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Los productos más populares de Lidl, de peor a mejor

Del gazpacho al tomate frito, pasando por las salchichas, el ‘skyr’, el chocolate y las hamburguesas: catamos y ponemos nota a 20 superventas de la cadena alemana

No es griego de verdad, pero es un lácteo digno.
No es griego de verdad, pero es un lácteo digno.el comidista

Después de hacer lo propio con Mercadona, el núcleo duro de El Comidista ha catado no diez ni 15, sino hasta 20 de los productos más populares de Lidl, el supermercado con el jingle más pegajoso. Y del que es imposible salir sin ir a chafardear la sección de bazar, especialmente la zona de equipamiento de cocina (aunque también puedes salir con un pelador de cables, una luz de jardín en forma de mariposa o una alfombrilla de yoga que no sabías que necesitabas).

En Lidl no agrupan toda la alimentación bajo un mismo paraguas -como Hacendado en los dominios de Juan Roig-, sino que cuentan con diferentes proveedores, como Chef Select para frescos como el gazpacho o el guacamole, Snack Day para los ídem, Milbona para yogures y lácteos o Freshona para las conservas. Hemos puesto nuestras papilas a trabajar para catalogar productos como el yogur griego, la salsa de tomate o el chocolate, de peor a mejor, desde los que nos han dado ganas de pasarnos una lija por la lengua y dejar de comer para siempre hasta los que ya nos han hecho volver a por más (con alguna sorpresa incluida).

Patatas corte fino congeladas Harvest Basket

Tienen mejor pinta que sabor
Tienen mejor pinta que saborMònica Escudero

Si me dan a elegir entre que me atropelle un camión, un tiro en la rodilla y tener que incorporar estas patatas a mi dieta habitual, pensaría a qué rodilla le tengo menos aprecio. Se hicieron virales por tener solo un 3% de aceite de girasol, y “unos macros increibles” (sic), pero en el fit llevan la penitencia: después de 18-20 minutos en la air fryer a 200 grados -están pensadas para cocinarse en este electrodoméstico-, ya que con menos tiempo no quedan doradas, consigues una versión securria y terrible de las clásicas patatas paja. El programa de mi freidora de aire para hacer patatas desde cero dura 15 minutos, y salen relativamente bien (dentro de lo posible, no creo que sea el sitio ideal para freír patatas). Como quedan completamente secas, tampoco se les pega la sal, así que además son terriblemente sosas. ¿Pueden tener sentido si estás dispuesto a comer esto a menudo, pensando que son ‘saludables’ en lugar de comerte unas patatas fritas de verdad muy de vez en cuando? Ni con esas. Están malísimas o, en palabras de mi hijo “esto no me genera ningún tipo de satisfacción” (y generar satisfacción es exactamente la finalidad de unas patatas fritas, espero que estemos de acuerdo). Precio: 1,85 euros el paquete de un kilo. Nota: 0,5 (Mònica Escudero).

Classic protein ice cream Gelatelli

Mucha proteína, poca diversión.
Mucha proteína, poca diversión.El Comidista

Sí, un helado con proteínas. Has leído bien. La absurda e injustificada fiebre por este macronutriente ha empujado a cierta industria alimentaria a crear los productos más disparatados, que lo utilizan como reclamo para parecer saludables. Si crees que las proteínas de estos helados con palito te van a ayudar a muscularte, te equivocas. Si crees que son más sanos, también: contiene un 10% de azúcar, edulcorantes a cascoporro y grasas de mala calidad. Y si crees que al menos estarán bueno, te informamos de que ni siquiera eso: más duros que una piedra, cuesta que se fundan en la boca, dan una sensación extrañísima de sequedad y no saben a nada más que a eritritol y a aromas artificiales. Cualquier helado convencional, por barato e industrial que sea, es mejor que este engendro. De lo peor que hemos probado este año, esta década y este siglo. Precio: 1,99 euros el paquete de 4 helados. Nota: 1, y porque la capa exterior de algo-parecido-al-chocolate es comestible, que si no sería un 0 (Mikel López Iturriaga).

