La cafetería de los ‘Machos Alfa’, un destino gastronómico frecuentado por ministros y empresarios
Volea, en un club de pádel de Pozuelo de Alarcón (Madrid), es una de las localizaciones de la serie de televisión del momento, y un modelo de negocio culinario cuya fórmula se replicará en otros centros deportivos
Es una de las localizaciones donde transcurre una de las series que arrasa y de la que todo el mundo habla en este momento. Los protagonistas masculinos de Machos Alfa (Netflix), interpretados por Fernando Gil, Raúl Tejón, Gorka Otxoa y Fele Martínez, se desahogan de sus penas de machotes dándole a la pala en una pista de pádel. La ubicación de estas instalaciones es real. Se trata del club Mad4Padel, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), que cuenta con una cafetería que, desde hace dos años, se ha convertido en algo más que un espacio donde se servía a los socios y a los deportistas un café o un refresco con una magdalena o sándwiches mixtos.
Volea se ha convertido en algo más que la cafetería de un club deportivo. Es una de las direcciones frecuentadas por la parroquia de la zona, entre la que se encuentran empresarios, ministros en activo y retirados de la política, además de familias de postín y devotos del buen comer. Los nombres que están detrás de esta transformación son los del cocinero Óscar Portal y Jorge Dávila, uno de los directores de sala de restauración más reputados de España, que se hicieron cargo de la gestión del local. Portal se formó en restaurantes como el Gran Casino de Madrid, Pedralbes o Zalacaín, además de haber sido jefe de cocina de Piñera, en Madrid, y de los hoteles St. Regis Ciudad de México, Hermitage, en Andorra, y de Casa Cook, en Ibiza. Por su parte, Dávila está avalado por su trabajo en Zalacaín, en La Nueva Fontana, Piñera, Álbora y en A’Barra —en estos dos últimos era el director cuando recibieron la estrella Michelin—.
Platos sencillos y bien ejecutados
Tiene el mérito, más allá de aparecer en una serie de televisión de éxito, de haberse convertido en un destino gastronómico, con un repertorio de platos sencillos, bien ejecutados, además de una selección de vinos interesante —ahora disponen de un menú degustación, con platos como una gamba roja, anguila ahumada, arroz de chipirones y ajetes, carré de cordero asado y tarta de quesos, con maridaje incluido de diferentes vinos del grupo La Rioja Alta, por 40 euros—. Y al igual que les sucede, en ocasiones, a los machos alfa de la serie, este proyecto nace, en plena pandemia y un caluroso mes de agosto, de la ilusión de aquel que no tiene nada que perder y se juega el dinero que no tiene para salir adelante.
A pesar de que había días en los que tenían ganas de tirar la toalla, vieron la oportunidad y encontraron el hueco, que hasta ahora pocos habían explorado: convertir la barra del bar de un centro deportivo en un espacio donde comer bien, con una buena relación calidad-precio, teniendo en cuenta el alto nivel de los productos con los que trabajan.
Tienen lleno a diario con almuerzos de negocios, además de socios del club que sudan la camiseta dándole a la pala, y los fines de semana se ha convertido en una parada fija para las familias. Tanto es así que disponen de una cuidadora que entretiene con juegos infantiles en un espacio aparte a los más pequeños cuando estos acaban de comer. Un alivio para padres y demás comensales.
Dispone de dos cartas, una en barra y otra para el restaurante, con una agradable sala con vistas a las pistas deportivas, que cuenta con una terraza adicional, y una propuesta de platos concebidos para todos los miembros de la familia. No faltan las croquetas cremosas de jamón acompañadas de una salsa de romescu (12 euros), el bocadillo de calamares (15 euros), magnífico el entrepanes de pastrami, con un pan de cristal que hace que la masa sea más ligera que la del mollete, con queso scamorza y mayonesa (15 euros). Entre los platos a compartir, unas patatas bravas con alioli (12 euros), el torrezno a baja temperatura (16 euros) o una ensaladilla de bogavante con espuma de mayonesa y hoja de kale frita (18 euros).
Todos estos platos se encuentran también en la carta del restaurante, donde ofrecen diferentes ensaladas, como la de burrata con bonito ahumado, tomate asado, rúcula y cebolla caramelizada (17 euros), una tortilla abierta (al estilo de la que prepara Sacha) de patatas, alcachofa y burrata (16 euros), bienmesabe con guacamole (20 euros) o un huevo Périgord con trufa, foie y Oporto (22 euros). Pero el punto fuerte de la casa son los arroces, que sirven para un mínimo de dos personas y elaboran con la marca de arroz Bombita de Molino Roca: del senyoret seco, con rape y calamares (20 euros cada ración), de verduras (19 euros), de pichón y butifarra negra (22 euros), meloso de chipirones, ajetes y cigalas (21 euros), o el fideo rosso, con gamba roja y alioli (21 euros).
Para los carnívoros ofrecen chuletillas de cordero con patatas, trufa y parmesano (23 euros), ojo de bife de 250 gramos a la parrilla (23 euros) o un estofado al estilo bretón de carne Angus (22 euros). Y concluye la carta con el postre estrella: una tarta de queso con confitura de arándanos (8 euros), o una torrija de pan brioche caramelizada con helado de violeta (8 euros).
Tal es el éxito del modelo de negocio que han llamado a la puerta de sus propietarios, Dávila y Portal, otros centros deportivos para replicar la fórmula. Están abiertos a escuchar ofertas. Tienen claro que un centro deportivo no tiene por qué ser un sitio anodino desde el punto de vista culinario. Y en eso están.
- VOLEA
- Dirección: calle de la Pedriza, 6 (Club Mad4Padel). Pozuelo de Alarcón (Madrid)
- Teléfono: 914 88 22 12
- Web: volea.net
- Cierra: no cierra
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