La Gran Logia de España o el centro Canalejas. Once visitas imprescindibles en la Open House de Madrid
Surcar una estación de metro de los años veinte o adentrarse en la sede de la masonería en nuestro país son algunas de las experiencias que ofrece la quinta edición del festival de arquitectura urbana que acoge la capital este fin de semana
Pocas ciudades como Madrid han sabido encarnar con tanta minuciosidad la historia y singularidad de sus edificios. Sabe mantenerse clásica y solemne cuando paseas por el Madrid de los Austrias, vetusta y brutalista en el eje de Castellana con Recoletos y coquetea con la modernidad más orgánica en el Monte de la Zarzuela. También lleva consigo el recuerdo de los edificios que la vieron mutar y que ya no existen, como el caso de la Pagoda de Fisac, o la ilusión que acompañó a ambiciosos proyectos que nunca se hicieron realidad.
Podemos divisar la arquitectura que sigue viva en la ciudad desde las avenidas y calles que la surcan, pero olvidamos muchas veces que detrás de una fachada grandiosa, se esconde un interior que puede igualar –o superar– a su envoltorio. La quinta edición de Open House Madrid que acoge la capital este fin de semana, ofrece la posibilidad de experimentar esa singularidad de edificios que habitualmente no son accesibles al público general, viviendo así la ciudad de una manera única y desde sus entrañas. “Nuestro objetivo es acercar la arquitectura a la sociedad, por ello realizamos una selección de edificios que van desde el patrimonio histórico hasta la arquitectura más contemporánea”, señalan Pati Núñez y Paloma Gómez Marín, co-directoras de Open House de Madrid.
Durante los próximos días, un total de 120 espacios abrirán sus puertas con visitas guiadas. De entre toda la muestra, los edificios más demandados por el público para su visita son el Banco de España, el Espacio Solo, el edificio Castelar Pérez-Llorca, el Centro Canalejas y el Instituto de Patrimonio Cultural IPCE de Fernando Higueras.
En esta edición repiten referentes como la Gran Logia de España, el edificio más visitado durante su segunda edición en 2016. Además, rinden homenaje al arquitecto Miguel Fisac con la exposición La Pagoda de Fisac, un icono desaparecido que se inaugura este viernes en el espacio Bulthaup Claudio Coello.
Con un 30% de edificios nuevos en su catálogo, incorpora como novedad las visitas de obra a proyectos que finalizarán el próximo año, siendo el caso del Centro Canalejas. Su éxito de convocatoria, dan prueba de la curiosidad incipiente del público por la arquitectura local. “Hablamos de 6.000 accesos gratuitos que se ha agotado en los diez primeros minutos de inscripción”, apuntan Nuñez y Gómez Marín.
Para los que no hayan podido inscribirse a tiempo, seleccionamos a continuación algunos de los edificios más emblemáticos que acoge la muestra.
1. La Casa de la Villa de Madrid
Sede del Ayuntamiento de Madrid hasta 2008, fecha en el que se trasladó a su actual ubicación en el Palacio de Comunicaciones, este histórico edificio vigila la calle Mayor desde 1692. Ubicado en el número 5 de la Plaza de Villa, ha sido testigo a pocos metros de la Puerta del Sol del movimiento 15M, de las uvas cada 31 de diciembre y la llegada del cercanías a la plaza más concurrida de la capital. Su estructura actual se erige sobre el solar del antiguo palacio de Juan de Acuña, que tras fallecer Felipe IV en 1629 decidió construir aquí la sede del Consejo de Castilla del que era presidente.
El proyecto que dirigió el arquitecto Gómez de Mora hasta su muerte en 1648 y que finalizó José de Villarreal, estableció la construcción de un patio interior a modo de espina dorsal de toda la estructura, cubierto con una bóveda de cristal –de ahí su nombre Patio de Cristales– creada por la Casa Mauméjean. Si las líneas sobrias y el uso predominante del granito y el ladrillo dominan en su composición, destaca la sucesión de bustos con forma de las figuras literarias más representativas del Siglo de Oro español.
Sufrió varias reformas, como la realizada por Luis Bellido a comienzos del siglo XX, que incorporó un pasadizo para unir el edificio de la Casa de la Villa con la Casa de Cisneros adquirido por el Consistorio para ampliar sus instalaciones.