Snack de alubias con harina de alubias Snack Day

Prefiero comer alubias. Secas y crudas.
Prefiero comer alubias. Secas y crudas.Mònica Escudero

Un snack en cuya bolsa pone que es “de alubias”, reiteran que está hecho “con harina de alubias” y que además es “fuente de fibra”, y tiene colorcito de espinaca y remolacha: ¿qué puede ir mal? Pues, resumiendo, todo: detrás de estos reclamos que gritan “saludable” a los cuatro vientos hay un snack igual de poco interesante nutricionalmente que cualquier otro y que además no está bueno. Específicamente, tiene sabor a fritanga rancia, un crujiente que no acaba de serlo y un fondo de tristeza e inanidad que solo le da una ventaja frente a otros aperitivos del estilo: no te vas a querer comer toda la bolsa del tirón. Jaque mate a la manipulación del umbral de la saciedad. Precio: 0,90 euros. Nota: 1. (M.E.).

Pizza fresca Carbonara Chef Select

Ni carbonara ni carbonero.
Ni carbonara ni carbonero.

Ponerle carbonara a la pizza es un juego peligroso que solo sale bien en contadas pizzerías, por lo que a nadie le sorprenderá que, en una producción a gran escala y con ingredientes de baja calidad, el experimento acabe en tragedia gastronómica. Lo de menos es que la “carbonara” de este comestible lleve nata y a la vez prescinda del ingrediente principal de dicha salsa, el huevo. Nada se salva en esta abominación: ni la masa, absolutamente insípida; ni el bacon, ni los trozos indefinidos de grasa amarilla que imita al queso, ni los champiñones chuchurríos que nadie sabe por qué están ahí. En el envase anuncian que está “cocida al horno de piedra”, cuando sería más honesto poner “diseñada en los laboratorios de I+D de Mordor como comida para los empleados de Sauron”. Ni es pizza, ni carbonara, ni nada que se le parezca, sino un precocinado solo apto para adolescentes con hambre y el paladar destruido por los ultraprocesados. Precio: 2,59 euros. Nota: 2 (M. L. I.).

Guacamole Chef Select

Mira, no
Mira, noMikel López Iturriaga

Como recuerda con insistencia su envase, el guacamole de Lidl tiene un 96% de aguacate fresco. El otro 4% está compuesto por algunos ingredientes que sí podrías encontrar en un guacamole de verdad (sal, cebolla, jalapeño, cilantro) y otros que no tanto (ácido ascórbico, ácido cítrico, azúcar, sorbato potásico, aroma de ajo). La presencia de estos intrusos se podría perdonar si el producto resultante no fuera tan agrio, tan desangelado y tan poco cremoso. La suavidad del aguacate muere aplastada por sabores agresivos desconocidos en la salsa tradicional mexicana, el color recuerda a las aguas estancadas y la textura es directamente catastrófica. Pelar un aguacate, aplastarlo con un tenedor y ponerle sal cuesta poco más que comprar y abrir esta cosa, y aseguro que proporciona una experiencia un millón de veces más satisfactoria. Precio: 1,59 euros el envase de 200 gramos. Nota: 2,5 (M. L. I.).

Salchichas de Viena Dulano

Que unas salchichas tipo Viena tengan la piel crujiente siempre me parece un plus, y estas además tienen un toque ahumado bastante interesante, así que al primer mordisco prometían (supongo que nadie compra este tipo de producto por su calidad nutricional, pero por si acaso, tienen un 85% de carne de cerdo). Rápidamente se me desinfló el suflé: el drama viene por la desproporción entre la piel -en este caso hecha con tripa de cordero- y el relleno, en la que el primero gana hasta un punto en el que, si te las comes solas -seguramente con pan se note menos- hacen bastante bola. En el mismo lineal -y de la misma marca- había otras salchichas más gruesas tipo bockburst y bratwurst, que a lo mejor se acercan más a la proporción áurea salchichil. Cuestan 3,99 los 400 gramos (ocho salchichas, separadas en dos blister). Nota: 3. (M. E.).

Tomate frito receta artesana Freshona

La textura está bastante lograda
La textura está bastante logradaMikel López Iturriaga

Empecemos por lo bueno: el tomate frito de Freshona -me lo pido como nombre de drag queen- posee una textura muy lograda. No está hipertriturado como algunos de sus competidores, por lo que en este aspecto casi podría colar como casero. Solo lleva tomate, aceite de oliva, azúcar, sal y especias, y no hay nada en él especialmente irritante desde un punto de vista gustativo. A partir de ahí, algunas pegas importantes, como el exceso de azúcar añadido para apagar la acidez del tomate o uso indiscriminado (más de un 15%) del aceite, que además de saber un pelín rancio hace la salsa demasiado grasienta. Se llevaría un aprobado raspadísimo si no se vendiera con el engañoso reclamo de ser “artesana”, cuando está elaborada en un polígono industrial de Murcia. Precio: 2,29 euros el bote de 570 gramos. Nota: 4,5 (M. L. I.).

