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Trece vinos que abrigan para terminar el invierno

Proponemos 10 tintos y tres blancos a partir de ocho euros, potentes y con crianza para calentarnos a precio moderado antes de que llegue la primavera

Vinos
Brindis invernalAsiaVision (Getty Images)

El invierno pide cuchara, guisos, sopas, fideos, cocidos y todo tipo de platos contundentes. Si te gusta el vino, también es la mejor época para beber y probar todos esos más potentes, con más cuerpo; esos que algunos dicen que son para comer con cuchillo y tenedor. Sí, suelen ser vinos un poco más caros –cuanta más crianza, más caros–, pero aquí estamos para ayudarte con un listado de vinos que abrigan sin soltar una pasta.

Granza

Seguro que conoces Matarromera. Pues esta conocida bodega de Ribera del Duero tiene un secreto escondido que se llama Granza. Es un vino orgánico de tempranillo con crianza, y cuesta poco más de 10 euros. Por ese precio es un regalo.

Origen

En tu vida ibas a pedir tú un vino de la Conca de Barberá (Tarragona) con unos monjes elaborando vino en la etiqueta. ¿A que no? Origen es un homenaje al origen de estos viñedos, entre los monasterios de Santa María de Santes Creus y del Poblet. Un tinto potente, con mucho sabor, que con un guiso abriga más que una batamanta.

El Meteorólogo

La mencía es complicada, y uno se quita el sombrero cuando bebe tintos de esta variedad tan conseguidos como este (además sin crianza, a pelo, del viñedo a la botella). Se acaba de lanzar, solo 5.000 botellas y cuesta ocho euros. Es de los que hay que abrir un poco antes para que se suavice, pero en su punto es muy achuchable

Moristel ‘76

La bodega que elabora este vino llegó a él por accidente. Habían comprado un paquete de viñas en Somontano, y una era de variedad moristel plantada en 1976. Nico, el enólogo, decidió hacer un vino solo de esa parcela, interviniendo lo mínimo en el proceso de elaboración. El resultado es uno de los tintos más curiosos e invernales que me he cruzado nunca. Si te mola experimentar, este el tuyo.

The Final Countdown

Que una botella sea bonita no afecta al sabor, pero sí a tu predisposición a que ese vino te guste más; por tanto, sí afecta de alguna manera. Este vino me entró por los ojos, pero después me enamoró por el sabor. Siempre que se habla de vinos españoles potentes, aparece antes o después el Mediterráneo. Y este tinto es un mediterráneo con mucha potencia, sabor e historia.

Ninja de las uvas

Lo que más merece la pena de este vino es que te lo cuente Julia, su madre y enóloga. Este tinto es una marcianada que sabe a mil cosas. Se elabora con garnachas de Bullas (Murcia), y entre lo cálido del terreno y los 11 meses de barrica, es un tinto de esos que aguanta cualquier plato invernal.

Monestir Sant Sebastià dels Gorgs Negre

Este vino es un puzzle. Sus piezas están repartidas en tres parcelas diferentes de cabernet sauvignon, syrah y garnacha en el Alto Penedés. El trabajo que hay detrás de la elaboración de este tinto es nivel alquimista. Pura artesanía. Y con uva (tinta) en parra. Algo muy raro, con muchos matices.

Aires de Arriba Monastrell

No me voy del mediterráneo. Nos vamos a Jumilla. Allí está Ángela con su proyecto Aires de Arriba en el que está recuperando viñas en peligro de extinción. Su Aires de Arriba Monastrell es un cañón de tinto del que solo elabora 6.000 botellas. Uno de esos proyectos que, o te los cuenta alguien, o no te cruzas con él en la vida.

Mesopotamia Eclipse

A mí la zona de Toro (Zamora) me suele costar por su dureza. Pero si uno busca, encuentra tintos con mucho sabor y no tan duros: de este solo se elaboran 8.500 botellas y se vende a partir de poco más de 12 euros. Es el proyecto de Adela y Bernardo, dos viticultores enamorados de su tierra que están rescatando las viñas de los pequeños viticultores de la zona.

Cinco de Copas

Sin salir de Toro, y buscando vinos no tan agresivos en la zona, probé hace poco este tinto de 10 euros, que nace en una pequeña bodega creada hace apenas 15 años, y que con solo seis parcelas y poco más de 20 hectáreas está dando guerra. Y con razón.

El Pacto del Alto Najerilla

¿Vino blanco para el invierno? Sí, hay blancos que abrigan. Este, entre lo extremo del viñedo del que nacen sus uvas, y el año de crianza en madera, es un blanco de lo más invernal. También funcionaría en verano, pero si eres más de blanco, este es una opción magnífica para este momento.

García Duque

¿Un verdejo de Rueda para el frío? Como lo oyes: no todo Rueda son verdejitos para beber en la piscina. Este es un blanco muy serio, con barrica, y que lo mismo te aguanta un cocido que una crema. Su enóloga, Pilar Duque, estuvo años asesorando bodegas en Rueda hasta que se lanzó con su propio proyecto para poder hacer un Rueda a su manera. Merece mucho la pena.

La Piconada Blanco

Rioja también sabe de blancos, sobre todo de blancos con barrica. Este es muy especial porque está elaborado con chardonnay, y yo no sé cuántas chardonnay riojanas conoces tú, pero yo pocas tirando a ninguna. Solo 6.000 botellas y nacido en una bodega de 1880. Un trozo de historia embotellada que aguanta la comida que le eches.

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