_
_
_
_
LA EXPERIENCIA PERSONAL
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Educar en tiempos del coronavirus

“El alumnado es uno de los grandes perjudicados en esta situación. Hay cosas que solo se pueden reproducir en el contexto del aula, señala el autor, profesor de Secundaria

Material escolar en una de las aulas vacías por el coronavirus.
Material escolar en una de las aulas vacías por el coronavirus.Jesús Hellín (Europa Press)
Álvaro García
Leganés -

Rara. Más rara de lo que esperaba. Así está siendo la experiencia de trabajar de forma telemática siendo profesor en un centro educativo de secundaria en Madrid. Para empezar, la noticia pilló a toda la comunidad educativa a contrapié. Después de gozar de un fin de semana tranquilo, de pronto y sin previo aviso, el lunes pasado por la tarde empezó a correr el rumor de la suspensión de clases y la posterior confirmación en rueda de prensa de la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso.

A partir de ese instante comenzaron a llegar aluviones de mensajes de alumnos preguntando qué iba a suceder, otros celebrando “las vacaciones” y, por supuesto, mails de padres y madres al borde del infarto pensando en la conciliación. Mensajes que demandaban una respuesta como si yo o cualquiera de mis compañeros la tuviese, como si fuéramos un consejero o ministro más de los múltiples que tienen los gobiernos ahora. Y no, no teníamos ninguna información.

Las clases al día siguiente (sí, porque las clases se suspendieron el miércoles, no el martes) fueron lo más parecido a una película de los Monty Python. La atmósfera que se respiraba era bastante caótica y para colmo, en medio de este sindiós, apareció como caída del cielo una resolución del BOCAM donde se nos instaba a los profesores a ir al centro a trabajar en el primer párrafo del documento y a quedarnos en casa en el segundo. Tal cual.

A mí, que soy profesor de Lengua, se me vino a la cabeza Cervantes y la pelea en la venta que narra en el Quijote, donde de un momento para otro todo el mundo pierde la cabeza. ¡Qué sorpresa se llevaría el genio cervantino al ver lo poco que hemos cambiado!

A mí me toco ir los dos días siguientes y luego comencé a trabajar en casa. Elaboramos programaciones para 15 días, donde los alumnos deberían trabajar diariamente. Si ya es difícil que lo hagan cuando estamos en el aula, imaginad a distancia. Además, algunos estamos empezando a grabarnos y a hacer videollamadas con ellos. El problema es que la docencia no es un oficio que se pueda ejercer de forma telemática. Entre otras cosas, porque tan importante es el contenido como la forma de explicarlo, porque la labor del docente es convencer a su clase de que algo que no les interesa puede llegar a hacerlo. Y eso solo se puede producir en el contexto de un aula.

Por tanto, mientras se nos señala como un colectivo privilegiado en esta crisis ("qué bien vivís los profes”), se está dejando de lado el problema principal en este ámbito: que las alumnas y los alumnos son los grandes perjudicados en esta situación.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Álvaro García (Madrid, 1992) es profesor de Secundaria en un instituto público de Leganés. Esta tribuna pertenece a la serie La Experiencia Personal, que EL PAÍS Madrid publica a diario durante la cuarentena por coronavirus. Puedes leer aquí la experiencia personal de Celia Blanco (Funeral Malasañero), César Martínez (El cumpleaños de Charo se canta en el patio de luces), Esther Arroyo (“Liberar espacio: a mi abuela de 93 años la sacan de paliativos”), de Miguel del Arco (¿Cómo estar tranquilo cuando sabes que tienes una plantilla?), de Mariah Oliver (“Dos meses sin cobrar el sueldo”), de Victoria Torres (La tribu se pone en marcha) , de Juan José Mateo (Ojo, que tiene 38º) o de la Doctora María Sainz Martín (Ponerse al día).

Información sobre el coronavirus

- Aquí puedes seguir la última hora sobre la evolución del coronavirus.

- Medidas clave del estado de alarma.

- El mapa del coronavirus: así crecen los casos día a día y país por país

- Guía de actuación ante el coronavirus

- Todas las medidas contra el coronavirus en Madrid

- En caso de tener síntomas, la Comunidad de Madrid recomienda evitar acudir al centro de salud salvo casos de extrema necesidad y utilizar el teléfono 900 102 112

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_