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Ahora o nunca: Torres Blancas abre sus puertas por primera vez al público (por tiempo muy limitado)

La visita gratuita a la obra de Sáenz de Oiza encabeza la programación de la décima edición de Open House Madrid, el festival de arquitectura que abre las puertas de edificios emblemáticos de la capital

Interior de una de las viviendas de Torres Blancas reformada por Studio Noju.
Interior de una de las viviendas de Torres Blancas reformada por Studio Noju.JOSE HEVIA
Victoria Zárate

Muchos detalles de esta mole de hormigón que custodia la entrada a Madrid por la A2 son de sobra conocidos. Lo primero, que las torres no son blancas. Y nunca lo fueron. Por un tiempo se extendió el bulo sobre que la idea original era forrar las torres de mármol blanco, pero su arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza planteó el tono grisáceo desde los comienzos de la obra en los años sesenta. “El hormigón visto estuvo siempre en el origen del proyecto, se bautizaron Blancas en honor a las pinturas y el purismo de Le Corbusier”, desveló su hijo Javier Sáenz a este periódico en 2010.

Tampoco son varias torres, aunque el proyecto inicial así lo manifestara. Solo consta de una con 23 plantas y sin pilares. Oiza soñó con una ciudad en vertical que simulara un árbol, en la que las paredes externas y su estructura interna de escaleras e instalaciones sustentara al edificio entero. Un ejemplo maestro de arquitectura orgánica galardonado con el premio de la Excelencia Europea en 1974. La obra cumbre en la carrera del arquitecto navarro que fue también su propia residencia; ocupó un dúplex junto a su esposa y sus siete hijos hasta su muerte en el año 2000.

La verticalidad caracteriza al edificio Torres Blancas.
La verticalidad caracteriza al edificio Torres Blancas. JOSE HEVIA BLACH

También es vox populi que una piscina serpenteante corona la azotea, o que en la penúltima planta existía un restaurante que servía comida a las viviendas por medio de un interfono y montaplatos. Con suerte, quizás, habremos pisado alguna vez el jardín japonés que lo rodea, o incluso alcanzado a ver las molduras de escayola de estilo space age que cuelgan del techo en su recibidor. Las entrañas de la finca, en cambio, esas viviendas y rutinas que acompañan a uno de los edificios más emblemáticos del skyline madrileño, siguen siendo un misterio para cualquiera. Hasta ahora.

Todo aquel que haya fantaseado alguna vez con cruzar el umbral de unos de sus apartamentos de planta futurista –que sirvió de escenario para Pedro Almodóvar en el film La piel que habito (2010)– podrá hacerlo este fin de semana. Bajo inscripción previa, el festival internacional de arquitectura Open House Madrid que abre las puertas de edificios emblemáticos de la capital mostrará por primera vez una de las propiedades. En concreto, el apartamento 1040, uno de los diez dúplex del edificio apodados los chalés en el cielo que cuenta con unos 400 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, el mayor número de toda la torre.

Recibidor de Torres Blancas.
Recibidor de Torres Blancas.JOSE HEVIA BLACH

Los dueños y precursores de la reforma son los arquitectos Antonio Mora y Eduardo Tazón, integrantes de Studio.Nujo, que adquirieron la vivienda durante los primeros meses de la pandemia. Aunque al inicio se toparon con un espacio completamente transformado, parte de las terrazas cerradas y la curva característica de las paredes eliminadas, tuvieron claro que su rehabilitación respetaría al máximo la huella de Oiza. “La principal inspiración para esta reforma vino del propio edificio. Nuestro objetivo fue respetar y resaltar el carácter original de la obra de Oiza, rindiendo homenaje a los valores del edificio, pero al mismo tiempo incorporando nuestro propio lenguaje arquitectónico”, explican a ICON Design.

El gran reto, prosiguen, fue equilibrar lo actual y lo original, respetando la memoria arquitectónica del lugar mientras dotaban a la vivienda de una nueva funcionalidad. “Buscábamos un equilibrio entre conservación y evolución, adaptándolo a las necesidades contemporáneas sin perder su esencia. Nos gusta decir que ha sido un proyecto de ‘transformar para proteger’, es decir, preservar la esencia original pero en su narrativa más contemporánea”.

Studio Noju quiso recuperar las terrazas originales y conectar el exterior a través de las baldosas verdes.
Studio Noju quiso recuperar las terrazas originales y conectar el exterior a través de las baldosas verdes. JOSE HEVIA BLACH

Mantener las formas fluidas del diseño acentuando, incluso, algunas curvas adicionales, conservar acabados emblemáticos como las contraventanas de madera en las terrazas, el pavés de vidrio amarillo en la fachada o la barandilla de latón en la escalera, inspirada en la arquitectura de Frank Lloyd Wright, fueron otras máximas del proyecto. “El dúplex había sufrido diversas modificaciones a lo largo de casi 60 años que alteraron por completo su estructura original. Esto incluye el cierre de las terrazas que nosotros retiramos por completo para recuperar el espacio exterior que se había perdido. Tras nuestra intervención, el dúplex recupera su espacialidad original con una distribución de espacios fiel a la concepción original pero con una actualización completa de instalaciones y acabados”.

