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‘Cheesecake’ de puerros

Esta tarta de queso con puerros que te proponemos es nuestra forma de decirte que vale, que sí, que nos unimos a la fiebre del 'cheesecake'. Y que aportamos, además, nuestra propia receta.

Quiche parece, 'cheesecake' es
Quiche parece, 'cheesecake' esMARTA MIRANDA

¿Cuál es la mejor manera de bajar un poco la fiebre del cheesecake? Unirte a ella, por supuesto. Me dirás que vale, que este cheesecake de puerro es un pastel salado como cualquier otro, pero la cantidad de queso que lleva en las entrañas y esa base hecha con galletas cracker y mantequilla, le dan la categoría de tarta de queso con todas las de la ley. Con puerros, sí, pero cheesecake.

En El Comidista hemos demostrado con creces nuestro fansismo por las tartas queseras: las hemos hecho japonesas, cremosas y definitivas, de ricota y chocolate, con melocotón y hasta en vasos, que para modernos, nosotros. Y ahora le damos al cheesecake salado, porque somos así y nunca nos damos la vuelta al dejar atrás una explosión.

Una de las diferencias entre este cheesecake salado y una quiche, es el reposo y enfriado necesarios para comerlo como es debido. Hay que hacerlo con antelación, porque tendrás que dejar que se enfríe a temperatura ambiente y luego refrigerarlo durante un par de horas como mínimo –si se puede más, mejor que mejor– para que se cheesecakize, mejorando el sabor y la textura. Luego, cuando la base esté firme, no se desmenuce y la tarta se haya compactado, se sirve a temperatura ambiente o, si no concibes eso de comer tartas saladas frías, con un toque de microondas, pero sin achicharrar.

La cantidad de mantequilla utilizada para hacer la base está pensada para unas galletas cracker, que tienen poca grasa en su composición; si utilizas otro tipo de galletas saladas que sean más grasas, es posible que no necesites tanta. En ese caso, comienza añadiendo menos mantequilla, observando cómo sale la masa y aumentando la cantidad si es necesario. La masa debe poder compactarse al presionarla contra el fondo del molde, si queda arenosa y se disgrega, necesita más grasa que la amalgame.

Ahora que llega la temporada de picnics y comidas en terrazas y jardines –propios o ajenos–, este pastel salado nos soluciona un yquéllevo: se hace con antelación suficiente como para no andar liados a la fecha del convite, a la gente le gustan las tartas saladas, se traslada estupendamente dentro del mismo molde en el que se ha cocinado y se parte en porciones con facilidad.

Dificultad: Para gente que sabe compactar cosas.

Ingredientes

Para 6-8 personas

  • 500 g de puerro limpio
  • 350 g de queso crema
  • 250 g de queso ricota o requesón
  • 200 g de nata líquida
  • 3 huevos
  • 1 cucharada sopera de harina
  • 60 g de mantequilla
  • 1 cucharada sopera de mostaza
  • Sal
  • Pimienta negra recién molida

Para la base

  • 250 g de galletas cracker o saladas
  • 180 g de mantequilla fundida

Instrucciones

1.
Triturar las galletas cracker hasta obtener polvo de galleta. Añadir la mantequilla fundida y mezclar.
2.
Preparar un molde desmontable redondo de unos 21 cm de diámetro colocando una lámina de papel de horno cortada a media en el fondo. Verter la mezcla de galletas y mantequilla en el molde y presionar hasta obtener una capa compacta y uniforme que cubra el fondo. Guardar en el frigorífico durante 30 minutos.
3.
Precalentar el horno a 180º.
4.
Lavar los puerros, eliminar las hojas más toscas y cortarlos en rodajas finas.
5.
Preparar una sartén con mantequilla, calentarla y dejar pochar los puerros a fuego medio alrededor de 20 minutos añadiendo sal a la verdura.
6.
Mezclar el queso crema con el ricotta, la nata y la mostaza con una batidora eléctrica de varillas hasta obtener una crema homogénea. Incorporar los huevos, mezclar y añadir la harina mezclando de nuevo.
7.
Agregar los puerros pochados a la crema y mezclar. Probar el punto de sal, rectificar si es necesario y añadir pimienta negra recién molida al gusto.
8.
Verter la masa en el molde e introducir en el horno. Dejar cocer entre 45 y 60 minutos o hasta que el centro del cheesecake esté cuajado.
9.
Dejar templar, refrigerar durante al menos dos horas y servir a temperatura ambiente.

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