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Chocolate, vainilla o fresa: tres tartas de cumpleaños para celebrar

En un día tan especial queda regular que la tarta sea de las industriales del súper. Te damos tres recetas fáciles para que la próxima celebración sea un festival dulcero.

Cumpleaaaaaaaños feeeeeeliiiiiiiiiiiz
Cumpleaaaaaaaños feeeeeeliiiiiiiiiiizDIEGO DOMÍNGUEZ ALMUDÉVAR
Diego Domínguez Almudévar

Soy de los que defienden que no hace falta una razón para hacer una tarta: todos los días son buenos para preparar una, y sobre todo para comérsela. Pero bueno, desde luego lo que no puede ser bajo ningún concepto es que falte en un cumpleaños. Puedes ir al supermercado y comprar una, claro, ¿pero quién quiere una tarta prefabricada en su día más especial? A mi, aquí os lo dejo dicho, no me compréis regalos: hacedme una tarta casera y cumpliréis todos mis deseos cumpleañeros.

Meterse en la cocina el día de tu cumpleaños a hacer veinte preparaciones diferentes y no poder estar pendiente del teléfono para recibir las llamadas de todos tus tíos, cuñados y excompañeros del instituto no es el mejor plan del mundo. O peor aún: la vergüenza que sentirías al comprometerte a hacer la tarta para el cumpleaños de alguien importante -¡de tu hijo, imagínate!- y que el resultado sea seco, o no esté a la altura del niño de tus ojos. Por eso hoy en El Comidista os traemos tres tartas fáciles de preparar, sencillas en concepto, e infalibles. Bizcochos jugosos, coberturas brillantes y dulzonas, y cumpleañeros e invitados felices; tartas que pueden preparase el día anterior de la celebración, y que a pesar de su sencillez quedan preciosas y te hacen quedar como el anfitrión ideal.

Aunque la repostería parezca un mundo hermético, lo cierto es que da mucho juego. Hoy os traemos dos tartas más sencillas y una un poco más sofisticada, pero si ninguna de las tres te convence (tiquismiquis), puedes combinarlas y reinventarlas a tu antojo: esa receta de bizcocho de yogur que te enseñó tu madre con el frosting de chocolate de la primera tarta, los bizcochos de mantequilla de la segunda con ese frosting de trufa que tanto te recuerda a tu infancia, o la mermelada de fresa de la tercera con los bizcochos de chocolate de la primera. Eres el dueño de tu propia tarta, no dejes que nadie te diga lo contrario.

TARTA DE CHOCOLATE

Tres bizcochos de chocolate con base de aceite y kéfir, jugosos y densos, cubiertos con un ganache de chocolate dulce al punto justo. El café de los bizcochos no hace que sepa a café, solo potencia el sabor a chocolate, pero si te niegas a ponerlo puedes sustituirlo por agua perfectamente.

Dificultad

Extender bien el frosting

Ingredientes

Para los tres bizcochos

Para el frosting

Preparación

  1. Engrasar tres moldes de 22 cm de diámetro aproximadamente y cubrir las bases con papel vegetal. Preparar el café. Calentar el horno a 180 grados, calor solo por abajo.

  2. En un bol mediano, añadir el cacao en polvo, la harina de trigo, el bicarbonato, la levadura química y la sal. Mezclarlo y reservar. En otro bol más grande, combinar el aceite de girasol, los huevos, el kéfir, el azúcar y el azúcar moreno, y mezclar hasta que sea homogéneo.

  3. Tamizar un tercio de los ingredientes secos en el bol de los húmedos, y después mezclar con la ayuda de una espátula, haciendo movimientos envolventes. Repetir los otros dos tercios. Cuando la masa sea completamente homogénea, añadir el café poco a poco, integrándolo con la espátula. Al principio costará, pero se acabará formando una mezcla homogénea.

  4. Dividir la mezcla entre los tres moldes, 600 gramos en cada uno aproximadamente. Golpear los moldes contra la encimera un par de veces y meterlos al horno precalentado, durante 25-30 minutos, o hasta que al clavar un palillo en su centro salga limpio.

  5. Dejar que los bizcochos reposen cinco minutos, y después despegar las paredes del molde con un cuchillo. Invertir los moldes, sacar los bizcochos y retirar el papel vegetal. Transferir los bizcochos a una rejilla y dejar que se enfríen completamente (al menos dos horas). Pueden hacerse el día previo a montar la tarta y reservarse en la nevera envueltos en papel film.