Detalle de este 'chalé en el cielo' de Torres Blancas.
Detalle de este 'chalé en el cielo' de Torres Blancas. JOSE HEVIA BLACH

Una residencia en la que fluye el espacio entre presente y pasado, con la esencia del diseño original y las comodidades contemporáneas: mucha luz, conexión con el exterior a través de las terrazas reabiertas y el juego visual que genera el alicatado verde de las paredes. “Torres Blancas es una pieza única dentro de la arquitectura madrileña. Su diseño revolucionario que combina formas orgánicas y materiales industriales rompió con los esquemas tradicionales de la arquitectura residencial de su tiempo. Es un testimonio de la creatividad y visión de Sáenz de Oiza y creemos que debe considerarse patrimonio de la ciudad”, concluyen.

Diez años abriendo las puertas de la arquitectura madrileña

Torres Blancas no será la única joya de esta edición, celebrada del 26 al 29 de septiembre. Para festejar su décimo aniversario, Open House Madrid albergará dentro de su amplia lista de edificios y estudios de arquitectura –además de rutas exteriores y otras actividades– algunas obras de referencia en la imagen visual de la capital, protagonistas de antiguas ediciones.

En su programación se incluye, por ejemplo, un acercamiento al Hipódromo de la Zarzuela, considerado como una pieza clave de la arquitectura e ingeniería del siglo XX. El equipo formado por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez y el ingeniero Eduardo Torroja diseñó una vanguardista estructura en 1935 donde la cubierta de las tribunas de hormigón parecen suspendidas en el aire por la ausencia de vigas a la vista.

Hipódromo de la Zarzuela, considerado como una pieza clave de la arquitectura e ingeniería del siglo XX.
Hipódromo de la Zarzuela, considerado como una pieza clave de la arquitectura e ingeniería del siglo XX. Ximo-Michavila

En la misma cara norte de la ciudad, a unos ocho minutos en coche, alza su corona de espinas –como popularmente se conoce– el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). La obra institucional más conocida de Fernando Higueras, proyectada junto a Antonio Miró y finalizada en 1990 después de tres décadas, ha sido tan aplaudida como criticada. La razón, el arriesgado círculo de 40 metros de radio dividido en 30 gajos principales, una obra expresionista de gran impacto visual distribuida en cuatro plantas circulares, que cuenta con una biblioteca en el cilindro de hormigón central y la cubierta de cristal en el claustro y los cinco patios. Tras décadas de hermetismo restringido a la investigación y el estudio, abrió sus puertas al público en la edición de 2018, y recientemente ha sido la sede del desfile por el 50 aniversario de la firma de moda de Pedro del Hierro.

 Instituto del Patrimonio Cultural de España(IPCE). La obra institucional más conocida de Fernando Higueras.
Instituto del Patrimonio Cultural de España(IPCE). La obra institucional más conocida de Fernando Higueras.Ximo Michavila

Dos años antes, se inauguro el Auditorio Nacional de Música, obra de José María García de Paredes que abrió al público también en esta edición. Reconocido por la revista británica Gramophone como uno de los mejores auditorios del mundo por su buena acústica y labor promocionando la música, también distinguió el diseño del sevillano José Maria Garcia Paredes por las grandes celosías mixtas en la cubierta, y una estructura de hormigón armado en contraste con el refinado anfiteatro.

Tampoco faltarán a la cita el nombre de Miguel Fisac, arquitecto de referencia en la geografía singular de la capital, tanto del Madrid desaparecido como fue La Pagoda a otros edificios que han resistido el paso del tiempo. Es el caso del Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX, en Madrid Río, reconocible por el sistema de vigas en forma de hueso que se adhiere a la cubierta, una solución singular para proteger de la lluvia y los rayos de sol directos que dan lugar a una iluminación continua y homogénea.

Rincón del Edificio Castelar, considerado un monumento contemporáneo de insuperable ejecución por su escalinata de travertinos o la doble piel de vidrio.
Rincón del Edificio Castelar, considerado un monumento contemporáneo de insuperable ejecución por su escalinata de travertinos o la doble piel de vidrio.Ximo Michavila

La majestuosa verticalidad y el festín barroco de los imponentes salones que engranan el Círculo de Bellas Artes, obra de Antonio Palacios y Joaquín Otamendi inaugurada en la calle Alcalá en 1926; frente al minimalismo vertido por Rafael de La Hoz Arderius en el Edificio Castelar, considerado un monumento contemporáneo de insuperable ejecución por su escalinata de travertinos o la doble piel de vidrio, son otras maravillas arquitectónicas que se podrán ver estos días en Open House Madrid. Consultar su inscripción en openhousemadrid.org.

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Sobre la firma

Victoria Zárate
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 2016. Coordinó la web de Tentaciones y su sección de moda y estilo de vida hasta su cierre en 2018. Ahora colabora en Icon, Icon Design, S Moda y El Viajero. Trabajó en Glamour, Forbes y Tendencias y ha escrito en CN Traveler, AD, Harper's Bazaar, V Magazine (USA) o The New York Times T Magazine Spain.
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