Ocho lasañas para todos los gustos
Con la pinta que tiene, es perfectamente comprensible que la lasaña sea la comida favorita de tanta gente. Con estas ocho recetas diferentes que te damos, directamente colonizará el universo.
Una mezcla de capas de pasta con un relleno jugoso, salsa de tomate y bechamel rematadas con el toque crujiente del parmesano gratinado: es perfectamente comprensible que la lasaña sea la comida favorita de muchísima gente. No hay ambientador que se pueda comparar al aroma de una buena lasaña saliendo del horno, y aunque tradicionalmente es un plato casero se ha ganado por derecho propio un rincón en la alta cocina (de la mano del chef Massimo Bottura).
Aunque la opción más popular es la lasagne alla bolognese -puedes preparar la salsa que le sirve de base y da nombre con la receta que compartimos en este vídeo- se pueden preparar diferentes versiones más o menos canónicas con ingredientes variados. En la entrada de hoy la prepararemos vegetariana y vegana, de temporada e incluso una versión fría (como una ensalada de pasta presentada en capas, que no se nos enfade ningún italiano). Lee nuestras propuestas y ve poniendo a hervir el agua para cocer las placas, porque las vas a necesitar.
Muchas espinacas, un poco de salmón, cebolla y crema agria
Dora dos cebollas hermosas en una sartén grande, con un poco de aceite y un poco de mantequilla (y una pizca de sal). Cuando huelan bien y tengan un color dorado intenso, añade un filete de unos 200 gramos de salmón. Cuando esté cocinado, desmígalo y añade a la sartén un kilo y 200 gramos de espinacas frescas o descongeladas, previamente hervidas durante tres minutos si son grandes y la hoja es un poco dura, algo que no será necesario si son pequeñas.
Prepara una bechamel con el sistema que te mostramos en este vídeo con 600 ml de leche, 40 g de harina y 40 de mantequilla, dorando bien la segunda -pero sin que se queme- para que no tenga sabor a crudo, y añádele unos 200 g de crème fraîche. Guarda una cuarta parte y mezcla bien el resto con la mezcla de espinacas y salmón, ajustando de sal y pimienta. Hierve suficientes placas para hacer tres capas de lasaña en el molde que vayas a usar, monta la lasaña y napa con la bechamel reservada. Si eres de los que no creen en mezclar pescado y queso, puedes espolvorear migas de pan para conseguir un gratinado crujiente.
Rápida y sin pasta
Una versión perfecta para cuando tienes de invitados a comer a tu prima la celíaca y su novio, que siempre está a plan. Esta lasaña no renuncia a la carne -concretamente, en forma de salchicha, por lo que también nos ahorramos tener que aderezarla-, pero sigue siendo bastante más ligera que la versión con pasta, que sustituiremos por unas láminas de calabaza. En lugar de la bechamel, apostamos por un queso ligero como requesón, mató o ricota, para rematar con una buena capa de parmesano que le dé sabor y crujido. ¿Ya te ha convencido? Puedes ver la receta completa en este vídeo.
Calabaza, gorgonzola y frutos secos
La calabaza llega en ese momento del año en el que pasamos de que no nos apetezca comer demasiado por la calorina veraniega a tener hambre de cosas más contundentes cuando llega la hora de ponerse la rebequita. En esta receta le damos un toque de sabor a la bechamel con queso gorgonzola -también puede hacerse con especias, más allá de la nuez moscada, y haciendo una infusión con hierbas o un hueso de jamón, si la vemos a usar para hacer croquetas de ídem-, que realza el sabor de la calabaza.
Los frutos secos también aportan en esta ecuación, no solo sabor sino también una cierta resistencia al mordisco que se suma a la capa de queso gratinado. La cantidad de bechamel que lleva es un poco menor que en las versiones cárnicas porque el relleno ya es muy blandito: si quieres que sea todavía más láctica, puedes poner un litro entero de leche (tienes la receta completa aquí).