  6. Una hora antes de montar la tarta, preparar el frosting: añadir a un cazo la nata y el azúcar, y calentar sobre fuego medio-alto hasta que humee, removiendo frecuentemente para que el azúcar se disuelva. Mientras, picar el chocolate y cortar la mantequilla fría en cubos. Cuando la mezcla esté caliente, apagar el fuego y añadir el chocolate y la mantequilla. Remover hasta que esté disuelto e integrado. Retirar el cazo del fuego y dejarlo enfriar a temperatura ambiente, hasta que sea muy espeso pero aún moldeable (de 35 a 45 minutos).

  7. Para montar la tarta: colocar un bizcocho en un plato con la parte lisa -la que tenía el papel- hacia arriba, y extender un cuarto del frosting por su superficie, formando una capa de similar grosor y que llegue hasta los bordes. Colocar otro bizcocho encima, y repetir el proceso con otro cuarto del frosting. Colocar encima el último bizcocho, y aplicar otro cuarto del frosting por toda la superficie de la tarta, procurando que toda la superficie quede cubierta pero sin ser demasiado perfeccionista.

  8. Meter la tarta a la nevera 10 minutos, y después aplicar el cuarto final de frosting, ayudándose de una espátula para que quede liso. Refrigerar la tarta al menos 30 minutos antes de servirla.

TARTA DE VAINILLA Y FIDEOS DE COLORES

No hay una imagen más nostálgica de la infancia que una tarta blanca con fideos de colores por encima. Esta tarta con dos bizcochos con base de mantequilla es jugosa y sabrosa, con un intenso sabor a vainilla que la hace perfecta para los niños y también para los adultos al lado de una taza de café. Si los fideos de colores no te gustan y te quieres poner sofisticado, puedes ponerle al frosting las semillas de una vaina de vainilla, que le darán un toque más de persona mayor (qué aburrido).

Dificultad

También extender el frosting, pero en esta es menos difícil porque puedes tapar tus errores con fideos de colores.

Ingredientes

Para los dos bizcochos

Para el frosting

Preparación

  1. Engrasar dos moldes de 22 cm con mantequilla y cubrir sus fondos con papel vegetal. Calentar el horno a 160 grados, calor solo por abajo.

  2. En un bol mediano, mezclar la leche y el extracto de vainilla. En otro bol mediano, añadir la harina, la levadura química, el bicarbonato y la sal y mezclarlo.

  3. En un bol grande, añadir la mantequilla con textura de pomada y el azúcar, y cremar con unas varillas durante tres minutos, hasta que esté bien integrado y la mezcla sea cremosa. Añadir el huevo y batirlo con la mezcla durante 30 segundos. Añadir una clara y batir durante 30 segundos, y después repetir con la segunda clara.

  4. Tamizar en el bol grande la mitad de los ingredientes secos e integrarlo con las varillas. Después, añadir la mitad de los ingredientes líquidos. Repetir con las otras dos mitades, incorporando cada una por separado.

  5. Dividir la masa entre los dos moldes, unos 425 gramos en cada uno. Meter los moldes al horno precalentado y hornear 25-30 minutos, hasta que un palillo clavado en el centro salga limpio.

  6. Dejar que los bizcochos reposen cinco minutos, y después despegar las paredes del molde con un cuchillo. Invertir los moldes y sacar los bizcochos, y después retirar el papel vegetal. Transferir los bizcochos a una rejilla y dejar que se enfríen completamente (al menos dos horas). Pueden hacerse el día previo a montar la tarta y reservarse en la nevera envueltos en papel film.

  7. Para hacer el frosting: añadir a un bol el queso crema y batirlo hasta que sea cremoso. Añadir la mantequilla con textura de pomada y batirla, integrándola con el queso. Después, añadir la sal y, batiendo con las varillas a la vez, añadir el azúcar glas poco a poco. Cuando la mezcla esté incorporada, añadir el extracto de vainilla, mezclarlo, y refrigerar 15 minutos antes de montar la tarta.

  8. Para montar la tarta: colocar un bizcocho en un plato y extender un tercio del frosting por su superficie, creando una capa homogénea. Colocar el segundo bizcocho encima y extender otro tercio del frosting por toda la superficie de la tarta, procurando que toda la superficie quede cubierta pero sin ser demasiado perfeccionista. Meter la tarta en la nevera 10 minutos, y después aplicar el tercio final de frosting, ayudándose de una espátula para que quede liso. Finalizar con los fideos de colores. Refrigerar la tarta al menos 30 minutos antes de servirla.

