Tribus de la izquierda
La socialdemocracia gana elecciones, pero con la mitad de apoyos que en su era gloriosa


1. Izquierda brahmán
La izquierda del electorado con más estudios. Se contrapone a la “derecha de mercado”, el partido del electorado con más renta y riqueza. Es una división novedosa: en el pasado, a mayor nivel de estudios, mayor probabilidad de votar a la derecha. Sin embargo, ya en las elecciones americanas de 2016 más del 75% de los titulares de doctorado (el 2% del electorado) votó a la demócrata Hillary Clinton, y menos del 25% lo hizo por el candidato republicano Donald Trump. Lo relevante es que no se trata de un capricho de intelectuales que habrían abandonado de repente al Partido Republicano por no haber podido presentar un candidato razonable, sino que tiene que ver con un cambio estructural que comenzó hace tiempo. (Thomas Piketty en Capital e ideología, Deusto).
2. Izquierda fucsia
La izquierda que ha hecho subsidiaria la defensa de las clases subalternas (el antiguo proletariado) y evita entrar a fondo en la crítica al neoliberalismo (la redistribución, la desigualdad de clase), con el argumento de combatir al fascismo y a las diferentes extremas derechas, a las que considera el enemigo principal. Lucha contra el fascismo pero acepta plenamente el totalitarismo del mercado. El capitalismo global y el cosmopolitismo liberal intentan debilitar a los Estados para imponer su dominio; para liberarse del yugo globalista hay que recuperar la soberanía nacional. (Diego Fusaro, filósofo italiano con una parte importante de su producción en el estudio de Marx y Gramsci, pero al que sus críticos acusan de ser un topo de la extrema derecha. Publica en editoriales de la izquierda y de la derecha radical).
3. Izquierda Viriato
El macizo de la raza. La defensa de la clase obrera. Entiende que existe una alianza internacional y globalista contra los trabajadores, y reivindica la existencia de Estados nacionales soberanos y fuertes para defender a aquellos. Se asombra de que la calle se llene de manifestantes contra el cambio climático o la violencia de género, y no en el mismo grado para defender a la plantilla de una empresa amenazada de cierre, el Primero de Mayo o las reivindicaciones más clásicas del antiguo proletariado (Xandru Fernández, profesor y escritor asturiano, en su artículo Tácticas y delirios de la Izquierda Viriato, publicado en ctxt.es).
4. Progresismo neoliberal
O neoliberalismo progresista. Es el antiguo social-liberalismo, o la antigua “tercera vía” de Blair, Clinton y Schröder de los años noventa: el momento en que la socialdemocracia dio un paso (o varios) a la derecha perdiendo algunas de sus señas de identidad. El neoliberalismo progresista es una alianza de las corrientes mainstream de los nuevos movimientos sociales (feminismo, antirracismo, multiculturalismo, ecologismo, derechos de los LGTBI…), y sectores de alta gama “simbólica” y de servicios (Wall Street, Silicon Valley, Hollywood…). (Nancy Fraser, filósofa feminista americana).
5. Socialdemocracia clásica
Entiende que tanto si gana la derecha azul turquesa como si gana la izquierda fucsia o el progresismo neoliberal sale venciendo el capital, que tendría un ala derecha y un ala izquierda. La socialdemocracia trata de combinar las demandas de redistribución con las de reconocimiento, las necesidades materiales sin renunciar al proyecto emancipador de los derechos civiles. El sujeto histórico se amplía desde las clases trabajadoras al “proletariado de sustitución” (las minorías y los débiles). Escribe el historiador Tony Judt: “Estamos intuitivamente familiarizados con los problemas de la injusticia, la falta de equidad, la desigualdad y la inmoralidad, solo que hemos olvidado hablar de ello. La socialdemocracia articuló estas cuestiones en el pasado, hasta que también perdió el rumbo”.
¿Cómo se pueden ganar unas elecciones hablando de flexiseguridad? La izquierda a la izquierda de la socialdemocracia, la antigua izquierda antisistémica y los restos del comunismo, o abrazan la democracia y el Estado de bienestar o bien se quedan reducidos a grupos testimoniales, sin apenas incidencia. La socialdemocracia está ganando elecciones en bastantes países, pero en la mayoría de los casos con la mitad de los porcentajes de antaño.
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