2. La sede central del CSIC
No es casualidad que la firma del arquitecto Miguel Fisac (Damiel, 1913-2006) reincida en la lista de edificios que congrega este año el Open House Madrid. En cierta manera, su edición 2019 es un homenaje al creador de memorables edificios como Laboratorios Jorba "La Pagoda" o el Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX. “Desde la tercera edición quisimos rendir homenaje a los arquitectos más relevantes que han hecho que Madrid sea hoy tal y como la conocemos. Empezamos en 2017 con Sáenz de Oiza, el año pasado fue Fernando Higueras y este año es el turno de Miguel Fisac. Al ser nuestro arquitecto de referencia 2019, le dedicamos una ruta por su obra en Madrid, y varias exposiciones y mesas redondas en torno a su trayectoria destacando especialmente el edificio tristemente desaparecido de La Pagoda”, apuntan las co-directoras del evento Pati Núñez y Paloma Gómez Marín.
Uno de los edificios más emblemáticos de su carrera fue la proyección de la sede central del CSIC en el número 111 de la calle Serrano junto a Ricardo Fernández Vallespín. En la memoria del proyecto de 1942, un joven Fisac tuvo claro la grandiosidad que albergaría: “El Consejo Superior de Investigaciones Científicas es el representante de la más alta cultura de la Nación y su edificio ha de ser de una dignidad adecuada a tan importante servicio”.
Por ello, no descartó en proyectar una fachada digna de los moradas de los dioses griegos, cuya composición simétrica se basa en una gran escalinata que precede el pórtico octástilo de columnas corintias. Esta modernización del clasicismo la tomó prestada de sus coetáneos Moretti o Terragni, representantes de esta tendencia que hacía furor en italia.
En el ático, se mantendría vigilante el Árbol de la Ciencia, símbolo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Entre la sede y Instituto de Edafología que alberga este conjunto, asciende una plaza longitudinal con un estanque que recuerda a la Alhambra y sus albercas, una de las edificaciones más admiradas por el propio Fisac.
3. La estación Museo de Chamberí
La llamada ‘estación fantasma’ del metro de Madrid que sirvió de escenario para la película Barrio (1998) de Fernando León de Aranoa, reabrió sus puertas hace unos años dentro del proyecto Andén 0 junto a la Nave de Motores de Pacífico y el Antiguo vestíbulo de la Estación de Pacífico para conocer mejor el suburbano de la capital.
La estación de Chamberí formó parte de la primera línea de metro de Madrid creada en 1919 por el arquitecto Antonio Palacios, donde la funcionalidad de sus líneas simples no estaba reñida con el embellecimiento que aportó el azulejo blanco biselado y los recuadros de cerámica sevillana en ocre y azul a la bóveda. En ellos, se conservan casi intactos carteles publicitarios que datan de los años veinte y que ganaban en grandiosidad gracias al lucernario en el vestíbulo.
Tras su cierre definitivo en 1966 ante la imposibilidad de alargar la estación para adaptarla a los nuevos tiempos, en 2008 se decidió restaurarla para su posterior apertura al público en forma de museo sobre la historia del metro, proyecto dirigido por los arquitectos Pau Soler y Miguel Rodríguez. El visitante podrá hacerse una idea bastante fiel de la realidad de este medio de transporte en la época, manteniendo el mobiliario y los andenes originales, incluidas las taquillas.
4. Centro Canalejas
El kilómetro cero de Madrid quería ponerse a la altura de otras capitales europeas con un complejo hotelero, residencial y empresarial catalogado como una de intervenciones urbanas más importantes de las últimas décadas. El resultado es este ambicioso proyecto firmado por Estudio Lamela, autores de emblemáticos edificios de Madrid como Torres Colón o la T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid–Barajas, que harán de guía por la obra del Centro Canalejas este viernes y sábado a las 12.30 h.
Si el exterior mantiene las fachadas antiguas de siete edificios históricos del S. XIX y XX de la calle Sevilla –sedes de diferentes bancos y compañías como el Banco Español de Crédito o el Banco Hispano Americano, entre otros– el diseño toma la delantera en su interior con uno de los estrenos hoteleros más esperados del año, el primer Four Seasons en España.
Un total de 75 mil m2 de lujo vanguardista que abarcan desde el prestigioso hotel –cuyo interiorismo corre a cargo del estudio internacional BAMO–, más de veinte viviendas de lujo residencial proyectadas por el estudio de Luis Bustamante y una galería comercial.