TARTA DE FRESAS Y NATA CON MERMELADA CASERA

La combinación de fresas y nata no es nueva para nadie, pero está buenísima. Esta tarta exalta esa preciosa y deliciosa unión: dos bizcochos esponja emborrachados con sirope de fresas, con nata montada mezclada con crème fraîche para darle un toque diferente, mermelada casera con el sabor a fresas más intenso que hayas probado, y por supuesto, láminas de fresas frescas.

Dificultad

No llorar de felicidad al ver lo bonita que es.

Ingredientes

Para la mermelada de fresas (sobrará)

Para los dos bizcochos esponja

Para el sirope de fresas

Para la nata

Además

Preparación

  1. Para la mermelada: limpiar las fresas y picarlas en trozos pequeños. Triturar la mitad y mezclarlas todas en una cacerola junto al azúcar . Colocar la cacerola sobre fuego medio-alto y cocinar durante una hora aproximadamente, hasta que sea espesa o llegue a los 100 grados centígrados. Rematar con el zumo de limón, transferirla a un bote y dejar enfriar por completo antes de refrigerarla.

  2. Para los bizcochos: cubrir la base de dos moldes de 22 cm con papel vegetal -no engrasar las paredes- y precalentar el horno a 160 grados, calor solo por abajo.

  3. Separar las yemas de las claras y ponerlas en boles diferentes. Añadir la mitad del azúcar y la sal al bol de las claras, y batir con unas varillas hasta que formen picos que mantengan la forma. Reservarlas.

  4. Añadir la otra mitad del azúcar y el extracto de vainilla al bol de las yemas y batir hasta que doble su volumen y coja un color más pálido. Después, añadir el aceite de girasol batiendo con unas varillas al mismo tiempo. Finalmente, añadir dos cucharaditas de agua e incorporarlas para hacerlo más líquido.

  5. Añadir la mitad de la harina e incorporarla con la ayuda de una espátula. Una vez integrada, añadir la otra mitad e incorporarla. Finalmente, añadir las claras montadas en el bol de las yemas, en tres tandas e incorporándolas con una espátula haciendo movimientos envolventes, tratando de deshincharlas lo menos posible.

  6. Dividir la masa entre los dos moldes, unos 190 gramos en cada uno. Darles golpes contra la encimera y meterlos al horno durante 25 minutos, o hasta que un palillo insertado en el centro salga limpio.

  7. Al sacarlos, dejarlos enfriar dentro del molde, invertidos, encima de una rejilla durante 30 minutos (el bizcocho debería estar adherido a las paredes y no salirse del molde). Pasada la media hora, separar los bizcochos de las paredes con un cuchillo e invertir los moldes. Retirar el papel vegetal.

  8. Para el sirope de fresas: quitar el tallo a diez fresas, trocearlas y después añadirlas a un bol junto al azúcar. Mezclar bien, cubrir el bol con papel film y colocarlo encima de una cacerola con dos dedos de agua hirviendo (al baño maría). Dejarlo encima de la cacerola 30 minutos, removiendo una vez a la mitad. Tamizar el sirope y reservarlo (las fresas “residuales” pueden comerse y están muy buenas)

  9. Para la nata: en un bol, añadir la nata, la crème fraîche, el azúcar y la sal. Montar con unas varillas hasta que haga picos que mantengan la forma.

  10. Para montar la tarta: cortar las fresas en láminas, mezclarlas con un poco de azúcar, y dejarlas macerar 10 minutos. Colocar un bizcocho con la parte porosa hacia arriba (la que tenía el papel vegetal) y empaparlo con el sirope. Cubrir su superficie con la mitad de la nata, y después con mermelada. Colocar un tercio de las fresas por encima, y después añadir cucharillas de mermelada por encima. Poner el segundo bizcocho encima y repetir el proceso, pero añadiendo los dos tercios de fresas restantes al final y rematando con un poco de sirope. Refrigerar la tarta al menos media hora antes de servirla.

Mirad qué preciosidad
Mirad qué preciosidadDIEGO DOMÍNGUEZ ALMUDÉVAR

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Sobre la firma

Diego Domínguez Almudévar
Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense y ha trabajado en televisión desde entonces. Pero su verdadera pasión es la divulgación gastronómica: sube vídeos a YouTube y a TikTok desde hace años y también escribe recetas donde le dejan. Le encanta la comida del mundo entero, aunque tiene devoción por la asiática y la picante.

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