Maridajes inesperados de cerveza: con tarta de queso o chocolate
¿Alguna vez te has sorprendido por lo bien que una cerveza combina con ciertos alimentos? Si no lo has hecho, prepárate para descubrir combinaciones inesperadas que elevarán tus comidas a otro nivel
Todos recordamos alguna comida o cena que disfrutamos muchísimo, ya sea por sus sabores, complejidad, por la compañía que tuvimos o por ambas a la vez. La comida y las bebidas tienen un punto emocional que es el condimento más especial de esta experiencia. Y no siempre prestamos especial atención a esto a menos que nos sentemos ante un maridaje específico.
Cuando decimos maridar o armonizar, nos referimos a algo más que simplemente combinar sabores o aromas. A veces estos se complementan, se contrastan y, en algunas ocasiones, hasta pueden crear un aroma o sabor nuevo. Este último sin duda es una de las experiencias mágicas por las cuales vale la pena prestar atención a cada una de estas combinaciones.
Si hablamos de cerveza, lo más probable es que la mayoría piense en la popular dorada con espuma blanca. Y si pensamos en con qué acompañarla, casi unánimemente se nos vendría a la mente pizza o hamburguesa. Pero la cerveza y la comida son un maridaje mucho más perfecto de lo que uno espera.
La cerveza es una combinación de múltiples aromas, sabores y texturas. Desde el grano, que puede tener notas de pan, tostada, caramelo, café o chocolate, hasta el lúpulo, que aporta perfiles frutales, cítricos, herbales o de resina. La levadura puede resaltar estos aromas o añadir especias como clavo, pimienta o frutas como plátano. Incluso el agua puede aportar mineralidad. Cada uno de estos aspectos puede ser combinado con tu plato preferido para crear una experiencia nueva. Vamos a ver algunos de mis ejemplos preferidos:
¿Te gusta un bikini con queso fundido? Selecciona una ale tostada y un queso con carácter, como un camembert. La cerveza aportará esas notas tostadas a pan que complementarán perfectamente un delicioso sándwich.
¿Prefieres una ensalada verde con algunos tomates maduros? Acompáñala con una saison, que le dará el aderezo perfecto: pimienta negra y una viva carbonatación para refrescar el paladar.
Para los amantes del dulce, una tarta de queso acompañada con una kriek (una cerveza belga de cereza con un toque ácido) es ideal para complementar el postre. Si eres más clásico, la kriek también va muy bien con el chocolate, evocando esos bombones rellenos de licor de cereza. Pero si prefieres terminar tu comida con una tabla de quesos, aquí hay mucho con lo que entretenerse: ya sea que optes por un queso azul con una imperial stout o porter, o algo más refrescante como combinarlo con una IPA, los quesos tienen muchísimo juego con la cerveza. Ahí está el ejemplo de los belgas, maestros en combinar quesos con cerveza.
¿Cómo probar nuevos maridajes en casa?
Solo hay que confiar en la nariz y empezar a jugar. Para saber qué aromas esperar de una cerveza, no hay más que leer su etiqueta. Con el nombre del estilo ya se puede tener una idea de algunos de sus principales sabores y aromas. Así se podrán identificar notas cítricas en una pale ale americana o una Witbier belga, plátano en una Weissbier alemana, humo en una Rauchbier o aromas similares al jerez en una Oud Bruin, como también chocolate en una Porter o caramelo en una Ale Amber.
Si se es nuevo en los maridajes, es aconsejable comenzar con sabores que ya gusten y combinar una cerveza que se disfrute con comidas sencillas para ir ajustando el paladar. Por ejemplo, probar una pale ale con pollo asado o una cerveza de trigo con ensaladas frescas.
Hay que recordar que la temperatura de la cerveza es clave para disfrutarla al máximo. Servir una cerveza demasiado fría puede disminuir sus aromas y sabores, mientras que demasiado caliente puede hacerla menos refrescante.
Al final, la clave está en atreverse a explorar y disfrutar. No hay reglas estrictas cuando se trata de maridar cerveza y comida, solo sugerencias para guiar el paladar. Cada combinación puede traer una sorpresa, y esa es la verdadera diversión: encontrar esa chispa inesperada que eleva una simple comida a una experiencia memorable. Así que la próxima vez se esté frente a una buena cerveza artesana, hay que animarse a probar algo nuevo. Quién sabe, puede que se descubra un maridaje tan perfecto que cambie la forma de disfrutar la comida y la cerveza para siempre.