5. La Gran Logia de España
No hay duda: la religión nos pica la curiosidad. Nada menos que 1.800 personas acudieron a la sede de la masonería en nuestro país durante las jornadas que ofrecieron de puertas abiertas en 2016, convirtiéndose en el edificio más visitado de la Open House Madrid de ese mismo año. No es de extrañar, por ello, que este edificio de 1982 haya sido uno de los primeros en agotar su visita en esta edición.
La Gran Logia de España comparte con sus homólogas de todo el mundo los antiguos principios de la Fraternidad masónica universal, además de contar con el legado histórico del Grande Oriente Español creado en 1889. Su interior que parece sacado de una película de David Lynch, llama la atención por su escasa iluminación y las hipnóticas baldosas blancas y negras que se entrelazan con columnas griegas. Sus paredes en rojo lynchiano parecen confluir en el Ojo de la Providencia, el símbolo masónico por excelencia.
6. estudioHerreros
Juan Herreros, el creador de este estudio internacional de arquitectura con sede en Madrid, Nueva York y Ciudad de méxico, nos desvelaba en una entrevista a ICON DESIGN su fórmula para diseñar el perfecto centro de arte hoy en día: "El espacio debe ser flexible para admitir prácticas y formas de exhibir arte que aún están por desarrollar". Al frente de estudioHerreros ha sabido proyectar espacios que escuchan al arte contemporáneo en su constante mutación, como el caso del Espacio SOLO, un museo que es a su vez un club social y lugar de trabajo.
Pero no solo de arte se nutre su dilatada carrera en la creación de espacios por todo el mundo. Su trabajo se extiende a múltiples disciplinas como la economía o las ciencias sociales, llevando a cabo proyectos como el Museo Munch en Oslo, la biblioteca Pública José Hierro de Madrid,el Parque Científico de Marsella, la Torre Banco de Panamá o el centro de congresos Ágora-Bogotá. Este encuentro dará la oportunidad de conocer la obra de un visionario de la arquitectura social según las demandas de los nuevos tiempos.
7. Hipódromo de la Zarzuela
En 1934, se celebró un concurso público para la construcción de un nuevo hipódromo que sustituyera a su predecesor del Paseo de la Castellana, demolido para hacer posible la prolongación del eje Castellana-Recoletos. De los nueve proyectos que se presentaron, el ganador fue el del equipo formado por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez y el ingeniero Eduardo Torroja, cuya construcción finalizó prácticamente en 1935 pero no se inauguraría hasta seis años después por el estallido de la Guerra Civil.
El Monte de la Zarzuela, al noroeste de la capital, fue el lugar elegido por sus vastas dimensiones –110 hectáreas– y su fácil acceso desde el centro de la ciudad. Considerado como una pieza clave de la arquitectura e ingeniería del siglo XX, destaca en su vanguardista estructura la cubierta de las tribunas de hormigón que proyectó Torroja, que parecen suspendidas en el aire por la ausencia de vigas a la vista.
Su rehabilitación en 2012 también marcó un hito. Llevada a cabo por Jerónimo García del Diestro y Liliana Claudia Obal Díaz, fue galardonada con el primer premio 2012 del COAM. Al ser un edificio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento en 2009, ser fiel a la esencia del mismo fue un requisito ineludible que llevó a la búsqueda de artesanos que construyeran como en los años treinta. Los nietos que hicieron los pavimentos fueron lo elegidos, y gracias a ellos se ha mantenido intacta la estructura y fachada de una de las maravillas de la llamada arquitectura orgánica.
8. Edificio del Grupo Catalana Occidente
Construido como oficinas para la empresa IBM, este edificio del 1967 es otra de las joyas arquitectónicas de Miguel Fisac que podemos encontrar en el Paseo de la Castellana. Emblema de la huella brutalista de Madrid, el arquitecto siguió la premisa de crear un espacio para oficinas “lo más diáfano posible’ sobre una planta libre, haciendoalarde de su destreza en la experimentación sobre el hormigón.
La gran protagonista es su fachada geométrica compuesta por el sistema "boomerang", que Fisac dio nombre al compuesto por dos piezas huecas de cierre, que dejaban pasar la luz pero sin orientaciones ni vistas al interior del edificio. El hueco generado entre ellas, crea un espacio independiente del exterior, transformando al hormigón en una membrana ligera que unifica la luz y el sonido en todo el edificio.
