Lacaton & Vassal, los arquitectos de la empatía, exponen su trayectoria en Madrid
La muestra ‘Espacio libre, transformación, ‘habiter’ documenta en el Museo ICO la ecología constructiva del estudio francés galardonado con el premio Pritzker de arquitectura
En Espacio libre, transformación, ‘habiter’, la exposición que el estudio de arquitectura francés Lacaton & Vassal ha comisariado en el Museo ICO a partir de su propio trabajo, no hay ni una sola maqueta. “Es que no las utilizamos”, explica Jean-Philippe Vassal, uno de los dos fundadores, sobre esta clamorosa ausencia en una sala de exposiciones donde son habituales las reproducciones en miniatura que permiten entender la obra de grandes arquitectos. “Una miniatura por definición es un objeto pequeño, que miramos de lejos y que puede ser muy bonito, pero en el que no puedes entrar”, añade su socia, Anne Lacaton. “Cuando empezamos a trabajar en la transformación de grandes bloques de viviendas, nos dimos cuenta de que habían sido construidos a partir de maquetas construidas por trocitos de madera. Pero, hasta el final del proceso, nadie se interesaba por lo que había dentro de esos trocitos de madera. Y, sin embargo, en eso consiste una vivienda. Por eso trabajamos al revés. Empezamos por el espacio real, y todo surge a partir de ahí”.
Este dato podría parecer anecdótico, pero es uno de los argumentos que permiten entender por qué este año, en una era de transformaciones sociales y ecológicas cruciales, el Premio Pritzker de arquitectura, el más prestigioso del sector, ha recaído precisamente en este estudio con sede en Burdeos cuya trayectoria, a partir de los años noventa, se caracteriza por un sentido contrario a lo espectacular, pero firmemente enraizado en el cambio social contemporáneo. En la retrospectiva del Museo ICO, la primera en España, esta poética de lo concreto se plasma en tres secciones. En las dos primeras, Espacio libre y Transformación, los planos, alzados, descripciones técnicas y fotografías permiten comprender proyectos que no por su aparente –solo aparente– falta de fotogenia resultan menos fascinantes. De Lacaton & Vassal destacan los gestos radicales que han forjado su compromiso. Por ejemplo, la renuncia a intervenir en una plaza de Burdeos tras llegar a la conclusión de que no le faltaba ni le sobraba nada. O la construcción de una casa elevada cuatro metros sobre el suelo para no alterar la vegetación boscosa de Lège-Cap-Ferret.
En Grand Parc, un bloque de 530 viviendas en Burdeos, adoptaron una solución inédita: una galería de módulos de cuatro metros de anchura adosados a la fachada principal que ampliaron el espacio disponible en cada vivienda y redujeron el gasto de calefacción por un coste asumible por los vecinos. “A la hora de abordar un proyecto, hay que preguntarse qué solución proporciona más margen de elección y más libertad para personas que no siempre conocemos”, explica Vassal. “En una casa con más espacio se pueden hacer más cosas que en una casa con menos espacio. También importa la transparencia: si la aumentamos al máximo, siempre podemos cerrar o filtrar algunos espacios. Por el contrario, si solo dejamos una ventanita de un metro cuadrado en un muro de cemento, elegir se vuelve difícil”.
Esa filosofía permite entender otro de sus proyectos más conocidos, la reforma del Palais de Tokyo, el enorme edificio art déco que aloja el famoso centro de arte contemporáneo parisino. Allí, los arquitectos optaron por tirar muros innecesarios y dejar las instalaciones a la vista –y las paredes sin pintar– para lograr un espacio diáfano y libre que, como recuerda la conversación con Enrique Walker incluida en el catálogo de la exposición, se inspiró en la libertad espacial de Yamaa el Fna, la plaza de Marrakech hoy convertida en patrimonio inmaterial de la humanidad. Otro equipamiento cultural con su sello es el centro de arte FRAC en Dunkerque. A partir del edificio original, un imponente almacén de barcos en desuso, Lacaton & Vassal proyectaron una construcción gemela elaborada con paneles transparentes y flexibles que se pueden opacar o desplazar para acoger diversos usos.
De hecho, ese amor por lo diáfano se traslada a la planta superior de la exposición en el museo madrileño, ocupada únicamente por asientos ligeros desde los que se pueden contemplar proyecciones audiovisuales en bucle que documentan la vida cotidiana en distintos proyectos del estudio. Filmadas por Karine Dana, estas piezas huyen de lo ideal y se afirman en lo real, y permiten ver la vida familiar de personas que llevan años habitando los edificios construidos o transformados por Lacaton & Vassal. En un contexto en que la norma es fotografiar edificios un minuto después de su conclusión, antes de que el tiempo y el uso emborronen el planteamiento inicial de los arquitectos, este gesto casi costumbrista vuelve a demostrar pasión por lo concreto. “Cuando las personas viven en viviendas estandarizadas, se adaptan a ellas”, afirma Lacaton. “Pero, cuando tienen otra cosa, se adaptan de otro modo. Por eso estas grabaciones son tan interesantes para nosotros. Nuestras viviendas pueden parecerse entre sí, pero permiten libertad suficiente para que cada persona se apropie de ellas a su manera”.
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