Investigación sobre los paraísos fiscales, un bombazo editorial que demostraba con datos inapelables la colosal magnitud de la evasión fiscal a escala mundial.
Desde entonces, es un hombre con una misión y no se anda con rodeos. La misma noche del nombramiento de Sébastien Lecornu para dirigir Francia, le envió un tuit que decía: “Buenas noches, señor primer ministro. Ha llegado el momento de gravar a los multimillonarios”.
Este genio de las finanzas aprendió mucho de Helen Tarasov, asesora de Roosevelt y pionera en la investigación fiscal. Como ella, aboga por un impuesto mínimo sobre las multinacionales y una tributación más justa de las grandes fortunas. Casado con Claire Montialoux, economista experta en desigualdades raciales, y padre de tres hijos, Zucman es un hombre muy ocupado, que persigue incansablemente su objetivo del 2%. Hace poco explicó el porqué en este periódico: “Los impuestos son un elemento estructural de la democracia”. Por Mar Padilla
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