Estas planchas geométricas fueron a su vez una solución revolucionaria y dinámica para ejercitar el aislamiento térmico en un edificio. Esta característica que se repite en las tres fachadas del edificio, aporta un rostro contundente y bello –aunque algunos los cuestionen– a todo el conjunto. Después del traslado de la compañía IBM a su nueva sede en Santa Hortensia proyectada por Salvador Gayarre, el edificio pasó a ser propiedad del Grupo Catalana Occidente en 1995, albergando oficinas de sus distintas compañías como las de la Crédito y Caución.
9. Hotel VP Plaza España Design
Parece existir un empeño por convertir Plaza España en el nuevo referente hotelero de Madrid, haciendo frente así al eje formado por Sevilla y Banco España, y trasformando la zona con nuevos hoteles de lujo como centro temático. Es el caso del Riu Plaza España inaugurado el pasado mes de agosto y del Hotel VP Design, ubicado en el número 5 de la plaza.
La propuesta del proyecto ganador de este último ideada por el estudio b720 Fermín Vázquez Arquitectos en 2018, consistía en mantener las referencias históricas y tectónicas predominantes en la zona pero desde una fuerte presencia de la innovación en el uso del lenguaje urbano. El protagonismo del granito en la fachada, tan frecuente en el centro de Madrid, y los vidrios curvos que se inspiran en los escaparates de la vecina Gran Vía son un ejemplo.
Consta de tres partes bien diferenciadas –la base arcada, un fuste de modulaciones y el colofón superior que aloja una gran terraza con piscina– que alinean su coronación con los edificios contiguos para conseguir un efecto de ligereza y flotación. Cuarto interior (en zonas comunes y habitaciones) y el Studio Gronda (sala de Wellness y el Ginkgo Sky Bar) son los estudios que firman el diseño de un hotel que, en apenas un año, se ha convertido en un clásico de la fiebre rooftop que envuelve a Madrid.
10. Instituto Eduardo Torroja
El Instituto de la Construcción y la Edificación fue creado en 1934 por un grupo de arquitectos e ingenieros, entre los que se incluía Eduardo Torroja, con el objetivo de establecer una lugar dedicado exclusivamente a la investigación en el campo de la construcción y sus materiales. Tras adherirse el CSIC y el Instituto de Cemento, Torroja toma las riendas de su dirección a finales de los cuarenta supervisando la construcción de su nueva sede en la calle Serrano Galvache 4, a cargo de los arquitectos Manuel Barbero y Gonzalo Echegara.
En 1953 el Instituto queda inaugurado en el solar ‘El Bosque’, un emplazamiento privilegiado en Chamartín-Costillares ante el aglomeramiento urbano que estaba viviendo la ciudad tras La Posguerra. Situado entre pinares y con un fuerte desnivel hacia poniente, la edificación implicaba resolver diversos problemas funcionales y estético en los que la arquitectura y la ingeniería debían colaborar para llevarlo a cabo.
El resultado es un hito arquitectónico de gran versatilidad. Formado por un conjunto de volúmenes que dan cabida a espacios adecuados para usos muy diversos, no entorpece con el entorno sino que lo incorpora en su composición como un elemento más. Al fallecer Torroja en junio de 1961 y en homenaje a toda su carrera, pasó a llamarse Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc).
El edificio mantiene intacta su envoltura orgánica así como el comedor circular, las cubiertas de naves o las pérgolas de las Costillas, entre otros. El mobiliario que diseñó Manuel Barbero, también sigue en pie ocupando su función original.
11. Escuela de Musicalidad
En pleno Barrio de Salamanca, el arquitecto Manuel Collado Arpia firma este edificio de cadencias pop muy acorde a su contenido: una escuela de música que escapa de métodos convencionales apostando por el aprendizaje grupal en sus clases. Para cumplir los objetivos didácticos del centro –despertar la curiosidad musical, la conciencia sobre el espacio/cuerpo y la sostenibilidad– la arquitectura tenía que jugar un papel fundamental en una ecuación que incitara al juego y disfrute sin mermar la disciplina en la enseñanza.
El azul bebé y el rojo intenso (que simbolizan la calma y energía) predominan en las aulas, junto a composiciones amables en madera o la presencia constante del círculo como geometría unificadora. Su objetivo es crear un equilibrio visual que estimule al dinamismo o sugiera un estado de anti estrés según el momento de la práctica.
Su talante sostenible en armonía con la naturaleza se manifiesta desde la inclusión de luz natural por medio de elementos periscópicos, hasta el nombre de las aulas (Tierra, Agua, Metal, Madera) o la incorporación de elementos decorativos como las lámparas PET, realizadas con botellas recicladas en centros de artesanía de todo el mundo.
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