Con setas y panceta
Saltea una cebolla grande y un kilo y 200 gramos de setas variadas como champiñones, shiitake, enoki o setas de cardo -pueden ser congeladas, frescas o mitad y mitad- con 200 gramos de panceta ibérica curada a la pimienta. No pongas demasiado aceite, porque la grasa de la panceta, cuando se funda, también irá a parar al salteado, y no hay nada peor que un relleno de lasaña aceitoso (y lo mismo con la sal). Prepara la misma bechamel que en la receta de espinacas y salmón, separa una cuarta parte y tritura el resto con un boniato cocido. Monta la lasaña con el mismo sistema que en la primera receta, remata con la bechamel sin boniato y, si puedes, gratina con pecorino trufado: la combinación de este queso con setas es imbatible.
Con brócoli, lacón y queso quark
Corta en floretes un brócoli grande o dos pequeños (necesitas aproximadamente un kilo de esta verdura). Hazlo al vapor durante ocho minutos o hiérvelo seis, y ahora que está más blando y manejable córtalo en trozos más pequeños. Tuesta unos piñones en una sartén sin aceite, y luego dora ligeramente 200 g de lacón en dados. En lugar de preparar bechamel mézclalo con 400 gramos de queso quark, móntalo como en el resto de las recetas y termina con queso de tetilla rallado antes de gratinar.
Con boloñesa de soja texturizada
Prepara una boloñesa sustituyendo la carne por 300 gramos de soja texturizada de la más fina hidratada en un litros de caldo vegetal concentrado a la mitad por evaporación (hirviéndolo a fuego medio en un cazo, destapado). Escúrrela antes de meterla en el sofrito para que no suelte demasiado líquido, y prepara la boloñesa con tu receta habitual. Además de para rellenar berenjenas, champiñones, calabacines o cualquier verdura que quieras -y posteriormente cubrirla con queso y hornearla, por supuesto- también puede servirte como base para una estupenda lasaña vegetariana. Prepara la bechamel y parmesano rallado, y procede como en las recetas anteriores. Si preparas el doble de cantidad de salsa y la congelas en raciones individuales, verás la cantidad de comidas que puede salvarte.
Vegana
Puedes rellenarla con la boloñesa de la receta anterior, con tu verdura favorita o con una mezcla de ambas (la boloñesa de soja con guisantes, brócoli, calabaza o berenjena queda de muerte). Pero la parte más difícil de preparar una buena lasaña vegana está en encontrar algo que tenga la textura y el sabor intenso del parmesano tostado de la capa superior. La respuesta a este problemón está en la receta de parmesano de frutos secos de la chef especializada en cocina vegetariana Teresa Carles (publicada en su libro Recetas y principios de la cocina vegetariana). Para prepararlo solo tienes que triturar con un robot de cocina 100 gramos de almendras, 20 de piñones, 15 de levadura nutricional, ½ cucharadita de ajo seco en polvo, una pizca de jengibre seco en polvo y otra de sal: gratinado perfecto asegurado. Para la bechamel puedes usar las mismas proporciones que en las recetas anteriores, sustituyendo la mantequilla por aceite de oliva y la leche por bebida vegetal sin endulzar.
Fría, de bonito, guisantes o encurtidos
Más que lasaña es una ensalada de pasta en forma de trampantojo. Hierve en abundante agua salada durante cinco minutos 800 gramos de guisantes (pueden ser congelados: cuenta a partir de que el agua vuelva a hervir). Pásalos por agua helada para que conserven el color y mézclalos con 300 gramos de bonito, encurtidos y aceitunas al gusto y seis cucharadas de mayonesa con dos de zumo de limón. Monta cuatro "lasañas" individuales poniendo una capa de pasta, encima ⅛ de la mezcla, otra capa de pasta, otra vez ⅛ de la mezcla y finalmente una tercera capa de pasta. Remata con un poco más de mayonesa y encurtidos picados.
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