Salmorejo fresco Chef Select

La versión lidlesca del clásico cordobés lleva un 78% de tomate, pan, un 7% de aceite de oliva virgen extra, aceite de girasol, vinagre, sal y ajo. Es decir, que poco se puede objetar a su lista de ingredientes salvo el abaratamiento de costes con el aceite de girasol. Otra cosa es que el producto se aproxime al sabor de un salmorejo casero, o que no presente claros defectos como el leve regusto a ajo pasado, la textura excesivamente pastosa o un exceso de grasa visible a nada que te pongas a examinar la crema. Aún así, comparado con otros salmorejos industriales, resulta bastante aceptable: ninguno de sus fallos es insufrible, está correcto de acidez y al menos no sabe a tomate cocinado. Precio: 3,19 euros el litro. Nota: 5 (M. L. I.).

Pan de hogaza Campeón del Mundo

El pan “campeón del mundo” no ha ganado premio alguno en la Olimpiada del Carbohidrato, pero por algún motivo tanto Mercadona como Lidl venden bajo esa denominación una variedad con harina de trigo, de centeno y semillas a cascoporro. ¿Merece de verdad una medalla de oro el del supermercado alemán? Si lo comparamos con un pan artesano de verdad, yo diría que ni la de bronce, porque no tiene el aroma o el sabor profundo a cereal exigibles a un buen ejemplar de panadería. Sin embargo, podría competir con dignidad en la carrera del pan industrial de supermercado: la miga es jugosa, la corteza cruje, las pipas distraen y hay algo de acidez que se agradece. No mata, pero si no tienes nada mejor a mano, parece una opción razonable. Precio: 1,99. Nota: 5 (M. L. I.).

Gazpacho fresco Chef Select

La etiqueta nos informa de que lleva un 76% de tomate, 7,7% de aceite de oliva virgen extra, agua, pepino, pimiento, vinagre, sal y ajo, y la web de Lidl que estamos frente a un producto “ganador por su sabor en una cata con 200 consumidores con un producto similar elaborada por una organización independiente en junio 2023″ A pesar de estar a años luz de su versión pasteurizada -que consiguió un triste dos en nuestra cata de gazpachos- tiene un sabor un poco plano, donde el pepino tiene un punto metálico y el vinagre prácticamente no se nota. La textura es muy triturada, y el aceite no está completamente emulsionado sino que hace un poco de charquito encima (lo que se soluciona con un removido vigoroso antes de servirlo). ¿Está malo? No, es un gazpacho correcto, pero teniendo en cuenta que en la estantería encima estaba el de García Millán, me inclinaría por este sin dudarlo (por eso le dimos un ocho en la cata anteriormente mencionada). Precio: 2,99 euros el litro. Nota: 5,5. (M.E.).

Patatas Churrería Snack Day

Las patatas “churrería” de Lidl están elaboradas en un polígono industrial de Ribaforada (Navarra), por lo que obviamente no se han cruzado con un churro en su vida. Sin embargo, no se les puede negar un aire a ese tipo de patata propia de las tiendas o puestos de dichos fritos: son gruesas, crujientes, ligeramente grasientas y, por lo tanto, satisfactorias. El aceite es de girasol; las patatas, normalitas, y no parece haber demasiado mimo a la hora de freírlas porque se cuela más de una chip churrumada, pero en general están comestibles. Aunque no destacan para bien, tampoco lo hacen para mal. Precio: 1,69 euros la bolsa de 300 gramos. Nota: 6 (M. L. I.).

