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Calabaza y cebolla asadas con tahini y avellana

Versionamos la enésima receta de verdura de Ottolenghi, esta vez con un saludo al otoño con la calabaza como protagonista, un fruto seco que aporta el toque crujiente y una sabrosa salsa con base de sésamo.

Apetece otoño
Apetece otoñoMÒNICA ESCUDERO

Si hay algo capaz de darnos un buen motivo para encender el horno apenas afloja el calor -e incluso cuando está en su momento más álgido, no os voy a engañar- es una receta de Yottam Ottolenghi. Los platos de este cocinero israelí me fascinan tanto para comérmelos -sus restaurantes de Londres son parada obligatoria cuando voy por allí- como para usarlos de inspiración cuando cocino en casa.

Me declaro fan enfervorizada de sus libros y recetas en The Guardian, aunque a la vez no dejo que me desanime no tener a mano alguno de los chiquicientos ingredientes que suele poner en cada una de ellas (cosas de tener la nevera de una casa en lugar de la de un restaurante). Sus combinaciones de verduras asadas suelen ser fastuosas, una apuesta segura que convence hasta a los menos entregados a la causa verdulera.

Esta calabaza es una de sus propuestas más sencillas; la versión original lleva piñones en lugar de avellanas, pero me gusta más la resistencia que ofrecen las segundas al mordisco. Podéis utilizar vuestro fruto seco favorito, y terminarla si queréis con un poco de cebollino, cilantro o perejil fresco picado. Si queréis darle más enjundia para convertirlo en una cena completa, aumentad un poco la cantidad y servidlo con un filete de pescado, un huevo a la plancha, tofu, un contramuslo de pollo, unos garbanzos o la proteína que más os apetezca.

He sido muy prudente con los tiempos de horneado porque al cortar la calabaza y la cebolla bastante finas y teniendo en cuenta las diferencias de temperatura que suelen tener los hornos, la diferencia entre unas deliciosas verduras asadas y unas churrumadas puede ser cuestión de minutos. Cuando os sentéis a comer con todo en su punto, veréis que que poner el temporizador y asomar la cabeza al horno de vez en cuando vale la pena.

Dificultad: La de encender el horno.

Ingredientes

Para 4 personas (como primero o acompañamiento)

  • 1 k de calabaza violín, potimarrón o alguna otra variedad de piel tierna
  • 2 cebollas dulces
  • 50 g de avellanas tostadas
  • 3 cucharadas de tahini (o sésamo tostado)
  • 2 cucharadas de zumo de limón
  • 1 diente de ajo (o menos, al gusto)
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Za’atar
  • Pimienta negra recién molida
  • Cilantro, perejil o cebollino (opcional)

Instrucciones

1.
Calentar el horno a 200 ℃. Trocear la calabaza sin pelar y las cebollas -estas sí, peladas- en gajos de aproximadamente 1,5 cm, y ponerlas en una bandeja de horno grande, aliñando con un poco de aceite de oliva, sal y pimienta. Mezclar bien, extender y cubrir con papel de hornear o de aluminio. Mirar las verduras a los 20 minutos, y si necesitan un poco más de tiempo controlar cada cinco minutos para que no se quemen.
2.
Mientras, hacer una salsa triturando el tahini o el sésamo, el zumo de limón, el diente de ajo y un poco de sal. Si es necesario, añadir un poco de agua, emulsionando hasta conseguir una salsa cremosa con una textura parecida a la del yogur.
3.
Servir las verduras tibias o a temperatura ambiente con la salsa por encima, las avellanas picadas -en trozos desiguales-, za’atar, pimienta, alguna hierba fresca picada -si se quiere- y, si le falta, un poco más de sal.

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