Chocolate 85% cacao Orígenes J. D. Gross

Catar chocolate requiere una especificidad parecida a la de catar aceite, y me temo que estoy a años luz de tenerla, pero ahí vamos porque el que tenga miedo a morir que no nazca. Para empezar, huele bien, a cacao y a tostado, y de cerca también se percibe un punto ácido, como de pan de centeno. Rompo un trocito y dejo que se me deshaga en la boca: pasado un minuto, creo que lo apreciaría más si la tableta fuera más fina, para que se fundiera antes aunque no lleve mucha manteca de cacao y se notaran otros sabores antes de que la astringencia se haga fuerte. Tiene algo de azúcar, no dicen cuánto pero es el cuarto ingrediente de seis; desde luego dulce no es. Por cierto: se llama Orígenes pero no sabemos cuál es su origen, solo que es fairtrade o de comercio justo (aunque especifican que “se puede mezclar con cacao no certificado en una base de balance de masas”). Precio: 1,59 euros los 125 gramos. Nota: 6,5, subiría un punto fácilmente si fuera más fino. (M.E.).

Tortilla de patata con huevos de gallinas camperas y cebolla caramelizada Chef Select

Comparada con otras, ni tan mal
Comparada con otras, ni tan malMikel López Iturriaga

De una tortilla de patata envasada no esperas mucho más que tristeza, porque casi todas las que encuentras en los supermercados son tremendos mazacotes frente a los que reflexionar sobre el sinsentido de la existencia. Seguramente por eso la tortilla más-o-menos-gourmet de Lidl sabe a refrescante novedad: a pesar de los defectos -la cebolla no está caramelizada, sino que le han puesto azúcar, y las patatas no están fritas, sino cocidas y un pelín duras-, sus creadores han obrado el milagro de fabricar un interior ligeramente cremoso. Sólo por alejarse de la textura ladrillo, no solo se pone muy por delante de sus competidoras, sino que se deja comer sin grandes dramas. Precio: 2,29 euros la tortilla de 600 gramos. Nota: 6,5 (M. L. I.).

Queso curado de oveja con mojo picón

Además de tener quesos clásicos como Idiazábal, manchego o Comté, la sección de quesos de fantasía de Lidl brilla con luz propia e incluye varios premiados. El de leche de oveja pasteurizada con mojo picón consiguió un bronce en las ediciones 2019 y 2020 de World Cheese Awards, plata en 2021 y bronce en 2023 en los International Cheese and Dairy Awards. Lo miro mientras se templa con el escepticismo de una amante del queso artesano y sin brilli-brillis, pero al primer mordisquito desaparece cualquier prejuicio: la verdad, está bueno. Tiene un punto de curación en el que ya se aprecian un poco los cristales de tirosina que le dan ese toque ligeramente arenoso, y el pimentón picante del mojo lo equilibra muy bien. Un bocado golosísimo tanto en taquitos como cortado fino, y me ha dicho una amiga que si te lo dejas a mano mientras estás escribiendo es bastante fácil comerte media cuña sin darte cuenta. Cuesta 26,90 euros el kilo. Nota: 7. (M. E.).

Yogur natural griego Milbona

Los lácteos de Lidl tienen una buena reputación que, en algunos casos, está justificada. El yogur de estilo griego es uno de ellos: un producto industrial muy correcto, denso pero cremoso, no demasiado infantilizado en su nivel de acidez y con un lejano sabor a leche fermentada de verdad. ¿Es un yogur griego? No, porque por extraño que parezca, “de estilo griego” en España significa “no se parece ni de lejos al que se come en Grecia”. ¿Es un yogur artesano? Menos aún: como tiene que gustar a todo quisqui, está más domesticado que un perrito faldero. Sin embargo, la trampa de añadir nata y leche en polvo en su composición logran que el invento funcione, y la experiencia de tomarlo solo, con fruta o en cualquier otro uso es bastante placentera. Precio: 2,35 euros el kilo. Nota: 7 (M. L. I.).

Rulo vegetal My best Veggie de setas y pimientos

Se encuentra en dos sabores, de setas y pimientos o de tofu y algas. Mi favorito es, de lejos, el primero, ya que un 21% de pimiento entreverado y un 6,6% de shiitake le dan sabor y jugosidad (y el aceite de oliva, el tomate, la cebolla y las especias también ponen lo suyo). Para amalgamar, seitán -o, lo que es lo mismo, gluten de trigo y agua- y copos de avena, todo esto en forma de cilindro ancho. Puedes cortarlo fino para un bocadillo en frío, un poco más grueso para hacerlo caliente -en bocata o al plato-, cortarlo en dados si lo quieres saltear o desmigarlo para hacer una salsa para pasta. Si buscas un sustituto de la carne o pollo con una textura similar, aquí no lo vas a encontrar, pero está rico, nutricionalmente es interesante -a pesar de que el gluten lo ponga en la categoría de ultraprocesados, es un ingrediente básico para hacer seitán-, la caducidad es bastante larga y el precio por kilo es razonabilísimo. Precio, 6,75 euros los 750 gramos. Nota: 7. (M.E.).

Mix de frutos secos natural Alesto

Secos pero frescos
Secos pero frescosMònica Escudero

Un 25% de avellanas y la misma cantidad de anacardos, nueces y almendras peladas, todo crudo: este mix de frutos secos no tiene más misterio (excepto su procedencia, que no aparece en ningún sitio). Como son frutos secos crudos sin sazonar es difícil que te los comas todos de una sentada, así que la bolsa está diseñada para abrirse y cerrarse varias veces con facilidad (desafortunadamente, me di cuenta después de abrirla a lo bestia con las tijeras). Sin asomo de sabor a rancio, perfectos para llevar encima como picoteo saludable entre hora; además, hay muchísimas otras combinaciones diferentes -algunas con fruta deshidratada- pensadas para la ensalada, para combinar con aceitunas en el aperitivo o con el yogur del desayuno. Cuestan 2,29 euros los 200 gramos. Nota: 7,5. (M. E.).

Cereza 75% fruta Maribel

No es saludable, pero está buena
No es saludable, pero está buenaMikel López Iturriaga

Por una cuestión de costes, porque el público la demanda así o por una mezcla de las dos cosas, la mermelada media de supermercado suele saber muy poco a fruta y mucho o muchísimo a azúcar. Las “cerezas para untar” de la marca blanca de Lidl, que a pesar de ser de facto una mermelada no se venden con dicha denominación, suponen una sorpresa de lo más agradable en este campo. La textura es gustosa, el sabor recuerda algo al de la cereza cocinada -ese que muchos tenemos asociado al chupachús Kojac- y presenta un alto nivel de acidez, que los no demasiado golosos agradecerán más que la lluvia en plena sequía. Advertencia: que nadie se lleve a engaño nutricional por lo del “75% de fruta”, porque el producto tiene un 37,8% de azúcares libres y de ninguna manera se puede considerar un sustituto saludable de unas cerezas frescas. Precio: 1,65 el bote de 250 gramos. Nota: 7,5 (M. L. I.).

Skyr natural Milbona

Cremoso y polifacético
Cremoso y polifacéticoWikimedia

Los lácteos desnatados ni son más sanos ni adelgazan, y además suelen tener una textura aguadilla que los hace bastante poco agradables al paladar. Pero este queso con pinta de yogur -aunque ambos son lácteos fermentados, el skyr doblemente- de origen islandés es una honrosa excepción. Su cremosidad, que se consigue eliminando gran parte del suero durante la producción, lo hace perfecto para comer solo, tal cual -además es muy poco ácido, lo que para algunos es una ventaja- con fruta y frutos secos o usarlo como ingrediente en salsas para ensalada, untables como el tzaziki, para aportar textura a cremas de verdura calientes y frías o rematar un plato de legumbres con curry. Venden versiones con frutas, pero me quedo con el natural porque sirve para casi todo, es saludable y está bueno, todo son ventajas. Cuesta 0,79 los 150 gramos. Nota: 8 (M.E.).

Hamburguesas 99% carne Pirineos eco

Volveremos a por más, sin duda
Volveremos a por más, sin dudaMònica Escudero

99% de carne tierna y con el porcentaje de grasa perfecto, picada pero no demasiado por lo que mantiene la textura, 0,9% de sal y un poco de pimienta, esos son todos los ingredientes que llevan estas hamburguesas. Sin ser una persona muy carnívora, he disfrutado cada bocado, y también se agradece que tengan un tamaño y peso razonable -120 gramos por unidad, vienen dos en el pack- en lugar de las hamburguesas pantagruélicas de 200 gramos que sueles encontrar en los supermercados cuando la carne es de calidad (supongo que fruto de la tendencia hostelera de servir hamburguesas gourmet gordísimas a las que recientemente están desbancando las smash burgers). Cuestan 2,99 los 240 gramos (poco más de 12 euros el kilo). Nota: 8. (M. E.).

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